Felipe González hace un llamamiento a la cabra
Fue llegar Felipe González, al que cuando gobernaba solían llamar "el chino", a Cartagena hace unos días y congratularse ante un auditorio convencido: "se ha acabado la economía del ladrillo".
Le faltó añadir al diseñador de joyas y "broker" de altos vuelos entre traficantes varios y gente de callejón oscuro: "por los poderes que me han sido conferidos, queda inaugurada de nuevo esta pobreza". La que los socialistas dejaron en la boca de lobo que a mediados de los noventa era Cartagena. En realidad, el modelo de desarrollo que siempre ha querido el socialismo para el sureste no difiere gran cosa del de la cabra ramoneando raíces leñosas mientras el tito Juan Jacobo Rousseau alecciona a los pastores en Educación para la Ciudadanía, que es la estampa bucólica tan querida a la asociación "Murcia no se vende" (no se vende porque la dejan gratis total ya que no han pasado de la economía del trueque).
Puede parecer una contradicción por un lado Rodríguez Zapatero pidiendo a los bancos que no cierren el grifo a las constructoras y a éstas que sigan emplastando argamasa a tope, y por otro Felipe haciendo un llamamiento subrepticio a las cabras primordiales y neolíticas en los mítines del retorno a la vida sencilla para que cese esa manía que le entró a los murcianos de enriquecerse sin su permiso creyendo, como Paco Martínez Soria, que la ciudad era para ellos. No hay tal contradicción. Para la religión laica de ahora, que tiene a González de apóstol itinerante, hay ladrillo bueno y ladrillo malo. El ladrillo bueno cae siempre del lado donde gobiernan socialistas y se impone a un paisaje recortado por "el señor del burro de Murcia" (que definió una vez Rosa Conde, "Risa Cunde", la llamaba Campmany, la que fue portavoz de algún gobierno de González). Por contra, el ladrillo malo es cuando gobierna el PP y en ese caso Felipe llama en sus mítines, al menos de Madrid para abajo, a la cabra, a resucitar la artesanía del esparto y a esperar en el bar, jugando al chamelo, que llegue la paga de la "peoná" falsa firmada por el señorito, o sea, él, como en su tierra.
Felipe González, que va para viejo gruñón, se nos está volviendo un nostálgico, y echa de menos aquellas ruinas económicas de sus tiempos como los niños añoran las guerras y cuando jugaban con cadáveres.
Le faltó añadir al diseñador de joyas y "broker" de altos vuelos entre traficantes varios y gente de callejón oscuro: "por los poderes que me han sido conferidos, queda inaugurada de nuevo esta pobreza". La que los socialistas dejaron en la boca de lobo que a mediados de los noventa era Cartagena. En realidad, el modelo de desarrollo que siempre ha querido el socialismo para el sureste no difiere gran cosa del de la cabra ramoneando raíces leñosas mientras el tito Juan Jacobo Rousseau alecciona a los pastores en Educación para la Ciudadanía, que es la estampa bucólica tan querida a la asociación "Murcia no se vende" (no se vende porque la dejan gratis total ya que no han pasado de la economía del trueque).
Puede parecer una contradicción por un lado Rodríguez Zapatero pidiendo a los bancos que no cierren el grifo a las constructoras y a éstas que sigan emplastando argamasa a tope, y por otro Felipe haciendo un llamamiento subrepticio a las cabras primordiales y neolíticas en los mítines del retorno a la vida sencilla para que cese esa manía que le entró a los murcianos de enriquecerse sin su permiso creyendo, como Paco Martínez Soria, que la ciudad era para ellos. No hay tal contradicción. Para la religión laica de ahora, que tiene a González de apóstol itinerante, hay ladrillo bueno y ladrillo malo. El ladrillo bueno cae siempre del lado donde gobiernan socialistas y se impone a un paisaje recortado por "el señor del burro de Murcia" (que definió una vez Rosa Conde, "Risa Cunde", la llamaba Campmany, la que fue portavoz de algún gobierno de González). Por contra, el ladrillo malo es cuando gobierna el PP y en ese caso Felipe llama en sus mítines, al menos de Madrid para abajo, a la cabra, a resucitar la artesanía del esparto y a esperar en el bar, jugando al chamelo, que llegue la paga de la "peoná" falsa firmada por el señorito, o sea, él, como en su tierra.
Felipe González, que va para viejo gruñón, se nos está volviendo un nostálgico, y echa de menos aquellas ruinas económicas de sus tiempos como los niños añoran las guerras y cuando jugaban con cadáveres.
Estimados señores, Acaban de llamarme desde Zamora para decirme que se están enviando mensajes a móviles SMS que dicen:”Para derrotar a ETA vota con todas tus fuerzas al PSOE”. Un abrazo.
Pues entonces van a perder votos a porrillo, porque, como es sabido, los progres no quieren la derrota de la ETA sino un proceso de paz a través de un diálogo sin condiciones en el que no haya vencedores y vencidos. Eso de "derrotar" a los hombres de paz es cosa mayormente de fatxas. Ya lo dijo Gemma Nierga (que por cierto, menudo programita se ha rapado esta tarde): Dialoguen... ustedes que pueden.
Es muy difícil comentar algo distinto al asesinato de este hombre. Felipe González se comenta solo: Es el jefe del gobierno GAL. Representa otra forma de combatir el terrorismo y de crear puestos de trabajo: Para lo primero, eliminación física del terrorista; para lo segundo, creación de fábricas de cal por toda España. Que éste siga siendo un referente para los socialistas demuestra a qué grado de corrupción ha llegado el PSOE. Descanse en paz el asesinado y un abrazo a las víctimas del terrorismo, que somos todos.
Por cierto, Pablo, y aunque no venga a cuento. ¿En que estais pensando en la capital para traer de entrenador a un firmante de manifiestos de apoyo a proetarras como el de Baracaldo? Muy desesperado debe de estar el presidente para recurrir a tal elemento.
Socialistas asesinados por ETA http://es.youtube.com/watch?v=UEkzFbH8UCI 9-M mm. Parabéllum
estos y otras declaraciones, las debia estar haciendo desde carabanchel, este demagogo de pacotilla. si ya es un cartucho quemado, cómo estarán los sociatas para sacar hasta los reservistas y mutilados, otra vez al frente. se están descalificando ellos mismos.
os habeís fijado cómo pontifica, como si la verdad sólo la tuviera él en exclusiva. la envidia es lo que les hace ser tan agresivos con la iglesia. no consienten ni que les discutan ni les contradigan, porque eso obliga a pensar y trabajar, y no están por la labor.
si se ha acabado el ladrillo y ahora se les acaban los orgasmos, a chiflar a la via todos. todos al paro y a la sombra.
Me huelo la mayoría absoluta para el PP, las cosas han cambiado mucho, la gente se está dando cuenta d e lo que nos está cayendo encima