Menú

Woody Allen en Murcia o el fin del mundo

El recientemente famoso en España, y recientemente comercial también en España, director Woody Allen (lo digo porque durante decenios sus películas aquí duraban apenas una semana en cartel e íbamos a verlas los mismos cien: eso era cuando las chicas aún decían que no entendían el humor de ese judío neoyorkino tan feo y maniático: ahora todas dicen que les encanta de toda la vida el humor del judío neoyorkino, porque ya está bien visto por el "mainstream" y hace culto en sólo hora y media justita) siempre decía lo mismo cuando le preguntaban por qué salía muy poco de Nueva York: odiaba el sol y el calor, y por esos mundos pues no se sabe lo que te puedes encontrar. En Londres podía estar a salvo de estas contingencias pero, ¿y en Madrid o Barcelona? Esa era la razón por la cual no venía a España. Porque le habían dicho que aquí podía sufrir su tez pelirroja y su neurosis contra lo luminoso de la vida.

Luego se hizo viejo, abandonó alguna de sus manías gracias a la terapia de sexo según dicen intensivo que le brindó su hija adoptada Soon-Yi y le gustó Barcelona, al menos hasta que los nacionalistas le hicieron ver en qué tipo de sociedad estaba. Hoy, nochevieja, está anunciada su presencia en Murcia para tocar su clarinete de jazz (en un hotel de lujo de Polaris World, que no por nada digo siempre que ojalá toda Murcia se pareciera a Polaris). El que como instrumentista no haya obtenido ni mucho menos la celebridad a la que ha llegado con sus filmes es lo de menos. Lo de más es que el último señor del planeta que esperaríamos ver en esta dependencia sobresahariana que es Murcia en efecto podrá ser visto en temerosa carne mortal. El odiador mundial número uno del buen tiempo, en Murcia. ¿Qué prodigios veremos aún, tal vez? A Woody Allen volverse optimista. Y creyente. Y, antes que caiga el telón, arrepentirse por sus frivolidades progres. El presente ya no es lo que era.

Herramientas

2
comentarios
1 Heimdall, día

Allen no es estúpido. Las personas inteligentes se diferencian de las que no lo son, no por no cometer errores en su vida, sino por aprender de ellos. Rectificar una idea, una actitud, una manía, cuando conlleva perjuicios, es algo propio de personas listas. Lo contrario, es propio de necios ... o sectáreos sin remedio. Feliz 2009.

2 corzo1, día

Allen al sol, zETAp comprando libros, el Madrid quinto. ¡Empieza suave el 2.009!