Jordi Cuixart, uno de los separatistas condenados por el golpe de Estado de 2017, deja la presidencia de Òmnium Cultural. Tras ejercer durante seis años como uno de los líderes de la denominada sociedad civil separatista, cede el paso a una nueva presidencia de Òmnium. Cuixart se va con el mismo tono entusiasta de siempre. "Que quede claro, no nos rendimos, no estamos cansados, estamos más determinados que nunca", ha proclamado en su último discurso como presidente de Òmnium.
Cuixart justifica su abandono en que el proceso independentista necesita "nuevos liderazgos". Sin embargo, ni Oriol Junqueras ni Carles Puigdemont se han dado por aludidos. Tampoco Jordi Sànchez, el expresidente de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) reconvertido en secretario general del partido de Puigdemont, Junts per Catalunya (JxCat).
El filósofo Xavier Antich, hermano del exdirector de La Vanguardia Josep Antich, es ya el nuevo presidente de Òmnium. De su primera intervención se infiere un cierto endurecimiento del tono, la renovación de los votos y promesas independentistas. Y a diferencia de la ANC, Òmnium existía antes del proceso separatista, por lo que Antich ha desarrollado también el catálogo de agravios, con la defensa del catalán supuestamente perseguido por el Estado como principal bandera.
Antich sostiene que no ha venido a pasar el rato, sino "a ganar", que "la represión no ha podido con nosotros ni encerrando a Cuixart cuatro años en prisión". Antich propone más activismo, organización y preparación para un nuevo y definitivo choque con el Estado.
Como grandes invitados en el relevo de Òmnium, el presidente de la Generalidad, Pere Aragonès, y la presidenta del Parlament, Laura Borràs, según los duros de Òmnium máximos representantes de dos formas de obedecer al Estado y perpetuar el autonomismo.