Lo racional es ser pesimista
Nuestras bisabuelas definían muy bien eso del "optimismo antropológico": "fulanito hace como si creyera que no se tiene que morir". La infatuación absolutamente carente de motivo de los optimistas siempre me ha cargado bastante, aún en el caso improbable que alguna vez se les haya pasado por la cabeza que se tienen que morir. Ha salido un libro llamado "El optimista racional", de Matt Ridley, que trata de argumentar eso precisamente, que lo racional en el mundo actual es ser optimista. Porque supone que lo mejor está siempre por llegar. El problema es que tarda tanto que nadie lo llega a ver con vida.
Si acaso, "lo racional" sería actuar, pero sólo por elegancia y por no asustar a los demás, como si no fuera a pasar lo que sabemos que siempre pasa. Que es por este orden lo que siempre le ha ocurrido al hombre, da igual el siglo: pérdida de todas las ilusiones, degeneración, enfermedad, muerte. Por contra, la "racionalidad" (más bien autoayuda) de la que habla "El optimista racional" es la de poner la razón y por tanto la verdad al servicio de lo que sabemos es fundamentalmente mentira. ¿Qué racionalidad tan rara es esa? Ah, la de pensar que como tenemos internet y la nueva cocina aplica el nitrógeno líquido a los alimentos la condición humana ha mejorado, cuando lo que ha hecho es perfeccionarse la desgracia.
Admito que sale más a cuenta ser optimista que no pesimista: aparte que uno sufre menos no pierde nunca su capacidad de quedarse bovinamente con la boca abierta cuando viene ineluctablemente lo malo, y yo no soy partidario de que la gente pierda el candor. Pero lo racional es lo otro. Cualquier prueba de que el análisis correcto de la vida debe hacerse en clave optimista está amañada. Nos encontramos en Occidente, siglo XXI, y "Occidente no es un lugar para una vida humana" (Houellebecq en su desigual última obra que ha salido en España, "Intervenciones"). Me suelo despertar sobresaltado por las noches pensando, a este respecto, en Pascal. Pascal, que era un científico superdotado hace casi cuatro siglos, quiso hacer un libro definitivo que probase la existencia de Dios a través del raciocinio. Lo que consiguió, con sus "Pensamientos" es el libro definitivo que prueba las angustiosas dudas del creyente Pascal sobre la existencia de Dios. Pretendió probar el optimismo y nos metió a todos, incluyéndose él, en el pesimismo. Como no podía ser de otra manera. Los "Pensamientos" de Pascal son estremecedores y no consoladores. Literatura perfecta para tenerla en la mesita del water, y no el "Marca": acojona lo bastante para soltar inmediatamente el cuerpo. ¡Y llamaron al príncipe del pesimismo Schopenhauer "el mayor saqueador de almas que jamás haya existido" (Maupassant)"! El piadoso Pascal saqueó a las almas dos siglos antes y además proponiéndose más bien lo contrario: dotarlas. Armarlas.
Si acaso, "lo racional" sería actuar, pero sólo por elegancia y por no asustar a los demás, como si no fuera a pasar lo que sabemos que siempre pasa. Que es por este orden lo que siempre le ha ocurrido al hombre, da igual el siglo: pérdida de todas las ilusiones, degeneración, enfermedad, muerte. Por contra, la "racionalidad" (más bien autoayuda) de la que habla "El optimista racional" es la de poner la razón y por tanto la verdad al servicio de lo que sabemos es fundamentalmente mentira. ¿Qué racionalidad tan rara es esa? Ah, la de pensar que como tenemos internet y la nueva cocina aplica el nitrógeno líquido a los alimentos la condición humana ha mejorado, cuando lo que ha hecho es perfeccionarse la desgracia.
