Un tercer buque de la Armada española, el cazaminas M-32 Sella, ha partido en las últimas horas para incorporarse a la agrupación naval permanente de la OTAN (SNMCMG2) que se encarga de controlar las aguas del Mar Mediterráneo y el Mar Negro. Una incorporación que, según explican fuentes militares, también estaba prevista y no se produce de forma excepcional.
En esa misma agrupación naval coincidirá con otros dos buques españoles, el Buque de Acción Marítima (BAM) Meteoro y la fragata F103 Blas de Lezo, que ya partieron la pasada semana para incorporarse también a este grupo naval de la Alianza Atlántica. Hace más de seis meses que se pactó que el mando OTAN de la agrupación estuviese en esta rotación a bordo del Meteoro español.
La OTAN tiene dos agrupaciones navales permanentes cuya misión es garantizar la seguridad de los mares europeos. La primera de ellas se ocupa de controlar el Mar del Norte y el Mar Báltico. La segunda, del Mar Mediterráneo y el Mar Negro. Los barcos de los países aliados se incorporan en rotación a las mismas de una duración de entre dos y tres meses.
Lo habitual es que estas agrupaciones funcionen a medio gas, es decir, que no estén todos los barcos comprometidos en todo momento, ya que la falta de peligros evidentes en estos mares hace que los países aprovechen para utilizar esos barcos con fines comerciales, o programen escalas técnicas más largas, o aprovechen para realizar maniobras programadas con marinas de países cercanos a la ruta de navegación.
Debido a la tensión que se vive en estos momentos entre Rusia, Ucrania y la OTAN, los mandos aliados han solicitado a los países que participan en las rotaciones actuales –como el caso de España- que hagan que sus barcos no sólo lleguen a tiempo y que no en las medida de lo posible no abandonen la agrupación naval permanente para que estas puedan funcionar durante estos meses al 100 por ciento de su capacidad operativa.