Los concejales de Lizarza acudimos este martes 8 de septiembre a la Misa de la Virgen del Sagrario, patrona de la localidad, que tiene lugar en la ermita del pueblo. Éste es el tercer año en que la Corporación del PP asiste a la ceremonia y parece increíble cuánto ha cambiado el panorama de un tiempo a esta parte, porque si hace tres años debíamos acceder a la ermita fuertemente escoltados en medio de los insultos de los batasunos locales, y rodeados de medios de comunicación de todo tipo, dos años después lo hacemos sin tener que desfilar por en medio de un coro batasuno… y sin medios de comunicación.
Parece que una cosa llama a la otra, lo que da mucho que pensar…
Hace una semana ingresó en prisión una vecina de Lizarza condenada por sentencia judicial firme a 4 años de prisión por agredir a una concejala con un palo. Hubo en el pueblo un gran revuelo con manifestación incluida, como suele ser habitual cuando son detenidos los terroristas o sus colaboradores. ETA nunca pierde la oportunidad de hacerse propaganda, y como necesita la permanente, insidiosa y multitudinaria justificación de sus crímenes para mantener la presión ideológica sobre la sociedad vasca, no es raro que ellos proclamen a los suyos como "héroes", "resistentes" o "víctimas de la represión". Lo raro es que muchos medios les compren esta mercancía averiada y se presten no sólo a difundir sus reivindicaciones y proclamas –hablamos de ANV, ilegalizada por ser parte de ETA-, sino también a realizar valoraciones políticas contra el PP a partir del hecho de una condena judicial a un particular por un acto criminal. Ningún medio llamó a la concejala agredida para preguntarle qué opinaba o cómo se sentía, porque por lo visto "lo noticioso" reside en el medio centenar de batasunos apiñados en torno a "los suyos", en este caso una de las cabecillas de la lista ilegalizada de ANV –lo que es como decir "una de las cabecillas de ETA en el pueblo", como bien saben todos los vecinos de Lizarza, "los suyos" y el resto.
Está claro que la normalidad, aunque sea una normalidad aparente, formal, no es noticia para los medios. Ni siquiera el atisbo de normalidad institucional y política que se ha hecho realidad en Lizarza sin demasiados aspavientos, simplemente ateniéndonos a la Ley (constitución del Ayuntamiento, izada de banderas, retirada de símbolos y fotografías de terroristas de ETA). Y es digno de celebración que así sea, aunque en la Corporación somos muy conscientes de que sólo una acción decidida y constante ha permitido reestablecer ese débil vínculo del municipio con el Estado de Derecho democrático. Lo cual es, qué duda cabe, mucho más difícil de captar por una cámara de fotos o de televisión que un grupo de proetarras con ikurriñas al hombro profiriendo injurias contra los concejales y lanzando sus "gora a ETA" al aire.
Así que me pregunto: ¿qué necesidad o interés tienen los medios de recoger como noticia con foto incluida una manifestación de miembros de Batasuna denunciando la "injusticia" de una sentencia judicial firme? Cada medio está en su derecho de publicar lo que desee, pero de la misma forma que nadie entendería que se diera cobertura a una rueda de prensa de una organización ilegalizada por su apología del nazismo, parece poco comprensible el despliegue y el interés de los medios por difundir, inconsciente o inconscientemente, los mensajes de quienes no poseen ninguna representatividad democrática porque nunca han aceptado los más elementales mecanismos del sistema democrático.
Desde luego, no es un buen camino si lo que se quiere, como ahora parece querer la mayoría política de nuestros representantes en el Parlamento Vasco, es "deslegitimar el terrorismo política y socialmente". Si la normalidad política, la búsqueda de normalidad democrática en el País Vasco no es noticia, pero cada algarada, manifestación o nota de prensa de Batasuna sí lo es, ¿se conseguirá acaso esa deslegitimación social y política? Yo lo dudo mucho, porque en definitiva se están siguiendo unas pautas de sobra conocidas y que han resultado ser ineficaces porque, de otro modo, no estaríamos hablando después de 30 años de tener que conseguir la deslegitimación social y política del terrorismo como tal, de ETA como "agente político" y de su entorno batasuno de chivatos, chantajistas y colaboradores políticos.
A los vascos no nos vale sólo con cambiar el Gobierno, con que éste mande quitar pintadas y carteles, con asumir que la Ertzaintza disuelve manifestaciones proterroristas. La visibilidad de los voceros de ETA, su influencia ideológica en el día a día desde los ayuntamientos que a fecha de hoy todavía gobiernan y desde otras instituciones públicas como ikastolas, centros de euskera, sindicatos y diversas ONG, sumado a la amplia cobertura mediática que se presta a sus reclamaciones y protestas son otros de los puntos negros de nuestra realidad cotidiana, y debemos permanecer vigilantes al respecto. Para deslegitimar social y políticamente a ETA hay que avanzar también por otros caminos y los medios juegan un papel decisivo e irrenunciable en esta tesitura a la hora de negar espacios a quienes, como es de sobra conocido, sólo sirven al discurso del Terror contra la Democracia.