La ex ministra Narbona y su jefe fueron el inicio del mal
Me detengo en una entrevista de provincias a la ex ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, este fin de semana. "El Trasvase Tajo-Segura es una cuestión de Estado, no una cuestión autonómica". Exactamente al revés de todo cuanto ella hizo y significó mientras fue ministra. La titular de Medio Ambiente Cristina Narbona, y su presidente Rodríguez Zapatero, actuaron en todo momento durante la primera legislatura del segundo como si los trasvases no fueran ninguna cuestión de Estado, sino precisamente la cuestión más autonómica de todas.
Tan autonómica como que fue el primer punto, el innegociable, por encima incluso de las transferencias de dinero, que puso sobre la mesa Esquerra Republicana de Cataluña para apoyar al Gobierno de Zapatero el primer día de la llegada de éste al sillón. Fue, como digo, la cuestión autonómica entre las autómicas, localista entre las localismos, insolidaria entre las delicuescencias, campanaria entre los campanarios. Y un Gobierno desde el primer momento tan sensible a toda exigencia que desuniera los territorios del Estado, y no al revés, le dio a la demanda separatista el tratamiento de honor adecuado, comprendiendo perfectamente la importancia de lo que se estaba fundando en aquel momento: la derogación del trasvase del Ebro fue la primera medida importante tomada por el Gobierno de Zapatero, prácticamente de madrugada, sin haber deshecho las maletas y a la luz insomne de una bujía, en esa hora fría que precede al alba en la que se toman todas las decisiones liberticidas del mundo, desde la lucecita franquista del Pardo hasta lo de aquel Zapatero con prisas por amarrar el eje de hierro con los enemigos de España, pasando por las inacabables veladas de aquel Fidel Castro que no dormía.
No, señora Narbona. El Trasvase del Tajo, como el del Ebro, como a partir de aquel siniestro 2004 ya cualquier otro trasvase, ya no pueden ser cuestiones de Estado desde el exacto momento en que los socialistas españoles en el Gobierno decidieron que la labor del Estado no llegaba hasta ahí más que para obedecer y agachar la cerviz, porque quien mandaba sobre su agua eran los diversos pero iguales sátrapas locales. No nos venga ahora en plan gran madre constitucionalista y estadista "dilettante" con el asunto hídrico, porque ese rollo sobrevenido no se lo tragan ni las ranas.
Tan autonómica como que fue el primer punto, el innegociable, por encima incluso de las transferencias de dinero, que puso sobre la mesa Esquerra Republicana de Cataluña para apoyar al Gobierno de Zapatero el primer día de la llegada de éste al sillón. Fue, como digo, la cuestión autonómica entre las autómicas, localista entre las localismos, insolidaria entre las delicuescencias, campanaria entre los campanarios. Y un Gobierno desde el primer momento tan sensible a toda exigencia que desuniera los territorios del Estado, y no al revés, le dio a la demanda separatista el tratamiento de honor adecuado, comprendiendo perfectamente la importancia de lo que se estaba fundando en aquel momento: la derogación del trasvase del Ebro fue la primera medida importante tomada por el Gobierno de Zapatero, prácticamente de madrugada, sin haber deshecho las maletas y a la luz insomne de una bujía, en esa hora fría que precede al alba en la que se toman todas las decisiones liberticidas del mundo, desde la lucecita franquista del Pardo hasta lo de aquel Zapatero con prisas por amarrar el eje de hierro con los enemigos de España, pasando por las inacabables veladas de aquel Fidel Castro que no dormía.
No, señora Narbona. El Trasvase del Tajo, como el del Ebro, como a partir de aquel siniestro 2004 ya cualquier otro trasvase, ya no pueden ser cuestiones de Estado desde el exacto momento en que los socialistas españoles en el Gobierno decidieron que la labor del Estado no llegaba hasta ahí más que para obedecer y agachar la cerviz, porque quien mandaba sobre su agua eran los diversos pero iguales sátrapas locales. No nos venga ahora en plan gran madre constitucionalista y estadista "dilettante" con el asunto hídrico, porque ese rollo sobrevenido no se lo tragan ni las ranas.
