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Crónicas murcianas

El caso Torre Pacheco o la supuración de una Justicia dejada y abermejada

Lo publiqué en este "blog" tras ganar las elecciones el PSOE y tras la mayoría a la búlgara en Murcia pero para el PP. Lean lo que predije, "sin poner ni quitar una coma", como gusta de escribir Luis María Anson cuando cobra dos veces el mismo artículo y de paso presume de augur y de saber escuchar el graznido de las ocas del Capitolio, repitiendo el texto en el periódico cuando ha pasado un tiempo. "Nadie en su sano juicio duda de que [el ministro de Justicia y candidato al Congreso por Murcia] Bermejo regresará a por la revancha, no contra el PP, sino contra los ciudadanos murcianos que lo han humillado incluso más que sus propios compañeros de la carrera fiscal, que siempre lo tuvieron por segundón" "...Que por cierto vaya memoria que deja [Bermejo] en Murcia. Nada que no pueda ser superado en cuanto reúna fuerzas y vuelva a la carga con la UCO del coronel Hernando y sus Trescientos aprovechando que en tres o cuatro días que llevamos de zapaterismo segunda edición han sido tomados los penúltimos objetivos militares contra un Poder Judicial independiente o siquiera pudoroso..." (13 de marzo de 2008). Tal cual ha ocurrido.

Escribía uno aquello cuando habían pasado unas pocas fechas del día de autos electoral. Ahora no han pasado ni tres docenas más y, como ya se sabía fácilmente, porque no hay que ser Anson para leerlo en el vuelo bajo de las águilas romanas, Bermejo ha vuelto a sus bermejadas, a lo único que sabe hacer, ahora en Torre Pacheco, donde un juez interpuesto, con esa diligencia que emplean los jueces cuando conviene a los dueños del país, ha detenido al alcalde del PP y ha declarado "imputado" al presidente de una conocida e impecable empresa inmobiliaria (con qué frivolidad se pone la etiqueta de "imputado": eres inocente pero no te la quitas en la vida) al más puro estilo "totanero", que es el estilo de meter dos meses en la cárcel al alcalde de Totana, o a cualquier otro, mientras se decide por qué. De hecho han pasado cuatro, meses, digo, y quien lo metió en la cárcel aún no lo ha pensado. Trabajar el ministro de Justicia, no trabajará, solucionar huelgas, no las solucionará, pero como comisario político y conspirador profesional nos ha salido irreconducible, el tío. La ciudadanía respondió al PSOE murciano, en las últimas elecciones, expresándole con su voto (como ya se lo dijo en las pasadas autonómicas) lo que piensa de los supuestos casos de corrupción urbanística que han descubierto en Murcia el coronel Hernando, alguna jueza por el turno de noche (de noche cerrada), la fiscalía futurista detectora de los delitos en fase de pensamiento o el propio jefe del invento, el ministro Bermejo. Sesenta y dos por ciento de votos para el PP, y aún un porcentaje mucho mayor en municipios como Torre Pacheco, pueblo por cierto del líder del PSOE en Murcia Pedro Saura, porque, como me decía el diputado Alberto Garre, "el porcentaje de votos contra el PSOE crece espectacularmente allí donde los conocen". Una mayoría de votos contra el PSOE (mejor que a favor del PP) en Torre Pacheco, o "Pacheco" a secas para los amigos y vecinos, una mayoría que ya es más albanesa que búlgara, es decir, casi más votos contabilizados para el PP que censados en el municipio, no podía quedar sin respuesta por parte del candidato por Murcia que más está haciendo por hundir a la Región de toda la Historia.

Y así ha sido. Un representante de la prestigiosa y como se sabe nada infiltrada por las directrices del Partido Socialista Justicia Española, situada esplendente entre el caso "Mari Luz", el del presunto asesino del Grapo absuelto y la cochambrosa instrucción de lo de Totana, ha mandado detener muy suelto de cuerpo a quien le ha petado, que luego ya llegará la realidad con las rebajas. Detén, imputa, publica, que algo queda, aunque se sea más inocente que al pan ácimo. El alcalde de Torre Pacheco, en conversación telefónica con el presidente murciano Valcárcel antes de las elecciones, le aseguró a éste, puesto en la dicotomía de dimitir o ser cesado si reconocía la más mínima desviación de la ética política, que no había hecho nada ilegal o ilegítimo que pudiese avergonzar a su partido. Cuenta con la presunción de honradez por parte de su localidad, reforzada por la convicción generalizada (que comparto punto por punto) de que ésta de Torre Pacheco, continuadora de la de Totana y antecesora de la de Fuente Álamo con Librilla al fondo, es otra de esas operaciones de hedor inconfundible diseñadas por las alcantarillas del Estado, es decir, del Ministerio, o sea, del Partido para matar civilmente a gente influyente que no es de los suyos, arruinar las expectativas económicas de una zona o un sector que depende de la buena imagen, quebrar la confianza de los funcionarios y provocar la parálisis de la administración en comunidades y ayuntamientos del PP y de paso vengarse por los resultados electorales.

"Ni olvido, ni perdono", dijo un falangistón famoso sobre el bando contrario de la Guerra Civil. Que no fue contra todo lo que ustedes piensan el padre del ministro Bermejo, sino otro ministro que lo fue de Franco, Rafael Sánchez-Mazas. Aunque si no lo dijo el padre muy bien ha podido decirlo el hijo.

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