Ha pasado más de un mes desde que Josep Bou, el jefe del grupo municipal del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, recibiera la orden de cesar a su jefe de gabinete, Luis Manuel Barroso, quien alcanzó el grado de teniente de navío de la Armada Bolivariana de Venezuela y llegó a ser director del Despacho Ministerial de la Presidencia de Venezuela.
La encargada de transmitir a Bou que debía prescindir de Barroso fue la vicesecretaria de Organización y presidenta del PP de Navarra Ana Beltrán, quien se habría dirigido al dirigente municipal del PP en Barcelona después de que el diario El Mundo publicara el pasado chavista del asesor y jefe de gabinete. Sin embargo, Bou niega que se haya producido tal orden y que Pablo Casado o Teodoro García Egea dieran instrucciones a Beltrán para que se despidiera a Barroso. El dirigente del PP en Barcelona se jacta de mantener excelentes relaciones tanto con Casado como con García Egea.
Sea como fuere, Barroso continúa en su puesto junto a Bou, que ha manifestado por activa y por pasiva que no piensa prescindir de su hombre de confianza, al que conoció cuando presidía la organización constitucionalista Empresaris de Catalunya. A Barroso se le atribuyen las purgas en la estructura del grupo municipal, con ceses de asesores y de un jefe de prensa, para colocar en esos puestos a personas de la confianza estricta de Bou.
En Génova tratan de disimular la 'insumisión' de Bou, quien no milita en el PP y no está sujeto al régimen disciplinario del partido conservador, y han desistido de librar un pulso con el que fuera su gran apuesta para la capital catalana en las pasadas elecciones municipales. Desde su nombramiento como candidato, Bou ha mantenido frecuentes enfrentamientos con la dirección del partido en Cataluña, criticó a Alejandro Fernández, a quien acusó de trabajar poco, tras los malos resultados de las últimas autonómicas y también criticó que Cayetana Álvarez de Toledo fuera candidata al Congreso por Barcelona por no hablar catalán y no tener apellidos catalanes.
Parecía que la de su asesor con pasado chavista iba a ser la bronca terminal, pero se antoja otra pantalla superada por Bou en su accidentado deambular por la política.