Sociatas criminales. Nunca olvidaremos el agua que nos habéis negado, no se sabe todavía por qué. Quizás solamente por hacer daño. Esperamos el día de la gran venganza. Viva siempre la Libertad.
espero con ansiedad ese dia de la gran benganza ,pero meda que no vivire lo suficiente. pasado ese año fatidico donde los sociolisto se vendieron a los nacionalistas negandole el agua a media españa sin ser de su propiedad empezo el fin de esta nacion, quisiera vivir lo suficiente para ver como los separatistas catalanes se tragan todas las mofas que de los españoles hicieron, o ver como se aclara el golpe de estado que supuso el once M y su suvida al poder con 200 mertos y 1800 eridos o mutilados. si esisten los milagros quizas lo consiguiera soy crellente y no me desanimo
El periódico La Verdad, perteneciente a un grupo teóricamente de derechas, Vocento, se está convirtiendo, el periódico, digo, en algo repugnante.
parar y no perder detalles de la traducción (subtitulos) y luego ya verlo sin parar, merece la pena. Si en vez de poner una entrevista, destacada en primera página, sin resaltar el pelaje y "la hsitoria" de quien dice lo que se resalta en el titular, se ejerciera el periodismo, como lo hace este brasileño, la sociedad no estaría tan desconcertada, que no adormecida. Sirva de ejemplo del papel de los medios de comunicación. http://www.youtube.com/watch?v=eppF4vcjb5E&feature=player_embedded
De acuerdo, ABARCA. Pero no sé yo si Valcárcel manda más romana que Cospy. Muy raro tanto silencio con el estatuto manchego. Sobre lo que alguien dice de LA VERDAD, no lo veo exactamente así. Puede que tenga en nómina mucho progre-pijo, pero el periódico es muy esponjoso y resulta muy útil en momentos de desazón intestinal. Procura una higiene rápida muy notable. Saludos.
Estimado don José Antonio: Solo un breve recordatorio del origen de la "guerra del agua" y es que ésta comenzó en el seno de la PSOE,S.A. El PHN fué la continuación de una idea rescatada por Borrell del baúl de proyectos que se quedaron guardados con motivo de la nefasta II República, y de quien por cierto, la morritos Narbona era entonces su mano derecha en aquellos días del felipismo. Cuánto puede llegar a cambiar de opinión una socialista, es algo que hemos contemplado con asombro durante la primera legislatura Zejatera, donde nos llegaron a decir una cosa y la contraria en el mismo discurso. Pero en éstas llegó Maragall y mandó parar, diciendo aquello de que "si los murcianos quieren agua, ahí tienen el mar". Después nos colocó al Zejas como mandamás de la secta sociata, y éste obediente dijo que "respaldaría todo lo que le mandasen desde Cataluña". El motivo es más que evidente: Jamás consentirá un nazionanista que otras regiones españolas puedan prosperar económicamente, pues ésto sería grave daño para su "nación" y su proyecto antiespañol, pues perderían peso político (intolerable) y a su vez tendrían un enemigo más fuerte (lo de enemigo no lo digo yo, lo dicen ellos mismos). Como veo que aún hay quien no es consciente de lo que son los nazionanismos, al lector que se queja del diario La Verdad, le recomiendo que lea las burradas que escribía el fundador del PNV Sabino Arana para que comprenda la ideología de los dueños de Vocento y su "línea editorial".
" Si a esa nación latina la viésemos despedazada por una conflagración intestina o una guerra internacional, nosotros lo celebraríamos con fruición y verdadero júbilo, así como pesaría sobre nosotros como la mayor de las desdichas, como agobia y aflige al ánimo del náufrago el no divisar en el horizonte ni costa ni embarcación, el que España prosperara y se engrandeciera." Sabino Arana, fundador del Partido Nacionalista Vasco.
Los socialistas españoles sólo hacen las cosas que a Francia le van bien: la moratoria nuclear, con lo que al depender energéticamente de ellos controlan el 25 % de nuestro PIB, y NO al Plan Hidrológico Nacional, ya que si la huerta valenciana, murciana y almeriense rindieran a tope darían de comer a toda España y a media Europa. Francia nunca aceptaría eso, y hará lo que sea para que eso no ocurra. LO QUE SEA.