Admito que sale más a cuenta ser optimista que no pesimista: aparte que uno sufre menos no pierde nunca su capacidad de quedarse bovinamente con la boca abierta cuando viene ineluctablemente lo malo, y yo no soy partidario de que la gente pierda el candor. Pero lo racional es lo otro. Cualquier prueba de que el análisis correcto de la vida debe hacerse en clave optimista está amañada. Nos encontramos en Occidente, siglo XXI, y "Occidente no es un lugar para una vida humana" (Houellebecq en su desigual última obra que ha salido en España, "Intervenciones"). Me suelo despertar sobresaltado por las noches pensando, a este respecto, en Pascal. Pascal, que era un científico superdotado hace casi cuatro siglos, quiso hacer un libro definitivo que probase la existencia de Dios a través del raciocinio. Lo que consiguió, con sus "Pensamientos" es el libro definitivo que prueba las angustiosas dudas del creyente Pascal sobre la existencia de Dios. Pretendió probar el optimismo y nos metió a todos, incluyéndose él, en el pesimismo. Como no podía ser de otra manera. Los "Pensamientos" de Pascal son estremecedores y no consoladores. Literatura perfecta para tenerla en la mesita del water, y no el "Marca": acojona lo bastante para soltar inmediatamente el cuerpo. ¡Y llamaron al príncipe del pesimismo Schopenhauer "el mayor saqueador de almas que jamás haya existido" (Maupassant)"! El piadoso Pascal saqueó a las almas dos siglos antes y además proponiéndose más bien lo contrario: dotarlas. Armarlas.
Es imposible una consideración seria sobre la humanidad que pase por el concepto "progre" de que nos encaminamos hacia el amejoramiento y la felicidad. O, como mantiene "El optimista racional", que no vivimos en el mejor de los mundos posibles pero sólo porque el del mañana será aun más bueno. El hombre no es más feliz porque las grandes cuestiones siguen estando ahí, sin despejar. Dios, obstinado, sigue después de cuatro siglos sin responder al impresionante llamado de
Pascal. Parece que la gente se ha cansado de esperar. ¿Estamos mejor que en toda época? La esperanza de decrepitud ha aumentado mucho, es verdad, en los últimos años, pero nadie espera vivir más años de juventud, que se sigue acabando exactamente a la misma edad. O sea, que todo lo que merece la pena se sigue acabando en el mismo momento de hace veinte siglos. Tampoco nadie parece haber llevado paz a su espíritu por poder leer ya los periódicos en el iPad. Y además, si nos ponemos materialistas y pedestres, la fruta que venden ya no tiene el aroma que tenía la de antes.
Pascal. Parece que la gente se ha cansado de esperar. ¿Estamos mejor que en toda época? La esperanza de decrepitud ha aumentado mucho, es verdad, en los últimos años, pero nadie espera vivir más años de juventud, que se sigue acabando exactamente a la misma edad. O sea, que todo lo que merece la pena se sigue acabando en el mismo momento de hace veinte siglos. Tampoco nadie parece haber llevado paz a su espíritu por poder leer ya los periódicos en el iPad. Y además, si nos ponemos materialistas y pedestres, la fruta que venden ya no tiene el aroma que tenía la de antes.
Lo verdaderamente racional en este mundo sería salir corriendo.
Muy bueno Jose Antonio. Yo creo que al final todo se reduce a creer o no en Dios; llevamos dándonos de hostias desde hace siglos por esa cuestión y seguiremos haciéndolo hasta el final del Tiempo. Aunque su motorizado Profeta (Hawking) haya concluído que Dios no existe, cosa que yo también pensaría si la mayor parte de mi vida hubiera transcurrido en sus condiciones físicas aún sin tener la décima parte de su estupendísimo cerebro. Te dejo lo último: http://elblogdekufisto.blogspot.com/2011/02/el-huevo-cuadrado-primera-parte.html Un saludo y felicidades.
Occidente, y España en particular, es la mejor demostración de la existencia de un Dios providente y humano, en Cristo, y de que las puertas del infierno no prevalecerán: Es imposible que pese a todo, estemos lo bien que estamos, pero estamos. Pese a todo, hay (un poco de) esperanza.
