Desde este blog y desde el fondo de mi ser quiero, una vez más, dar las gracias a esa gran familia que es la Guardia Civil por todo su trabajo desinteresado que nos permite a los demás vivir más seguros. No son sólo palabras sino la expresión de un sentimiento verdadero. Quiero también mostrar todo mi apoyo y cariño a las familias de Carlos Sáenz de Tejada y Diego Salva y a las que han visto cómo sus hogares quedaban reducidos a puros escombros. Considero que el Gobierno debería reconstruirlas mejorándolas en todos los aspectos: que lo que ETA ha destruido resurja con más seguridad, calidad y confort para todos ellos.
Ya sé que son sólo palabras que pueden dar un poco de calor en un momento dado pero que no sirven, por sí solas, para derrotar a los terroristas. Son los hechos, las actuaciones, la estrategia basada en el Estado de Derecho la que debe acabar con los asesinos. Por eso es necesario que los tres poderes actúen coordinados sin fisuras de ninguna clase y de forma continuada hasta conseguir la derrota final de ETA. Que la Ley se aplique sin mirar de reojo a izquierdas o derechas. Que la única estrategia sea la de la derrota del terrorismo y quede fuera del debate partidista. Que los medios de comunicación dejen de prestar sus espacios a los portavoces de los criminales. Que los partidos nacionalistas dejen de hablar de "conflicto" para justificar una equidistancia imposible entre los terroristas y el Estado democrático. Que no se vuelva a mencionar la palabra "Paz" como meta deseable para los vascos, cuando aquí de lo que se trata es de acabar con el chantaje sistemático de ETA.
Los ciudadanos necesitamos confiar en que la derrota de los terroristas es el objetivo de este Gobierno y que la negociación no entra en sus planes y para eso considero que sería necesario que el Congreso de los Diputados aprobara una Resolución donde taxativamente se contengan esos extremos: que se descarta la negociación con los asesinos, que el cumplimiento íntegro de las penas va a ser una constante y que al terrorista etarra solo le queda la cárcel como futuro. La confianza sin fisuras en la derrota de ETA es la desesperanza y el finiquito de la misma. Y más allá de poses indignadas y huecas declaraciones necesitamos un gesto contundente como la derogación de la autorización del Congreso al presidente Rodríguez Zapatero para entablar el diálogo político con los terroristas, aprobada en la pasada legislatura por unanimidad de todos los partidos representados en la Cámara salvo el PP.
Como bien escribía este jueves Andrés Montero: "la estrategia contra ETA tiene que ser sostenible. Y ello quiere decir mantenerla al menos inmutable durante una década actuando contra todos y cada uno de los frentes y expresiones de ETA". Somos millones y millones los españoles que queremos vivir en Democracia, frente a los pocos que se aferran a la imbatibilidad de ETA por no querer asumir que jamás el terrorismo ha podido vencer por sí mismo a ninguna sociedad. Por eso, como ciudadanos que somos nos toca también a nosotros demostrarles a los terroristas y a sus acólitos que no van a poder salirse con la suya. Y debemos exigir a nuestro Gobierno que nos respalde, que lidere la estrategia sostenible para la derrota de ETA, y que no mantenga tratos con los etarras en nuestro nombre. Nuestra dignidad como personas debería movernos a rechazar masivamente todo intento de cesión a los criminales.
Porque ETA podrá volver a asesinar, pero si no cedemos al chantaje del terror al final lograremos derrotarles. No debe cabernos la más mínima duda: ni a los ciudadanos, ni al Gobierno.