Los señores del ladrillo seguirán siendo señores en el cementerio
Con las excepciones de siempre (la primera de todas en la Región, la empresa "Polaris World", que ha entendido perfectamente de qué va esto y adapta sus ventas a un mercado real), los promotores inmobiliarios que operan en Murcia y supongo que también en España, los del ladrillo, en definitiva, aún no quieren entender algo que cuanto antes lo hagan, mejor para ellos y para todos: no pueden seguir actuando ante la crisis, su crisis, como si no hubiese crisis. La soberbia, y peor aún, la avaricia les sigue cegando. ¡Insensatos, con la que cae!
Y mira que es fácil de captar. La B con la A, BA. Si no quieren bajar los precios de los inmuebles, que es lo que hacen, quiero decir, no hacen hasta ahora en la medida en que deberían, peor para ellos y para los inmuebles. "Sería un agravio comparativo para los compradores que hace unos meses adquirieron las casas a un precio mayor". Ja. Y también, cepillos Profidén. No se les mete en la cabeza que probablemente ya nunca el mercado inmobiliario volverá a ser lo que ha sido, entre otras cosas porque la confianza se ha quebrado para siempre entre el poder político y los bancos, y a su vez entre los bancos y las promotoras. Si quieren llevar las cosas hasta el final, muchas constructoras y promotoras serán las que más inmuebles tengan sin salida de mercado en el cementerio. Porque todavía no han empezado a caer de verdad, no en concurso de acreedores, sino en quiebra patatera, promotoras inmobiliarias, que empezarán. Que sepamos, la amnistía financiera que se le ha hecho a los bancos no les alcanza a ellos. Y tampoco ese compromiso europeo para que hasta que se acabe la crisis no pueda quebrar ningún banco: nadie ha hablado de los que tienen un abultado paquete de pisos y los "chaletes" muertos de risa y esperando que los dinamiten los artificieros, porque, como me dijo una vez un empresario del ladrillo, la casa construida que no se vende se hace inhabitable en poco tiempo. Se hace arenilla, como las catedrales.
De momento lo único que mantiene con vida (asistida) a muchas promotoras son dos factores, a saber: uno, que aquí nadie está pagando a los bancos por los créditos riesgosos concedidos que no pueden, pero sobre todo quieren, devolver (ya saben el dicho popular: "no hay que darse prisa en pagar, por si hay perdón general", y vaya si puede haber perdón, vaya: de hecho es el próximo paso a seguir por nuestros intervencionistas y munificientes líderes políticos, tras absolver a las entidades financieras), y dos, que, igual que los aviones se sostienen en el aire por el miedo de los pasajeros, el mercado inmobiliario sólo muestra una apariencia de aguantar por la codicia redomada de los que se metieron a esto como se podían haber metido a cobrarles la protección a los tenderos de Chicago y la intermediación a sueldo a quien no la solicita. Ya lo he leído por alguna parte de un señor del ladrillo: "antes que bajar todavía más los precios, le regalo la casa al banco". Pues las dos cosas: tendrán que bajar los precios (según los buenos empresarios que lo han pensado o ya lo han hecho, un 25 por ciento más) y tendrán que regalarle casas al banco. Por listos. Desde luego, si esta clase de gente con moral de buscador de oro en Sierra Madre, tras que la crisis arrecie y, si está de Dios, escampe, se queda sin ganas de volver a intentar nada en un mercado que debe ser bastante más serio que hasta ahora como el inmobiliario, eso que le tendremos que agradecer a los malos tiempos.
