No he contemplado ni en directo ni por la tele el debate en la Asamblea sobre el Estado de la Región (de Murcia) celebrado estos últimos días. La obligada visión de dos y tres partidos del Mundial al día, y escribir después sobre ellos, me impide tener cualquier constancia, por mínima que sea, de que el mundo sigue andando.
Por lo que he podido recabar, en esta última edición del debate (que al parecer ha sido exactamente igual que las catorce anteriores), el presidente Valcárcel, cuando se van a cumplir los primeros quince años en su puesto de líder regional, sigue sin tener a nadie enfrente que tenga la envergadura política suficiente como para que al menos le alcancen las collejas o "carbotes" a media altura dirigidas por el presidente murciano. En efecto, el secretario general del principal partido de la Oposición (PSRM-PSOE), Pedro Saura, llamado en su pueblo "el huevo" debido a su respetable perímetro craneal (lo cual prometía una brillante carrera que sólo ha alcanzado en la Universidad), no ha logrado crecer en estos años lo suficiente como para alcanzar siquiera a que la opinión pública lo escuche por los micrófonos de la Asamblea, ese edificio en forma de víscera que mi recordado arquitecto Jesús Carballal llamaba "el calamar".
La culpa de que a Pedro Saura le quede cada vez más alto el micrófono en la Asamblea y en general en la Región de Murcia no es enteramente suya. Ya que el PSRM, desde que existe la autonomía, nunca ha sido otra cosa que un polvoriento pseudópodo de Ferraz, que está a lo que tengan a bien: en concreto Saura, desde el año 2004 tiene aferrado a sus pies, tirándole hacia abajo en las estimaciones de voto, al presidente del Gobierno Zapatero, cuya imagen ha sido desde la liquidación del Trasvase del Ebro sencillamente irrecuperable en la Región de Murcia, un Zapatero a quien cada vez más visualizo, no sólo en Murcia sino en todas partes, como la escena final de una reciente película de terror de Sam Raimi, "Arrástrame al Infierno". Cómo va Pedro Saura a llegar a líder respetado, o llegar siquiera a que alguien crea que ha dicho algo apreciable, si padece un peso muerto llamado Zapatero, el plomo más plomo de todos los plomos, algo a lo que nadie puede sobrevivir y que ineluctablemente va a compartir con él su futuro político. Hasta tal punto ha llegado la cosa en la Región, tan arriba el PP y tan progresiva e inacabablemente abajo el PSOE, que se sentiría bastante más ligero Saura, sin tan abrumadora hipoteca política, si le cambiaran todo lo que representa Zapatero en Murcia por disfrutar en ambos pies de un par de grilletes aherrojados a un cofre de cemento armado.