Murcia hasta el momento ha tenido poca suerte con los inversores, vamos a llamarlos así, exóticos. En lo que los cursis llaman "nuestra moderna historia", que viene a ser desde la Transición democrática, todo empezó con unos ciertos jeques árabes que, por propia mano o por alguien interpuesto, convencieron a un entonces jovencísimo alcalde de Cieza Ramón Ortiz, quien andando los años llegaría a ser secretario general del Partido Socialista Obrero Español en Murcia (y, caso raro, con el que a pesar de ser socialista me llevé siempre muy bien), sobre no sé qué de unos diamantes. El no sé qué me creo que no lo llegó a saber exactamente ni siquiera el mismo Ramón Ortiz. Por supuesto, los diamantes, si es que existieron alguna vez, volaron. Y aquello se quedó en una especie de "nuevo caso del inspector Clouseau" en la llamada Perla del Segura.
A partir del asunto de los diamantes, los teóricos grandes inversores exóticos manifestaron una especie de fijación con La Manga del Mar Menor, ya saben ustedes, los lectores de fuera de Murcia, esa lengua de arena con edificios de apartamentos, cada uno de su padre y de su madre, que se hizo muy conocida en el corcurso de Chicho Ibáñez Serrador "Un, dos, tres", porque como premio gordo la presentadora Mayra Gómez Kemp solía ofrecer un cubículo para dos personas en el dicho paraje, antes de que el veraneo televisivo "pa tos" recayera en la no muy distante de allí Torrevieja. Cada vez que venía un gran inversor de no se sabía dónde (y si se sabía, peor), manifestaba su intención de hacer de La Manga, yo qué sé, una nueva Palm Beach o una meca mundial de los casinos, una irrechazable oferta que sólo precisaba de una derrama económica mareante que, oh casualidad, en ese justo momento nunca se encontraba en forma de líquido en la cartera de los inversores, pero este detalle menor no era como para ponerse a discutir. Como hubiese dicho el Juncal de Paco Rabal, "se encontraban algo faltos de remanente", pero eso no disminuía el entusiasmo por añadirle ceros a la oferta virtual. ¿Sería por ceros? Así hasta llegar al más famoso "mangante" de todos, el anglobirmano Selva Carmichael, buscado el todo el orbe por Scotland Yard por estafador. En todo el orbe menos en Murcia. Arribó con un aparato de actrices de medio pelo, vestido con esos trajes que en el sureste asiático te hacen "a medida" en media hora y convidando a "pizzas", rumboso, a los hambrones de la prensa, y haciéndose pasar por un gran capitalista cuyas obras le precedían, aunque no había prueba alguna de tales obras (estamos hablando de una época en la que internet estaba aún en pañales). Pronto se le consideró un benefactor, si no un visionario, a pesar de que dejó fiado hasta en la pizzería. Lo curioso es que, cuando ya Scotland Yard, alertado por el olor de las pizzas impagadas, le había echado el guante, no pocos aquí lo interpretaron como una conspiración internacional de los servicios secretos contra la regeneración de La Manga.
Y llegamos al instantáneamente célebre intermediario de los Estudios Paramount con el que el presidente regional Valcárcel y su consejero de cultura se entrevistaron en Dubai, quien manifestó por escrito su interés por invertir, otra vez de forma mareante, en la Región para construir un parque temático y unos estudios de cine. Otro señor también vinculado a la Paramount en España, ni con más ni con menos autoridad que el intermediario oriental, ha negado que exista tal interés y tal posibilidad de inversión, aunque no que exista el otro tipo. Aquí al menos hay una diferencia con lo que llevamos hasta ahora vivido en la región: el tipo de Dubai era por lo visto, realmente, quien dice ser, con nombres, apellidos y cargo concreto. Con lo cual sólo caben dos posibilidades: que el intermediario de Paramount se excediera en sus atribuciones animado por la ingesta de té y dátiles, o bien que todo se trate de una estrategia de despiste de los inversores natural en toda negociación de altura, como quiere creer el Gobierno regional. La solución, pronto. Pero ya hemos adelantado mucho, con relación a otros tiempos, con lo de que los intermediarios que se entrevistan con el Gobierno regional no estén procesados en medio mundo y se los vaya a llevar la poli por el pescuezo, a media entrevista. Esto debe de ser el progreso.