A una semana de que termine la campaña de las elecciones de Castilla y León, convocadas anticipadamente por el popular Alfonso Fernández Mañueco, nadie duda de que en las mismas se está jugando algo más que quién va a presidir el gobierno de la comunidad autónoma. Con un escenario cada vez más incierto, los problemas económicos y sociales de los castellanoleoneses han pasado a un segundo plano, porque lo que ahí se va a dirimir no tiene mucho que ver con los problemas de la región.
Partido Popular
Parece claro que en estas elecciones el PP se juega mucho, y no sólo, o no especialmente, a nivel autonómico. Los populares han señalado una y otra vez que lo que ocurra en Castilla y León consolidará el cambio de ciclo que llevará, eso dicen, en volandas a Pablo Casado a la Moncloa en las próximas elecciones generales. Elecciones que, como ha reiterado el presidente Pedro Sánchez, serán en diciembre de 2023 o enero de 2024, apurando los plazos que la ley le permite. A este primer hito, dicen los estrategas de Génova, se sumaría enseguida el presumible triunfo de Juanma Moreno en Andalucía. La estrategia tiene un inconveniente: un mal resultado de Mañueco no sólo daría al traste con el plan diseñado por Génova y su "cambio de ciclo" sino que afectaría también, para mal, a las expectativas de Juanma Moreno en Andalucía.
Otro objetivo no explícito de Génova el 13-F es en clave más interna: demostrar que no hace falta llamarse Ayuso para ganar elecciones, una forma de quitar peso a la lideresa madrileña, contra la que Génova lleva protagonizando un enfrentamiento que dura ya demasiado. Sin embargo, la presidenta madrileña va a doblar sus actos de apoyo a Mañueco en la segunda semana de campaña como forma de contrarrestar la subida sostenida de Vox que indican las encuestas.
Por último, no hay que olvidar que, dentro del espectro de la derecha, Pablo Casado y Santiago Abascal han planteado las elecciones de Castilla y León como si de un plebiscito se tratase, con ambos líderes nacionales volcados en la campaña en múltiples actos arropando a sus candidatos autonómicos.
No obstante, y aunque se las prometía muy felices, a Fernández Mañueco, y por ende a la dirección nacional, no parece que le esté sentando bien la campaña, con las últimas encuestas alejándoles de la ansiada mayoría absoluta que evitaría su dependencia de Vox o, en su caso, de la España Vaciada. Incluso desde Génova han filtrado que están dispuestos a repetir elecciones si no consiguen gobernar solos.
PSOE
Los socialistas empezaron la precampaña con el ánimo decaído y las encuestas en contra. El mismo hecho de que Pedro Sánchez fuese a reducir al máximo su presencia sobre el terreno no auguraba nada bueno para Luis Tudanca que, no olvidemos, ganó las elecciones en 2019 pero no pudo llegar a la presidencia de la Junta al optar Cs por apoyar al candidato del PP. Con este ánimo se diseñó una campaña con poco Sánchez y muchos barones arropando al candidato, para transmitir la imagen de un Tudanca presidencial.
El candidato socialista ha señalado que "todo el mundo sabe que estas elecciones no tienen nada que ver con Castilla y León, sino con las urgencias de Mañueco, que ha cogido a los castellanos y leoneses como rehenes en el juego de poder de Isabel Díaz Ayuso y Pablo Casado, pero al que estos le van a dar una lección democrática". Y tras la irrupción del CIS de Tezanos, los socialistas se ven en condiciones de remontar y batir la media de encuestas. Incluso el reciente triunfo por mayoría absoluta de Antonio Costa en Portugal ha sido visto como una señal por el PSOE, que se muestra "muy satisfecho" con sus últimas encuestas internas.
Es evidente que Casado y Sánchez han llevado a Castilla y León sus enfrentamientos a nivel nacional, como todo lo relativo a la reforma laboral. Está por ver si esos rifirrafes nacionales afectan, para bien o para mal, a los resultados de PP y PSOE en la comunidad autónoma. Un buen resultado de Tudanca tendría un efecto balsámico para el secretario general, Pedro Sánchez, después del varapalo sufrido en Madrid el 4 de mayo.
Ciudadanos
Si hacemos caso a lo que indican las encuestas, no es descabellado afirmar que a lo que aspira Ciudadanos en estas elecciones es a sobrevivir, justo el objetivo contrario que persigue el Partido Popular: liquidar lo que queda del partido naranja en Castilla y León, como ya ocurrió en Madrid.
Además, ha sido la presunta traición de Cs la excusa esgrimida por Mañueco para terminar la legislatura 15 meses antes de lo previsto. Por este motivo, el candidato Francisco Igea ha planteado su estrategia electoral en términos de venganza, con una campaña un tanto esquizofrénica, como quedó de manifiesto en el debate electoral del pasado lunes, puesto que hace apenas unas semanas formaba parte del Gobierno contra el que ahora arremete de forma inmisericorde. Una campaña con palabras también muy gruesas por parte de la presidenta nacional de la formación, Inés Arrimadas, que ha pedido que en estas elecciones se vea por primera vez un castigo a "la deshonestidad, la canallada y la mentira" del PP, socios de Gobierno hasta antes de ayer.
