Estoy aguardando tan tranquilamente este verano a que el socialcomunismo nos diga qué otro modelo que no sea el del ladrillo proponen ellos para que la Región de Murcia, no ya se desarrolle, sino simplemente sobreviva, y hasta de vez en cuando coma. Estoy esperando, sí. ¿Debo sentarme?
Porque todos saben decir que la culpa de todo es haber apostado por un modelo insostenible. Bien, yo también pienso que era insostenible, porque es imposible que todos se dediquen a lo mismo, como venía ocurriendo, y la demanda deba crecer al mismo ritmo. El problema, y gordo, viene de que todos los modelos propuestos como "sostenibles" para la Región son hambre para hoy y muerte por inanición para mañana. Podríamos cifrar en tres los grandes modelos sostenibles que han venido proponiendo los socialistas, los comunistas o simplemente los indolentes mentales y los desoficiados (los "punks", que diría el inspector Harry Callahan en "Dirty Harry"-cita cortesía de mi conbloguero Pablo Molina-). Uno es un modelo ya fracasado y en avanzado trance de desaparición. Otro no existe si antes no existe el ladrillo y otro, finalmente, es inviable. Hay un cuarto, sí, pero ningún político de los de la casta cerrada y bloqueada de ahora lo mentaría siquiera, por si le quita algún voto o por si Enric Sopena lo saca en alguna foto junto a Rajoy en su periódico progre, como me ocurrió a mí el otro día, y entonces son las madres mías.
El modelo fracasado es por supuesto el agrario. El tercer mundo, en igualdad de condiciones arancelarias, es imbatible, en calidad y cantidad. Llegará un día en que los campesinos franceses tendrán que dedicarse mejor a poner bombas en los mcDonalds para protestar contra la globalización que elimina sus privilegios. Aquí no es diferente. Todavía leo a algún pazguato hablar completamente en serio de la pérdida de "la huerta de Europa" en favor del ladrillo, como si aún estuviéramos en los años cincuenta y lo único que se trajera a los colmados desde el áfrica tropical fuera el cola-cao.
El modelo que no es modelo es el del sector terciario, de servicios. No hay servicios que valgan si antes no hay ladrillo, y no sólo ladrillo, sino campos de golf. Creo que con eso se terminó la discusión.
¿El modelo industrial? No parece que las grandes industrias estén locas por localizarse de su actual deslocalización y volver a producir en el reino de la baja productividad, la cintura de uralita del mercado laboral y el gangsterismo sindicata, apoyado de manera entusiasta por el Gobierno, el de Zapatero y antes el de Aznar. Olvídense de que las grandes industrias se nos localicen de nuevo donde podamos verlas.
Vamos a nombrar la bicha: podría haber un modelo energético. Que pasa sí o sí por las centrales nucleares. ¿Energía solar? Puede que con ella nos duchemos caliente y así nos sintamos ecosostenibles, pero parece más difícil vivir de ella. Las otras alternativas ni las menciono, porque soy de risa fácil. Los políticos de todos los partidos sólo se atreverán, porque somos así de diferentes, a cambiar la hipotética peligrosidad nuclear por la certísima peligrosidad del petróleo, la electricidad y el gas. Siempre les quedará el recurso de fomentar empresas extremadamente contaminantes o incluso explosivas a gran escala, y no es una metáfora, como las que están poniendo en Escombreras. Al final, volvemos al tercer mundo más contaminante cuando el tercer mundo ya empieza a dejar de estar en eso.
Así, el único modelo serio para la Región es precisamente el insostenible, el ladrillo. La región de Murcia será turística por completo o no será. De momento no parece que vaya a ser. Nos hemos quedado, espero que temporalmente, sin modelo de desarrollo. Y con los huertos solares no comemos pollo los domingos.