Me encanta lo de perfeccionar la desgracia, me parece una genialidad, ¿cómo expresarlo mejor? Tienes razón, si hubiésemos encontrado el modo de prolongar la juventud, y no me refiero al plan de tengo cuarenta pero cierro los ojos y realmente puedo seguir haciendo lo que quiera como cuando tenía veintidós, realmente habríamos avanzado. De todas formas, si no intentásemos perfeccionar la desgracia, nos meteríamoso de lleno en ella, y sí, saldríamos corriendo. En cuanto a lo de la fé, el otro día me quedé con una frase, pero no recuerdo dónde la leí(perfeccionando el Alzheimer), "Nietsze ha muerto", firmado Dios. Me encanta. La penúltima entrada del blos de Kufisto me parece buenísima.
"Dios ha muerto". Firmado: Nietzsche "Nietzsche ha muerto". Firmado: Dios "Dios ha muerto, Nietzsche ha muerto... y yo mismo no me encuentro muy bien". Firmado: Woody Allen Esto de volver del revés algunas frases célebres que se usan a modo de eslóganes o consignas, a veces da resultados brillantes. En algún sitio leí, hace tiempo: "La revolución es el opio de los intelectuales", parodia de la famosa frase de Marx sobre la religión.
Sobre el perfeccionamiento de la desgracia (interesante y brillante expresión) este video es una muestra de cómo se ha perfeccionado la desgracia en los últimos doscientos años. Al hilo de esto, tengo que hacer una puntualización a José Antonio: el optimismo, esto es, el concepto de que nos encaminamos hacia el amejoramiento y la felicidad, no es patrimonio exclusivo de los progres, puesto que lo comparten a medias con los liberales. Hace unos días, escuchando la entrevista que le hizo Mario Noya, oí a Savater decir que los progresistas son optimistas; y los reaccionarios o conservadores, pesimistas (refiriéndose concretamente a Cioran). Entonces fue cuando pensé que, de ser cierta esta teoría, los liberales, los de Hayek y compañía, también pertenecen al grupo de los optimistas. Finalmente, hay que añadir también a los NeoProgs, aunque estos son más raros que un perro verde. Este pesimismo de JAMA me ha recordado al del lustre y difunto tío de la Lideresa. Para él, envejecer, morir, eran el único argumento de la obra.
Soy creyente,probado en el yunque de la enfermedad y te puedo decir,estimado paisano,que mi fe me hace plantearme la vida con la valentía suficiente para torear cada instante que venga. La fe no quita el miedo,lo asume. Como bien dijo Muñoz Seca: Me pueden quitar la vida pero no el miedo... Hay que seguir adelante.
Pido perdón por haber escrito Nietzsche tan mal y haberle puesto acento a la fe. Insisto, progresando en el Alzheimer.
Caminant, la frase de Muñoz Seca es más o menos así: "Me podéis quitar todo, la familia, la libertad, mis bienes, Pero, ¿sabéis lo que no podréis quitarme jamás? El miedo, este miedo horrible que tengo." No la escribió, sino que se la dijo a uno de sus carceleros, de modo que no hay una versión fija.
Pues sigo sin tener claro si salir corriendo pesimistamente o quedarme quieto optimistamente porque al igual que cuando leí el Así habló Zaratustra del Nietzsche ese al terminar me quedé mucho peor que antes por el cacao mental que me formó el señor Friedrich con sus filosofantes pensares.Así que seguiré dando gracias a Dios cada dia que me levante de la cama sin que me ayuden y más gracias a Dios si puedo ayudar a alguien.
Sois unos faci-ta, hoy tamos mejor que ayer y mañana ETAremo mejó. Lo ice Rubalcabra y ya lo diho Nuestro Señor Zapatero. Hay que se ortimitta, que la Pa esta aqui ar lao
Hola, os pongo un link a un caso claro de compra de votos en la Murcia irredenta http://www.laverdad.es/albacete/v/20110215/provincia/empleos-para-parados-hellineros-20110215.html