Mariano, bajo la amenaza de quedarse "pallá"
Que vaya esto por delante (debería figurar entre las causas de delito de calumnia perseguibles de oficio el empezar un artículo elogiando a alguien con un "vaya esto por delante", porque el sartenazo viene siempre después, como el principiar un segundo párrafo con el clásico "sin embargo..."). Vaya esto por delante: El actual líder del PP, Mariano Rajoy, es un señor que me cae muy bien y siempre lo hará. Lo tenía todo para llegar a ser el quizás mejor presidente democrático de la historia de España: planta, verbo, sensatez, finura, capacidad, inteligencia, practicidad, organización. Hablamos de cuando los humoristas gráficos todavía no lo sacaban, todos sin excepción, con pinta barbosa de chucho desgalichado que no termina nunca de desperezarse rascándose las pulgas.
Dicho esto por delante como digo, hay que añadir lo demás. Mariano Rajoy es un señor que fuera de toda duda no tiene ahora idea de hacia dónde va ni qué quiere, pero sí sabe que va a poner toda su terquedad para viajar hacia ese lugar y deseo desconocido, y con él todo el partido. El problema del PP es que Mariano ya no es ese señor aplaciente que fuma puros y habla mucho del sentido común porque está instalado en la vida, sino que ha vuelto a ser, en una regresión temporal o "bucle melancólico", el opositor a Registros y Notarías con el culo apaisado y una sola idea simplona en mente: que las vecinas no lo señalen por la calle, el miedo al qué dirán, el pudor pequeñoburgués. "mira, rapaciña, ¿No sabes quién es? Sí, mujer, es Mariano, el que iba para presidente del Gobierno pero se lo cargaron en el último examen, pobriño, míralo ahora, ya ves, con lo derecho que parecía ir en la vida y lo contentos que estaban en casa..." Mariano padece el horror del opositor, criatura anfibia y translúcida que, por rigidez de horarios de estudio, deja de ser de su tiempo y, si fracasa, tampoco sale convertido en un señor de orden en otro tiempo, habiendo perdido la juventud pero ganado la respetabilidad social y pecuniaria. Se queda en un limbo al que popularmente se llama "haberse quedado pallá" (en Madrid, "pallaritos").
Todos conocemos a ex opositores contemporáneos nuestros que se han quedado "pallá" tras ocho, diez o quince años estudiando para reyes del mundo que tras el gran fracaso derivan en mortecinos y desquiciados paseantes de domingo y carnaza para comadres, a los que todos les huyen porque si pasas más de ocho años sin saber del planeta te quedas sin tema de conversación. Bien, pues el de Mariano Rajoy sería un asombroso e inusitado caso de opositor triunfante que llega a tener vida de opositor fracasado. De Registrador de la Propiedad a individuo que se retroalimenta con las dudas, zozobras, alienaciones, adiposidades y morenos de flexo del eterno estudiante que ya no llegará a nada en la vida y que al final se tendrá que conformar con trabajar en una pasantía por el turno de noche gracias a sus contactos familiares, como mucho, o a sentarse de vez en cuando en el sofá de la Oposición de Fraga. Tengo para mí que en el fondo Rajoy no cree en lo que dice (en que podrá alguna vez gobernar), pero no está dispuesto a que nadie más lo sospeche, como el que oculta las notas a sus padres hasta que ya no hay remedio. Es como esa diputada regional del PP murciano que me paró ayer por la calle, diciéndome que me leía puntualmente todos los días en una columna en la que hace a lo menos dos o tres cabeceras de sucesivos periódicos que me expulsaron.
Mariano a lo peor no se cree lo que dice pero quiere fracasar a lo grande, de modo que por lo menos las comadres sientan cierta piedad condescendiente de él. "Ahí va Mariano, que buen partido habría sido si se hubiese dedicado a tiempo a vivir, y míralo ahora, qué desgracia, rapaciña, qué desgracia..."
Creo que tienes razón y me da mucha pena Rajoy, yo también me desesperaría si perdiese ante semejante adversario. Pero es uno de los riesgos de la política y hay que admitirlo y si es posible, retirarse con elegancia. Al pobre lo veo manejado por cuatro monigotes que le lavan el cerebro con lo de volver al centro y sinceramente, yo creo que ya no sabe ni lo que quiere. Pero para ser presidente de un país se necesita carácter y determinación, así que le recomendaría que dejase el paso a otro. Seguro que lo que mejor le viene es dejar de ser el centro de todas las críticas.
Se le está poniendo cara de "coitus interruptus".
Sinceramente, haber aprobado una dura oposición, no garantiza que sirvas para la política, ni mucho menos para ganar elecciones. Y aunque nos duela ahí tenemos a "linces de la política" como Pepiño, Corbacho que escasamente tienen el BUP o por su edad lo que se llamaba Bachillerato. Es verdad que Rajoy lleva casi 30 años en la política, pero siempre llegó por un nombramiento del que ganaba las elecciones. Creo que en realidad para lo que sirve es para puestos "técnicos", pero no para ganar elecciones en la calle. Un buen político no es el que sabe mucho de todo, sino él que cuando llega al poder se rodea de los mejores. Eso es lo que hizo Regan cuando ganó, rodearse de grandes técnicos, gente que a lo mejor si se hubieran presentado no los hubiera votado nadie porque no comunicaban, no daban imagen, se expresaban con un lenguaje demasiado rimbombante para el ciudadano con cultura "justita" ( la mayoría en todos los paises)... os suena......