Los niños es lo que ven en casa. El juez Salvador Calero, hijo de Juan Ramón Calero, el que fuera portavoz protolassalliano o antesorayano (o sea, derecha colectivista y con ecos de los años treinta disfrazada de "liberalismo social", una imaginativa fórmula que hubiese firmado firme el ademán hasta José Antonio, que sentía por el liberalismo una pasión pareja a la que tenía con el comunismo) de los populares en el Congreso, ha intentado llegar como togado a donde no pudo llegar su papá en vida política. A vengarse del hoy presidente murciano Valcárcel, que acabó con la era de su papá, dándole una patada pero en el culo del pepero alcalde de Torre Pacheco. Y aunque sea aliándose con el comando de zapadores de la Secta, o sea, el ministro Bermejo, los fiscales del callejón oscuro y demás anticorrupciones esencialmente corruptas. Ha tenido un mes en la cárcel al alcalde de Torre Pacheco, por la valoración de una permuta de terrenos que, con los datos que ha dado en la prensa la propia señoría (por la boca muere el juez), fue, no ya correcta, sino exquisita de más. Un mes de cárcel por una cuestión técnica municipal que además resulta que, insisto, por lo que ha declarado el noble por oposición, estaba bien hecha. El fiscal anticorrupción, ese órgano siniestro que ve las cagadas de mosca en el ojo ajeno y no la gusanera de la podre en el propio, pretendía además que el burgomaestre pachequero estuviera en la cárcel hasta que las ranas criaran pelo. También todos los demás de la chupipandi, incluido el juez Calero, el niño que hace lo que ha visto en casa. La Audiencia provincial de Murcia ha sacado de la cárcel al alcalde, y sin fianza. La prensa añade que "la Audiencia respalda la actuación que han seguido el juez y la fiscalía". Precisamente al contrario. Si por la chupipandi zapadora y zetajera fuese, el presunto inocente señor García Madrid no saldría de la trena antes que el señor Charles Manson, de la familia Manson de toda la vida. Bofetada judicial, pues, a la bermejada piafante. Con el poco encaje que tiene Bermejo (quien insulta "ad mulierem" a las periodistas de la región que le preguntan un poquito), se espera que vuelva a la carga con los de la UCO del coronel Hernando, pero esta vez montados en tanquetas de la Brunete. Por abusar de autoridad y de las leyes no va a ser.