Siento viva nostalgia por la única cena que mantuve con el profesor y escritor Arcadi Espada. No sé si hará más de un decenio, o algo menos. Presentaba en Murcia su libro sobre Josep Pla. En el aula cultural de "La Verdad", papel donde yo escribía. A la noche, tomamos algo de cocina tradicional en el restaurante de Raimundo, él, la hoy cronista social del ABC Rosa Belmonte y el que sobrefirma. Si hubiese seguido con ese tipo de veladas culturales con gente principal al menos dos veces al año, en vez de darme a la misantropía, yo incluso me habría convertido en una personita. Siempre he sido devoto de sus textos. Sin embargo, no para abominarlos. El grueso de nuestros lectores lo componen, tantas veces, los enemigos. De vez en cuando se cuela algún incondicional admirador, como me ocurre con Espada. Él podría decir, desde su autoridad, que lo he leído todos estos años para intentar darle forma a mi criterio pero no he entendido nada. Porque teniéndolo como archimandrita de la precisión periodística, hoy, por primera vez, me ha sorprendido con un artículo en "El Mundo" no del todo exacto. Incluso en algún momento ligero.
Su "Correo Catalán" del sábado, en el periódico mencionado. Habla de lo de Murcia. La cosa del consejero de Cultura de su Gobierno periférico. Nombra cuatro "falacias" que se han dicho estos días en la prensa sobre el caso. Me he sentido herido, como si su "correo", que pongo sobre la mesita del desayuno como el Evangelio, me hubiese caído en la crisma. Falacias, según Espada:
1."La falacia del Espejo". La falsa correspondencia tiroteo en Tucson/paliza en Murcia. En efecto, es falsa. Pero sobre todo porque, previamente a que se desencadenase la violencia, los republicanos jamás se ensañaron "ad mulierem" con la congresista demócrata como la izquierda sí lo hizo, sigue haciendo, con el consejero murciano. Baste recordar que se llegó a la gracia de crucificarlo en efigie, entre otras amenidades. ¿Qué no hubiesen dicho en América si, antes del balazo en la cabeza, hubiesen crucificado a la congresista demócrata y encima lo hubiesen tratado de vender como una "obra de arte"?
2."La falacia retrospectiva". Arcadi Espada, una autoridad en nuevas tecnologías, ha puesto "Clima de tensión" en el buscador "google" y no le sale nada de lo de Murcia, dice. A lo mejor nadie escribió clima, sino "atmósfera", o "ambiente", o lo que sea. Eso le lleva a escribir que "es incierto el clima de tensión". Lo que sería incierta es la frase concreta, no los hechos. La falacia de "Google". Eso que no sabemos cómo llamar, pero que existió, hizo que maltrataran físicamente dos veces a la hija del presidente regional. Que llamaran "fascistas" a sus vecinos de inmueble, al que tiraron repetidamente huevos inyectados en tinta roja (en Murcia no se conocía tanta inquina contra un edificio concreto desde la quema de la Asamblea Regional, hace veinte años: a lo mejor en la Barcelona okupa este tipo de protestas son habituales). A centímetros de donde me encontraba cientos de sindicalistas quisieron linchar al secretario de la Presidencia. Durante unos doscientos cincuenta metros, entre callejones, otros sindicalistas pararon los golpes de puño y de palitroques y sobre todo evitaron que lo pisotease la masa. "And so on". Para informarme de esto no me hizo falta consultar "google", sino estar en una calle de mi pueblo en el lugar justo y el momento equivocado. ¿"Clima de tensión" incierto previo al desencadenamiento de la violencia? Tensión, crispación. Llamémoslo X. "La Verdad" de Murcia publicó un comentario en vídeo de su director, tres días después de lo del consejero, titulado "baja el termómetro de la crispación". Luego existía un termómetro de la crispación, según editorializa "La Verdad". Lo que lo hizo bajar, momentáneamente, "un par de grados" es precisamente el "shock" de lo del consejero. ¿"Google" no tiene nada que decir?
3. "Falacia del "río suena". Totalmente de acuerdo. La izquierda empleó el término "sobrinísimo" para referirse al consejero, que no es sobrino, y fue también la palabra empleada por sus agresores. Comparten la mentira.
4. La falacia del ambiente. Volvemos a lo escrito en la falacia 2. Quizás "el ambiente" no existiera, porque ambiente no signifique nada. Pero entonces cómo nombramos a algo que desde luego que existía y sigue existiendo en Murcia, bien que rebajado (como bien dice el director de "La Verdad"). Agresiones a los vástagos mensurables, violencia documentada (y presenciada), calumnias perfectamente audibles (y grabadas). Por mí, como si no lo llaman ambiente.
Y como si Espada no hubiese escrito nunca dos o tres frases no muy afortunadas sobre lo de Murcia, en una carrera y obra deslumbrantes.