Si acaso, "lo racional" sería actuar, pero sólo por elegancia y por no asustar a los demás, como si no fuera a pasar lo que sabemos que siempre pasa. Que es por este orden lo que siempre le ha ocurrido al hombre, da igual el siglo: pérdida de todas las ilusiones, degeneración, enfermedad, muerte. Por contra, la "racionalidad" (más bien autoayuda) de la que habla "El optimista racional" es la de poner la razón y por tanto la verdad al servicio de lo que sabemos es fundamentalmente mentira. ¿Qué racionalidad tan rara es esa? Ah, la de pensar que como tenemos internet y la nueva cocina aplica el nitrógeno líquido a los alimentos la condición humana ha mejorado, cuando lo que ha hecho es perfeccionarse la desgracia.
Admito que sale más a cuenta ser optimista que no pesimista: aparte que uno sufre menos no pierde nunca su capacidad de quedarse bovinamente con la boca abierta cuando viene ineluctablemente lo malo, y yo no soy partidario de que la gente pierda el candor. Pero lo racional es lo otro. Cualquier prueba de que el análisis correcto de la vida debe hacerse en clave optimista está amañada. Nos encontramos en Occidente, siglo XXI, y "Occidente no es un lugar para una vida humana" (Houellebecq en su desigual última obra que ha salido en España, "Intervenciones"). Me suelo despertar sobresaltado por las noches pensando, a este respecto, en Pascal. Pascal, que era un científico superdotado hace casi cuatro siglos, quiso hacer un libro definitivo que probase la existencia de Dios a través del raciocinio. Lo que consiguió, con sus "Pensamientos" es el libro definitivo que prueba las angustiosas dudas del creyente Pascal sobre la existencia de Dios. Pretendió probar el optimismo y nos metió a todos, incluyéndose él, en el pesimismo. Como no podía ser de otra manera. Los "Pensamientos" de Pascal son estremecedores y no consoladores. Literatura perfecta para tenerla en la mesita del water, y no el "Marca": acojona lo bastante para soltar inmediatamente el cuerpo. ¡Y llamaron al príncipe del pesimismo Schopenhauer "el mayor saqueador de almas que jamás haya existido" (Maupassant)"! El piadoso Pascal saqueó a las almas dos siglos antes y además proponiéndose más bien lo contrario: dotarlas. Armarlas.