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Dori Majali: "Es imposible cerrar el duelo sin saber quién ordenó y financió el 11-M"

La presidenta de la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11M perdió una pierna tras la masacre. 18 años después, lucha para que no prescriba.

La presidenta de la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11M perdió una pierna tras la masacre. 18 años después, lucha para que no prescriba.
Dori Majali, la presidenta de la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11M. | David Alonso Rincón

El 11 de marzo de 2004, España se despertó sumida en una auténtica pesadilla: el mayor atentado de la historia de Europa se había perpetrado en Madrid dejando 193 muertos y miles de heridos. Hoy, 18 años después, muchos ni siquiera recuerdan el terror que sembró aquel 11-M. Algunos, los más jóvenes, porque eran muy pequeños o ni siquiera habían nacido. Otros porque lo único que son capaces de recordar es la encarnizada batalla política que comenzó aquel día.

Para Adoración Majali, sin embargo, el aniversario de la masacre -e incluso los días previos- son literalmente un infierno: "Me encuentro mal psicológicamente. Son días muy complicados, la verdad. Para mí y ceo que para cualquiera que estuviera el 11 de marzo en aquellos trenes". Dori, como la llaman cariñosamente, viajaba aquel día en el tren que partió de Alcalá de Henares y que explotó a la altura de la calle Téllez.

La pierna ortopédica que ha de ponerse cada mañana antes de levantarse de la cama se encarga de recordárselo todos los días. Eso y la responsabilidad de ser la presidenta de la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11M, una asociación que aún hoy, 18 años después, sigue prestando ayuda laboral, legal y psicológica a decenas de personas que la siguen necesitando.

Las lagunas de la sentencia

"Es imposible cerrar el duelo sin saber quién ordenó y financió el 11-M -advierte Majali-. ¿Cómo vas a cerrar el duelo sin saber por qué has perdido un hijo, un hermano o un familiar? ¿Cómo vas a hacerlo sin saber quién pagó para que ocurriera? Es muy difícil hacerlo sin conocer todos los culpables".

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Cómo ayudar a la AV11M

Como buena abogada -y consciente de la controversia que suscita todo lo relacionado con este asunto-, Majali subraya que "es la propia sentencia la que reconoce que no se han podido determinar los autores intelectuales ni aquellos que aportaron los medios económicos". Precisamente por eso, su principal objetivo en estos momentos es intentar que los hechos no prescriban, algo que sucederá en 2024, una vez se cumplan los 20 años que la legislación establecía para los delitos de terrorismo cuando se produjo el atentado del 11-M.

Los hechos prescriben en 2024

"Si no se hace nada, prescribirá y los autores intelectuales quedarán impunes, como ha pasado con algunos de los atentados de ETA, en los que hemos visto que posteriormente los propios asesinos se han señalado, sabiendo que ya no podían ser juzgados o sentenciados -advierte Majali-. Por eso, esto es algo que asumo personalmente, en nombre de todas las víctimas de la asociación: pelear para que no prescriba, para que se continúe investigando y para que, si en algún momento se llega a determinar quiénes fueron, se les pueda juzgar como merecen".

En esta línea, la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11M lleva tiempo trabajado en un estudio que, en colaboración con la Universidad de Valencia, ya ha demostrado que la masacre de Madrid podría haber sido declarada crimen de lesa humanidad. Ahora, partiendo de esa premisa, tratan de encontrar las vías legales para evitar esa prescripción que les quita el sueño.

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Dori Majali, en Alcalá de Henares. | David Alonso Rincón.

El llamamiento a los políticos

Saben perfectamente que en esta tarea la clase política juega un papel muy importante: "Que no nos olviden y que intenten ponerse en nuestro lugar para comprender lo importante que es que podamos cerrar el duelo". Sin embargo, no esconden su decepción, ya que, a pesar de contar con una ley de víctimas del terrorismo "que ya quisieran otros países", están convencidas de que, con el paso del tiempo, políticos y ciudadanos parecen dispuestos a pasar página.

"Conforme van pasando los años, cada vez nos sentimos un poquito más olvidados. La gente confía en que este tipo de actos ya no van a volver a ocurrir en España y es como que se respira la sensación de que todo empieza y acaba el día del atentado y luego ya no pasa nada -denuncia Majali-. Las víctimas seguimos ahí, pero nadie se acuerda de los que seguimos vivos y sufrimos las secuelas de todo lo que pasó".

El 11-M de Majali

El 11 de marzo de 2004, esta granadina de padre jordano había cogido el cercanías en Alcalá de Henares para acudir a su nuevo trabajo en Madrid. Era su tercer día. Si el atentado se hubiera producido unos días antes, ni ella ni su familia habrían vivido este infierno, ya que nunca cogía ese tren. El destino quiso que una de las bombas de la calle Téllez explotara muy cerca de su asiento. Se salvó sencillamente porque otros murieron y frenaron su impacto. Por eso y porque un Ángel -así se llamaba el único pasajero que pudo prestarle su ayuda- le hizo un torniquete y esperó a su lado hasta que llegaron los servicios de emergencia.

Hoy, Dori es incapaz de rememorar aquellos trágicos momentos: "Lo recuerdo como si fuera ayer, pero estos días no me encuentro preparada para hablar de ello". De hecho, al igual que otras tantas víctimas, sufre cada vez que llega el 11-M y la prensa y la televisión se inundan de imágenes con trenes destrozados y cadáveres en las vías. Es más, aún hoy, Majali evita visitar los escenarios de la masacre. Ni siquiera quiere que en las fotografías aparezca un tren o las propias vías.

Nos atiende a las afueras de la estación de Alcalá de Henares por petición propia. Allí se encuentra el monumento a las víctimas realizado por Miguel Ángel Sánchez, un monumento que su autor quiso dedicar a la esperanza, labrando en el zócalo de su pavimento una frase de María Zambrano:

"La esperanza es la trascendencia misma de la vida que
incesantemente mana y mantiene el ser individual abierto"

Esa esperanza es precisamente de la que trata de empaparse cada día Dori, a la que sus hijos y familiares, como cada 11 de marzo, hoy envían una felicitación de cumpleaños: "Aquel día buscaban mi cadáver en IFEMA, porque no me encontraban por ningún sitio, así que es como si hubiera vuelto a nacer". 18 años después, afronta la vida con una sonrisa, pero sin olvidar ni su propio sufrimiento ni, sobre todo, el de aquellos que no tuvieron tanta suerte como ella.

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Dori Majali, en Alcalá de Henares. | David Alonso Rincón.

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