Y mira que es fácil de captar. La B con la A, BA. Si no quieren bajar los precios de los inmuebles, que es lo que hacen, quiero decir, no hacen hasta ahora en la medida en que deberían, peor para ellos y para los inmuebles. "Sería un agravio comparativo para los compradores que hace unos meses adquirieron las casas a un precio mayor". Ja. Y también, cepillos Profidén. No se les mete en la cabeza que probablemente ya nunca el mercado inmobiliario volverá a ser lo que ha sido, entre otras cosas porque la confianza se ha quebrado para siempre entre el poder político y los bancos, y a su vez entre los bancos y las promotoras. Si quieren llevar las cosas hasta el final, muchas constructoras y promotoras serán las que más inmuebles tengan sin salida de mercado en el cementerio. Porque todavía no han empezado a caer de verdad, no en concurso de acreedores, sino en quiebra patatera, promotoras inmobiliarias, que empezarán. Que sepamos, la amnistía financiera que se le ha hecho a los bancos no les alcanza a ellos. Y tampoco ese compromiso europeo para que hasta que se acabe la crisis no pueda quebrar ningún banco: nadie ha hablado de los que tienen un abultado paquete de pisos y los "chaletes" muertos de risa y esperando que los dinamiten los artificieros, porque, como me dijo una vez un empresario del ladrillo, la casa construida que no se vende se hace inhabitable en poco tiempo. Se hace arenilla, como las catedrales.
De momento lo único que mantiene con vida (asistida) a muchas promotoras son dos factores, a saber: uno, que aquí nadie está pagando a los bancos por los créditos riesgosos concedidos que no pueden, pero sobre todo quieren, devolver (ya saben el dicho popular: "no hay que darse prisa en pagar, por si hay perdón general", y vaya si puede haber perdón, vaya: de hecho es el próximo paso a seguir por nuestros intervencionistas y munificientes líderes políticos, tras absolver a las entidades financieras), y dos, que, igual que los aviones se sostienen en el aire por el miedo de los pasajeros, el mercado inmobiliario sólo muestra una apariencia de aguantar por la codicia redomada de los que se metieron a esto como se podían haber metido a cobrarles la protección a los tenderos de Chicago y la intermediación a sueldo a quien no la solicita. Ya lo he leído por alguna parte de un señor del ladrillo: "antes que bajar todavía más los precios, le regalo la casa al banco". Pues las dos cosas: tendrán que bajar los precios (según los buenos empresarios que lo han pensado o ya lo han hecho, un 25 por ciento más) y tendrán que regalarle casas al banco. Por listos. Desde luego, si esta clase de gente con moral de buscador de oro en Sierra Madre, tras que la crisis arrecie y, si está de Dios, escampe, se queda sin ganas de volver a intentar nada en un mercado que debe ser bastante más serio que hasta ahora como el inmobiliario, eso que le tendremos que agradecer a los malos tiempos.
... Y de paso, a ver si denuncian a los ayuntamientos que, bien les chantajean, bien reciben sus sobornos, bien van a medias con ellos.
El BCE reparte gran cantidad de dinero, a precio ínfimo, entre los bancos comerciales. Los bancos comerciales, cuando se les solicita un préstamo hipotecario, tasan por encima de su valor el piso en cuestión, concediendo así más dinero y encareciendo el precio de las viviendas. Este crea una cadena inflaccionista que llama a las inmobiliaria a comprar terreno para construir más y ganar más. Los bancos tasan los terrenos que quieren comprar las inmobiiarias por encima de su valor, para conceder así mayores préstamos. Las constructoras también piden préstamos a los bancos para poder hacer frente a la demanda. Por el motivo que sea, suben los intereses, nace la desconfianza y el impago, y se paraliza este mercado de la vivienda. El particular deja de pagar la hipoteca tasada por el banco en 100 millones, y la vivienda pasa al banco, por su valor real de 50 millones, que es el precio en que la tenía que haber tasado. La inmobiliaria deja de pagar el préstamo de 1000 millones por el terreno que compró, y el terreno pasa al banco, por su valor real de 100 millones, que es el precio en que la tenía que haber tasado. Hasta que no le demos al banco los 950 millones que ha perdido por caer en su propia trampa de la sobretasación, presionará a papá Estado paralizando el dinero con la consiguiente psicosis de cierres y desempleo.