Su nombre real es Alfredo Sánchez Chacón, aunque hace tiempo que fue bautizado como el ‘Rambo gallego’ por su gran capacidad para sobrevivir en medio de la naturaleza, tras haberse fugado de prisión hasta en tres ocasiones en los últimos 25 años. Hijo de guardia civil y antiguo miembro de la Legión, se formó en los Cuerpos de Operaciones Especiales del Ejército, donde probablemente aprendió las técnicas de supervivencia que le han permitido vivir al margen de la civilización sin que las fuerzas de seguridad logren atraparle.
No en vano, han sido dos vecinos de Valdoviño, en La Coruña, los que han conseguido retenerle cuando intentaba entrar en una casa. Los innumerables robos que se habían producido en las viviendas de la zona en las últimas semanas habían puesto sobre aviso a la población. A nadie le faltaban joyas u objetos de valor. El peculiar ladrón solo robaba comida y bebida, lo que encajaba perfectamente con el perfil del Rambo gallego.
Un asesinato en 1996
A sus 64 años, Sánchez Chacón debía seguir cumpliendo condena hasta 2025 por múltiples delitos, entre ellos, un asesinato que se remonta al 18 de agosto de 1996. El crimen se produjo durante las fiestas de San Roque, cuando el hoy detenido mató de un disparo a un joven de tan solo 24 años con quien había discutido unos instantes antes.
Los agentes tardaron meses en atraparle y probablemente no lo hubieran hecho de no ser porque su afición a los prostíbulos le llevó a salir de su escondite. Aun así, pasó muy poco tiempo en prisión, ya que el 25 de noviembre de 1997, protagonizó su primera fuga de película.
Una fuga de película
Al más puro estilo del Chapo Guzmán, Sánchez Chacón se descolgó por una ventana de la prisión de Vigo con varias sábanas trenzadas, mientras sus compañeros fingían una pelea para distraer a los funcionarios. Salió por la misma puerta principal y, horas después, logró abrirse paso entre los disparos de la Guardia Civil y cruzó la frontera con Portugal en un BMW.
Las fuerzas de seguridad no volvieron a saber nada más de él hasta 1999, cuando le localizaron en un bar de Ribadavia, en Orense. En el 2001, también logró escaparse de la prisión de Picassent (Valencia), aunque la fuga apenas duró 25 minutos.
Un año después, sería condenado finalmente por su primer asesinato, una pena que, unida a otros delitos menores, le obligaba a seguir en prisión hasta 2025. Sin embargo, el Rambo gallego no estaba dispuesto a tirar la toalla, así que cuando en marzo de 2021 la cárcel de Monterroso, en Lugo, le concedió un permiso penitenciario de tres días, no se lo pensó dos veces. El día 15 debía volver a la prisión, pero, la Delegación de Gobierno pronto informó de que, una vez más, el Rambo gallego se encontraba en paradero desconocido.
Los últimos robos
Durante todo este tiempo, ha sobrevivido en los bosques, robando comida y bebida en algunas casas en las que se han podido detectar sus huellas. Según cuenta La Voz de Galicia, la semana pasada, un vecino de la parroquia de Santa Mariña do Monte, en un municipio de la comarca de Ferrol, le sorprendió en su garaje y éste le propinó un bastonazo en la cara. El domingo, ya en Valdoviño, se le atribuye un robo más. Al parecer, entró en la casa trepando por las rejas del bajo hasta una terraza en la que había una ventana entreabierta, y bajó a la cocina. Se llevó una pieza de panceta, cervezas, chorizo, una bizcochada, un paquete de bizcochos y cinco barras de pan duro que eran para darle a un burro.
Finalmente, esta madrugada dos vecinos de esta última localidad lograron apresarle, después de que intentase entrar en la casa de su madre, en la parroquia de Loira. Lo persiguieron y avisaron a otro vecino que es miembro de la Guardia Civil y que, según la prensa gallega, habría pegado dos tiros al aire para calmarle hasta que llegasen los refuerzos. Tras proceder a su detención, Rambo gallego ha sido trasladado al hospital para ser atendido por una lesión en un pie, como consecuencia de los saltos desde el tejado de una construcción anexa y la caída desde la ventana en la que fue sorprendido.