El cambio de ciclo en el PP acerca un acuerdo con Vox en Castilla y Léon. Aunque el líder del PP, Pablo Casado, se mantendrá en su puesto hasta el Congreso extraordinario que la formación va a celebrar los próximos 2 y 3 de abril, en el seno del partido ya dan por hecho que Alberto Núñez Feijóo será su nuevo presidente.
"Tras la semana que llevamos, no necesitamos más problemas. No estamos para jugar con gobiernos autonómicos ni repetir elecciones", aseguran fuentes del PP que recuerdan que el presidente en funciones, Alfonso Fernández Mañueco, y el candidato de Vox, Juan García-Gallardo, mantuvieron este miércoles un encuentro cordial.
"La relación va lenta pero se ve buen ambiente", aseguran desde el PP. El primer movimiento de los de Mañueco ha sido pedir a Vox su abstención a cambio de un "acuerdo de programa de Gobierno", pero García-Gallardo sigue defendiendo entrar en el Ejecutivo.
Un acuerdo programático que, por ahora, parece lo más fácil de conseguir ya que el candidato de Vox aseguró este miércoles que Mañueco se había mostrado abierto a incorporar algunas de sus propuestas, como el decreto de memoria histórica. "Nos vamos con la satisfacción de que el PP ha visto que todo lo que pedimos a nivel de programa es razonable y eso no va a ser un impedimento para que podamos formar un acuerdo", señaló García-Gallardo.
La gran diferencia
La principal diferencia entre ambas formaciones es que Mañueco continúa en su idea de un gobierno en solitario del PP mientras que Vox insiste en formar parte del mismo. Lo que sí que tienen claro en la formación de Abascal es que no aprovecharán la crisis del PP ni su debilidad interna para sacar partido de la situación, según confirman fuentes del partido a Libertad Digital, que aclaran que su posición siempre ha sido la misma: entrar en el gobierno, hacerlo en la misma proporción que Cs y pactar un programa de mínimos que incluya derogar las leyes de la izquierda, como la de violencia de género o de memoria histórica.
El partido de Abascal no impondrá condiciones más duras al PP, a pesar de ser conscientes de la posición de ventaja en la que se encuentran por tener enfrente un adversario prácticamente descabezado que sólo espera la dimisión final de Pablo Casado en los próximos días.
Santiago Abascal ya dejó claro desde el principio durante la campaña electoral que "no serán más ni menos" que otros partidos y que sus votantes "merecen respeto". Según el equipo negociador de Vox, encabezado por el propio Abascal y su líder en Castilla y León, Juan García-Gallardo, reclamarán presidir el Parlamento autonómico, como antes hizo el partido de Inés Arrimadas, además de ocupar varias consejerías, que podrían ser menos de las que dirigió Cs porque intentarán reducir su número. Eso sí, exigirán en todo caso mantener la misma proporción de cargos, en función del peso que les han otorgado los electores.
A pesar de estas diferencias , las "vibraciones son buenas" y ambos líderes quedaron en volverse a ver en unos quince días tras su cita de este miércoles, que cabe destacar que duró hora y media pero fue "una primera toma de contacto". Eso sí, fue un encuentro mucho más largo que el que celebró el pasado lunes con el candidato socialista, Luis Tudanca, que duró 15 minutos. Esa cita fue infructuosa ya que el socialista pidió a Mañueco un cordón sanitario a Vox, algo imposible para los populares.