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El blog de Regina Otaola

Los nacionalistas se retratan, como era de esperar

De nuevo ha hecho presencia el rostro auténtico del PNV en Guipúzcoa, Joseba Egibar, para echar abajo la moción de censura contra la alcaldesa de Mondragón y expulsar a los proetarras de este Ayuntamiento guipuzcoano. Otros grupos como Aralar también se han desmarcado. Sólo PSE y PP, desde luego con responsabilidades y actitudes políticas bien distintas en lo que a ANV concierne, se han mantenido en sus trece por la dignidad democrática.
No vale que Aralar se escude en que ANV está en Mondragón gracias a la política negociadora del Gobierno socialista, que les permitió concurrir a las municipales y acceder al Ayuntamiento, porque aún está vigente la Ley de Partidos, lo que entre otras cosas debiera mover a la Justicia a actuar en consecuencia para disolver a ANV como formación, superadas ya las falaces consignas que prescribían discernir entre listas “legales” e “ilegales”. ANV siempre fue Batasuna, y el PP nunca se ha cansado de denunciarlo.
Pero al margen de partidos minoritarios como Aralar, la responsabilidad más grave corresponde al PNV, que sigue siendo el partido en el Gobierno Vasco y en las tres Diputaciones vascas, gracias a la inestimable colaboración del PSE, así como gobierna multitud de municipios vascos.
Porque los hechos son tozudos y constatan que, casi una década después, el partido que se dice de la “centralidad” vasca sigue en el Pacto de Estella, y el mejor exponente de esta realidad es Joseba Egibar, con permiso del lehendakari Ibarretxe, mientras el actual presidente del partido, Iñigo Urkullu, pretenderá poner cara de bueno (por lo menos durante la investidura del presidente del Gobierno).
Ampararse en el error cometido por el PSOE al permitir que ANV se presentara en algunos ayuntamientos para no apoyar la moción de censura es desviar la cuestión. Lo que retrata al PNV es el afirmar que “hay que hacer pedagogía local” y que, por tanto, lo importante es el hacer ver a los votantes de ANV que la violencia no es el camino. Si para el PNV la moción de censura, el retirar de la Alcaldía a una persona que consiente el asesinato, no es pedagógico, entonces me pregunto, ¿qué es lo pedagógico para el PNV?
La respuesta es evidente. Lo pedagógico es mirar para otro lado cuando responsables institucionales no condenan los asesinatos etarras. Lo pedagógico es decir a una mayoría de ciudadanos que al PNV no le importan en absoluto porque lo que realmente les interesa es seguir recogiendo los frutos del árbol, las famosas nueces. Al PNV le trae sin cuidado cómo viven miles de ciudadanos en los pueblos gobernados por ANV. Son ciudadanos con miedo, ciudadanos silentes y sin libertad a los que el partido nacionalista deja abandonados a los designios de los batasunos.
Ayer leía una de las definiciones que el psiquiatra Enrique Rojas recoge en su nuevo libro. Dice que educar (hacer pedagogía en palabras de Egibar) es “preparar a una persona para que viva su vida de la mejor manera posible”. Siguiendo el razonamiento, para el PNV la mejor manera posible de vivir en el universo nacionalista es la de estar sometidos a ETA, la del miedo, el silencio y el asentimiento irracional, la del totalitarismo. ¿Por qué asusta tanto a los nacionalistas el concepto de ciudadanía?

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