Oriol Junqueras disfruta desde el pasado agosto de un servicio oficial de escoltas de los Mossos d'Esquadra a pesar de su condición de inhabilitado. A diferencia de lo que ocurre con los demás políticos que no tienen cargo público, Junqueras tiene asignados guardaespaldas de la policía autonómica por orden del director general de los Mossos d'Esquadra, Pere Ferrer, responsable operativo del servicio de escoltas a pesar de no ser policía.
Una de las causas del cese como jefe de los Mossos del major Josep Lluís Trapero fue su negativa a proporcionar escoltas del cuerpo policial a Junqueras, según informa La Vanguardia. Ante la petición del Govern, Trapero adujo que los políticos sin cargo público no tenían escolta y que en esos casos los Mossos realizaban contravigilancias y analizaban riesgos para determinar si se necesitaba reforzar su seguridad. Y en el caso de Junqueras se entendió que no hacía falta. Ese fue uno de los "errores" que le costaron el puesto a Trapero. En cuanto Pere Ferrer logró hacerse con el control del servicio de escoltas, Junqueras pasó a tener guardaespaldas y protección durante las 24 horas del día.
Era notorio que Trapero no era de la confianza de Junqueras, que reprochaba al policía su testimonio durante el juicio en el Tribunal Supremo. Según el dirigente golpista, las declaraciones de Trapero contribuyeron a la condena de cárcel para los políticos de la Generalidad. El detalle de la escolta fue la gota que colmó el vaso porque, además, Puigdemont sí disponía de mossos "voluntarios" a su servicio en su refugio de Waterloo.
Otra de las razones que influyeron en el cese fue que Trapero y una mayoría de mandos se negaron a no mandar antidisturbios a los desalojos, tal como pedía el consejero de Interior (exsocialista nombrado por ERC), Joan Ignasi Elena, a instancias de la CUP.