Sánchez también mima a los vascos: en octubre habrá negociación bilateral con PNV para disparar los regalos soberanistas
El Gobierno tiene cerrada ya otra ronda de negociación bilateral: con el separatismo vasco, como no podía ser de otra manera.
El ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, fue el encargado de pactarla a finales de julio. Su interlocutora fue la consejera vasca de Gobernanza, Administración Digital y Autogobierno, Maria Ubarretxena. Y el pacto fue sencillo: regalar a los separatistas vascos el mismo nivel de avance hacia el soberanismo firmado con ERC. El objetivo concreto: analizar la marcha de las transferencias de competencias al País Vasco para apurarlas hasta donde Cándido Conde Pumpido (presidente del Tribunal Constitucional) considere que se puede retorcer la Constitución.
La forma no se andará con escondites: una Conferencia Bilateral entre el Gobierno de España y el vasco. La fecha: octubre. Y el objetivo: llegar al máximo autogobierno posible siguiendo la estela del separatismo vasco.
El Gobierno no oculta que ha estado permanentemente en negociaciones, "en reuniones varias, tanto en Madrid como en el País Vasco", gracias a lo que tiene ultimado un catálogo de competencias a transferir al PNV. Entre ellas, se encuentran "las transferencias del transporte de viajeros por ferrocarriles de cercanías y la fase de autonomía personal del sistema de acogida y homologación de títulos universitarios extranjeros", que, por cierto, se encuentra recurrida judicialmente, pese a lo que el PSOE se muestra convencido de que la traspasará.
Pero, como señala una fuente oficial, "a la vuelta de agosto, habrá una comisión de trabajo para ir preparando esa comisión bilateral antes de que acabe octubre" y aumentar el catálogo de transferencias.
A nadie se le escapa que en el abanico surgirá un tema capital: la negociación del reconocimiento de la supuesta "nación vasca" e incluso de su pretendido derecho a una "autodeterminación". Hay que recordar que los socialistas y el PNV ya han negociado estos puntos en el pasado: en concreto, en la negociación del nuevo estatuto de autonomía vasco, que se encuentra parado en el Parlamento Vasco. Pero los tiempos han cambiado y el separatismo ha avanzado gracias a Pedro Sánchez. Y eso implica que el PNV es consciente de que puede pedir mucho más que en el pasado, especialmente si se tiene en cuenta que Bildu le pisa los talones electorales.
Junts y ERC ya han exigido a Sánchez el referéndum para romper España. Bildu exactamente igual. Y el PNV también y desde hace tiempo, aunque con un plan más sibilino y elaborado: un mecanismo que permitiría a los separatistas, no sólo ser nación, sino, además, permanecer en la UE y en el sistema de absorción de fondos fiscales españoles pese a poder hacer básicamente lo que quisieran. Un plan "plurinacional" con salida "autodeterminada" y pacto inmediato de permanencia administrativa. Todo, para salir de España pero seguir viviendo de maravilla gracias a la odiada España.
El PNV tiene hechos los deberes ya en esta materia. Y es que ha tramitado desde hace años sus planes en el Parlamento Vasco bajo la forma de una reforma de su estatuto de autonomía. Ese plan consiste en una auténtica locura que dejaría España compuesta por una pluralidad de naciones unidas en un ente administrativo sin fuerza alguna por voluntad propia y sin capacidad real de armonización ni legal, ni judicial, ni presupuestaria, ni de asistencia social, ni de nada de lo que compone un país. Pero el PSOE puede observarlo como la cuadratura del círculo para avanzar en la exigencia soberanista con una apariencia de no haber roto la unidad nacional teórica.
La vía del PNV llega a un elevado grado de surrealismo al planear, en un primer paso, un reconocimiento de la autodeterminación del País Vasco y del término nación para, al siguiente paso, regular la adscripción voluntaria de esa teórica nueva nación a una unión de naciones bajo un ente administrativo llamada España pero, eso sí, bajo una fórmula similar a la de estado libre asociado: porque quiere cada nación y no porque haya un único país. Y eso, claro está, permitiría al País Vasco considerarse nación sin salir de la UE ni perder privilegios financieros españoles.
La fórmula lleva años plasmada en las páginas de la reforma del estatuto de autonomía vasco. Se trata de un texto que se tramita en el Parlamento regional pero que tendría que contar con el visto bueno del Parlamento español al tener que lograr la consideración de ley orgánica.
Ese texto recoge expresamente el derecho a la autodeterminación; igualmente el término "nación" para, en este caso, definir al País Vasco; eleva al máximo el autogobierno, la independencia legislativa y hasta un mecanismo semiestanco judicial; y define igualmente el contexto de las relaciones financieras de esas plurinaciones integradas voluntariamente en una entidad administrativa llamada España. Y todo, teóricamente, adoptado por cauces pactados gracias a la exigencia de admisión al PSOE. Es más, en el texto el PNV afirma que se puede hacer siguiendo las indicaciones que establece el actual Estatuto de Gernika en su disposición adicional.
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