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Crónicas murcianas

Futuros problemas del alcalde de Alocén, Guadalajara

Tiene mucha razón un tal Jesús Ortega, burgomaestre de Alocén, provincia de Guadalajara, pueblo paredaño al embalse de Entrepeñas, antiguo cargo del PP y ahora electo por una organización de amiguetes del buen trepar y mejor rampar, cuando dice que "si Murcia no tiene agua, es su problema". Yo no lo habría expresado mejor ni con más aseo estilístico, con esa economía stendhaliana de medios. Si llamarle corcel al caballo es hipocresía, que decía Stendhal, llamar al agua "problema de la España federal de Zapatero", "problema nacional" o "problema común de todos", por ejemplo, también es hipocresía. No. En España sobra agua y el agua no es problema. Lo que pasa es que el llover, como el fornicar que decía Cela, siempre le toca a los mismos.

Si los murcianos no tienen agua, es su problema y sólo su problema, no el problema de los demás ni del Gobierno en la nueva España de Zapatero, como bien sentencia el alcalde de Alocén Jesús Ortega, quien por supuesto sí tiene agua y quien por cierto es ex presidente de Caja Guadalajara, otra de ésas que han menudeado al abrigo del Poder regional en España. Bien, admitamoslo, es nuestro exclusivo problema, de los murcianos, aunque el asunto también pueda extenderse a ciertos almerienses, determinados alicantinos y no pocos valencianos. Hasta aquí completamente de acuerdo. ¿Qué le vamos a hacer, si es nuestro problema y esta es la España de "quien pille, pille"?

Ahora vamos a empezar a enumerar otros problemas, también suyos en exclusividad, que podrían tener el alcalde Ortega, su municipio de Alocén, la provincia de Guadalajara, la entera comunidad de Castilla-La Mancha y, sí, el país de Zapatero si resulta que el agua, como problema endémico en el que los murcianos nos tenemos que buscar la vida sin ayuda de nadie más, por esas cosas que pasan se convierte en una tragedia autonómica. Si Murcia no logra resolver su problema de agua porque aquellos a los que les llueve cumplidamente se la retiran, entonces Murcia, sin problema de conciencia ciudadana alguno, puede empezar a retirar otros servicios y solidaridades al resto del país, y concretamente a la parte do mora el simpático y realista alcalde Ortega. Por ejemplo, Murcia estaría en condiciones de cerrar el paso a Castilla como salida al mar, bien escoltada por la Comunidad Valenciana y Almería. Se tendrían que ir a Málaga a descargar
cebada, como más cerca. A lo mejor si el alcalde Ortega se sube a los picos de Guadarrama lo ve, el mar, digo, y con eso se conforma.

¿Seguimos, despabilado burgomaestre? La refinería de Puertollano puede sufrir ciertos problemas de suministro, y los castellanomanchegos calentar sus gazpachos al amor de las velas. ¿Más? Supongo que al tal Ortega, discriminador exquisito de problemas territoriales, no le importará ducharse en invierno con agua helada, con las "pelás" que caen en su tierra, porque, ¿a que no adivina por dónde dejaría de venir su gas natural? ¡Pero ya sabemos que ese es su problema, y el de los castellanomanchegos, entre otros! Así que no tenemos que preocuparnos los murcianos. El que a lo mejor debería empezar a preocuparse algo es el alcalde Ortega, a ver cómo le explica a sus vecinos que todo viene de desentenderse de los problemas particulares de Murcia... A los castellanomanchegos no les gustaría. Ni a los murcianos tampoco. Porque, aunque el alcalde Ortega no lo crea, su pueblo no es un planeta autárquico y autosuficiente. Como toque mucho las narices, ya se lo creerá.

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