El presidente Valcárcel vino de la Conferencia de Presidentes convocada por Zapatero contándole al consejero de Agricultura de Murcia, Cerdá, que al anfitrión no le había interesado mucho el problema del agua.. Y eso que Valcárcel había condensado los problemas de la región al máximo, de hecho en prácticamente uno, para exponerlo en los segundos que tenía cada líder autonómico en la Conferencia. Que en realidad no era una Conferencia sino un Consejo, pero al estilo de los que celebraba el generalísimo Franco y definía me parece recordar que Pemán: "algo que se reúne una vez al año para escuchar las órdenes del aconsejado". La Conferencia de Presidentes es algo que se reúne una vez cada equis años, sin periodicidad fija, para que los que van allí a conferenciar acaten las órdenes incontrovertibles del conferenciado, o sea, Rodríguez Zapatero. "Y si no, nos enfadamos", como el título de la película de Bud Spencer. El diálogo según el Talante.
Al presidente del Gobierno, en efecto, no le interesó mucho ni poco ni nada el problema del agua que trató de contarle Valcárcel porque, por motivos tan evanescentes como su ideario, está más interesado por el viento. "La Tierra no pertenece a nadie, sólo al viento", ha asegurado tras la conferencia de presidentes autonómicos, en la cumbre del cambio climático de Copenhague, seguramente porque en el avión de ida había sufrido algún colocón de paisajes sonoros "new age". Alguien le debería decir a Zapatero, por si se saltó esa clase de jardín de infancia porque estaba corriendo delante de los grises en pos de una jovencita de chubasquero amarillo llamada Sonsoles, que la mayor parte de la Tierra está cubierta de agua según los astronautas, y que por eso nos llaman "el planeta azul", y no el planeta rojo, que es lo que Zapatero cree que se veía desde los satélites "sputnik". Cuando digo "nos llaman" me refiero naturalmente a la
perspectiva de esos Gobiernos de otros planetas, de los que reciben puntualmente noticias, según dicen, tanto la ex ministra de Cultura Carmen Calvo Poyato como la secretaria de organización del PSOE Leire Pajín cuando se trata de elogiar algún invento de Zapatero. Alguien debería decirle al presidente del Gobierno que, entre el agua y el viento, es más importante el agua, porque con ella crecen las ensaladas de las que se alimentan sus góticas hijas y de ella beben los animalitos del bosque que son amigos de "Bambi", como el conejo Tambor, a quien el presidente debe conocer porque lo ha visto según él quinientas veces. Agua, Presidente, se llama agua. Aunque en las tenidas del puño en alto de Rodiezmo, León, no se sepa que existe un mundo más allá de la sidra.