Este viernes se ha despedido de la COPE Federico Jiménez Losantos, después de casi dos décadas de trabajo en la emisora que le ha visto crecer como comunicador y consolidarse como una de las voces españolas más críticas con el Poder. Con el Poder del signo que sea: mediático, financiero, político (a izquierda y derecha)...
Justo es por tanto reconocer la deuda contraída con quien ha hecho del lema España y Libertad la mejor guía moral para aprender a movernos libremente en los momentos más turbios por los que ha transcurrido la vida política y social española en Democracia. Con coraje.
Pero esta nota no pretende ser un obituario, porque Federico, como César Vidal, están vivitos y coleando y probablemente se crezcan como en tantas otras ocasiones ante esta nueva adversidad: ahí está el nuevo proyecto de EsRadio, que seguro gozará de éxito, como sigue gozando de muy buena salud este propio diario donde escribo desde hace dos años.
La razón es otra: quiero mostrar mi gratitud a esos dos comunicadores, pero también mi preocupación sincera por lo que entiendo que es una nueva falla de libertad en nuestra democracia. Porque muchos, cientos de miles de españoles van a perder la oportunidad, el derecho a ser informados por alguien que pierde su puesto de trabajo por lo molesta que les resulta a algunos su libérrima capacidad de decir siempre lo que piensa, lo que cree que es verdad, pese a quien pese y caiga quien caiga, como muy pocos o casi ninguno se han atrevido a hacer en la radio, en la prensa, en la televisión o en internet. Y durante tantos años.
Aquí además vamos a sentir de manera más directa si cabe esta despedida. Porque Federico ha sido también la voz que durante años penetraba de noche, cuando conducía La Linterna, en los hogares de miles de vascos que no se resignaban al silencio atemorizado o a la complacencia con el discurso político hegemónico de la mayoría de los medios de comunicación públicos y privados. Era entonces la voz áspera de la verdad y el chorro refrescante de la esperanza para todos aquellos que no queríamos someternos.
Contra el Felipismo, el Gal y la corrupción; contra el separatismo de nacionalistas catalanes y vascos, de Pujol a Arzalluz y de Ibarretxe a Carod-Rovira, y contra los apaños con la ETA de casi todos los partidos políticos; por el esclarecimiento de la verdad en el 11-M, dando voz a las víctimas del terrorismo en primer lugar y a periodistas excepcionales como Luis del Pino, implicados en la investigación al margen e incluso en contra de las instancias oficiales. Contra los adalidades del buenismo en la negociación con los terroristas durante el "proceso de paz"...
Por todo ello la gratitud y el reconocimiento a su labor y a su trayectoria. Pero también la enhorabuena por el inicio de una nueva andadura que nos permitirá seguir escuchando cada mañana su opinión insobornable en las ondas. Sólo me cabe añadir que espero que este nuevo proyecto sea apoyado y ampliado por todos aquellos convencidos de que es necesario salvaguardar la libertad de Prensa para proteger como es debido el sistema democrático.
Que muy pronto podamos los españoles volver a sintonizar una cadena de radio en la que Federico siga molestando a todas horas... a los que tanto se molestan cuando el locutor de radio, en consecuencia con el que es su deber profesional y cívico, les recuerda por los únicos medios de su voz y su palabra que andan desnudos a ojos de millones de españoles.