La situación de los naranjas es agónica desde la repetición de las elecciones generales de 2019. Pero fue su maniobra en Murcia, detonante de la disolución en Madrid y el adelanto electoral en esa comunidad autónoma lo que les ha dado la puntilla. Ahora, Ciudadanos puede pasar de vicepresidir la Junta de Castilla y León a desaparecer en la región, exactamente igual que en Madrid, algo que tendría también consecuencias en los próximos comicios andaluces. No obstante, algunas encuestas indicarían que en Castilla y León no va a ocurrir lo mismo que en Madrid. Igual es porque, en definitiva, Mañueco no es Ayuso.
Unidas Podemos
La polémica de la carne y las macrogranjas desatada por Alberto Garzón ha marcado la precampaña de Unidas Podemos en Castilla y León, un tema muy sensible en esa región. Y a desmentir el, para ellos, bulo de las macrogranjas, se dedicó Pablo Iglesias en su primer acto de campaña en la región.
En las elecciones de 2019 Podemos e Izquierda Unida concurrieron por separado. Podemos con Equo obtuvo 2 procuradores, mientras IU no obtuvo ninguno. Algunas encuestas les otorgan ahora hasta un 7% de intención de voto, lo que les haría obtener tres o cuatro escaños. El candidato de UP, Pablo Fernández, está convencido de que es posible acabar con un gobierno de la derecha, y "frenar" a la "ultraderecha". Fernández ha sostenido que estas elecciones son fruto de la "irresponsabilidad" del PP y de Alfonso Fernández Mañueco, al que se le puede "torcer" la convocatoria.
Vox
Con un candidato, Juan García Gallardo, prácticamente desconocido en el momento en el que Mañueco convocó anticipadamente las elecciones, las expectativas de Vox han ido creciendo, demoscópicamente, según ha avanzado la campaña.
Para Vox es importante que el resultado de estas elecciones ponga de manifiesto que lo ocurrido en Madrid el pasado 4 de mayo es una excepción en la relación de fuerzas dentro del espectro de la derecha. Castilla y León, y posteriormente Andalucía, pueden consolidar al partido de cara a las generales como tercera fuerza en el Congreso pero, aún más importante, como partido determinante para que el PP vuelva a Moncloa.
García Gallardo ha señalado que PP y Vox están condenados a entenderse, aunque reivindica que Vox es una alternativa a las "políticas sanchistas" de Fernández Mañueco. El objetivo de Vox es ganar el voto de los trabajadores. García Gallardo inició su campaña en el humilde barrio de las Delicias de Valladolid, prometiendo no dejarles solos frente a "las traiciones de la izquierda del PSOE" y "al abandono del PP".
Si la suma de todos los partidos de izquierdas es menor que los escaños que consiga el PP, como ocurre en Madrid, el apoyo de Vox será menos determinante y seguramente los de Abascal no podrán exigir contrapartidas, como presidir las Cortes o, incluso, entrar en el Gobierno. Aunque, como ya avisó Iván Espinosa de los Monteros, "la mayoría suficiente no existe, sólo existe la absoluta".
Pero si Mañueco se queda muy lejos de la mayoría absoluta y el PSOE suma con Unidas Podemos, Ciudadanos y los partidos de la España Vaciada, UPL y Por Ávila, Vox podrá pedir entrar en el gobierno a cambio de su apoyo a Mañueco, algo que el PP quiere evitar a toda costa.
España Vaciada, UPL y Por Ávila
Pillados a contrapié por el adelanto electoral, la España Vaciada sólo ha logrado formar candidatura en cinco provincias: Valladolid, Burgos, Salamanca y Palencia más la ya existente Soria Ya. Los partidos adheridos a esta plataforma buscan ganar visibilidad de cara a las generales para repetir el esquema de Teruel Existe. Siendo las candidaturas más locales, a nadie se le escapa que el objetivo de estos partidos es resultar indispensables para la investidura de presidente del Gobierno, y utilizar su futura influencia en el Congreso de los Diputados para conseguir contrapartidas para su provincia. En definitiva, el 13-F podría ser el inicio de la política cantonal en España. Eso sí: igual que no se sabe si los procuradores de la plataforma apoyarán a Mañueco o Tudanca, en caso de que sus votos fuesen necesarios para alcanzar la presidencia de la Junta, todavía es pronto para saber qué harán con su voto en caso de obtener representación en el Congreso.
De los partidos adheridos a la plataforma, Soria Ya es el que tiene las expectativas más altas. Incluso el CIS ha pronosticado que arrasará en la provincia con el 42,3% de los votos, más apoyo que la suma de PSOE y PP, y que obtendrá entre dos y tres procuradores de los cinco que corresponden a Soria. Al resto de agrupaciones de la plataforma las encuestas no parecen augurarle un buen resultado.
Caso distinto es el de Unión del Pueblo Leonés (UPL), al que las encuestas dan dos escaños, y Por Ávila, escisión del PP, que cuenta con un procurador en Cortes desde las elecciones de mayo de 2019. En principio, ambos partidos buscan consolidar o mejorar los resultados. Pero será la aritmética electoral la que determinará la importancia de sus escaños en la elección del presidente de la Junta y, en un futuro, su posible papel en el Congreso de los Diputados.