"Lo de Alberto Garzón sólo se explica si es un topo del PP. O aun de Vox"
El ministrillo Garzón la vuelve a liar al hablar de nuestra carne en el país de las vacas locas. Pero Sánchez le mantiene en el cargo.
El Mundo
"Moncloa se resigna a mantener a Alberto Garzón, quien eleva el pulso". Se ha puesto muy chulo, el ministrillo. Que eso de que habló a título personal, que dice el Gobierno, nanay. Habó como ministro y punto. A ver quién se ha creído Sánchez que es. O traga o se queda sin Falcon. Mientras, "ganaderos, industriales, veterinarios y hasta gobiernos autonómicos del PSOE: "Ha hecho un daño terrible, debe dimitir o ser destituido". Se siente, pero Sánchez está en manos de Podemos, es un pelele de Yolanda Díaz.
Francisco Rosell lo tiene claro. "Ha llegado tan lejos en su irresponsabilidad el ministro Alberto Garzón que si Pedro Sánchez no le cesa haciendo uso de sus exclusivas competencias será cómplice de un indigno desafuero que no solo pone en la picota a un sector productivo tan importante como el ganadero sino que mancha la imagen de España en el exterior". "Ya sea por ignorancia supina; ya sea por necesidad de dar la nota para que los ciudadanos crean que hace algo, el caso es que Garzón no deja de meter la pata", pero la última de destrozar el prestigio de la carne española en un periódico británico, con la manía que nos tienen, "le invalida para seguir en el Consejo de Ministros". Pues tengo una mala noticia, va a seguir. "No cabe desde luego mayor irresponsabilidad ni se comprende cómo puede hacer tanto daño un ministro obligado a velar por el bienestar de los españoles y por el interés general". Se entiende perfectamente, odia España, es un ignorante, en resumen, es un podemita.
Eduardo Álvarez tiene otra explicación. "Lo de Alberto Garzón sólo se explica si es un topo del PP. O aun de Vox". "Más allá de que Garzón sea un zangolotino, lo que le pasa es que se aburre. Y, en vez de entretenerse matando moscas a cañonazos, se pone a disparar lo mismo al sector cárnico que al juguetero que al hostelero que al de bebidas gaseosas o al fabricante de chuches confundiendo la mesa de trabajo de un ministerio con la del bareto de la facultad". Esto es lo que nos ha metido Sánchez en el gobierno. Y duerme a pierna suelta.
Julio Valdeón pone a caldo a Almeida por lo de Almudena. "Ni la gran novelista ni nadie merece semejante desplante. Pues bien. Almeida sigue erre que erre. Amarrado a la bravata". "De fondo asoma la azarosa frivolidad de quienes modulan sus declaraciones en función del medio", dice en referencia a OKDiario. "A diferencia de la presidenta Sol (© Raúl del Pozo), que dice lo mismo delante de Ferreras, Inda, Pablo Motos o Herrera, nuestro alcalde cambia la pose sobria por el estilo perdonavidas y el gracejo chuleta en atención a sus interlocutores".
"Normal, entonces, que ni él ni la izquierda trucha entiendan el porqué del agradecimiento a Ayuso. Hartos de soportar jetas, los ciudadanos saludamos la irrupción de un político con principios. La Paulette Goddard de Chamberí deslumbra por la reivindicación de un programa con el que uno puede o no comulgar, pero que no admite transacciones deshonestas. La gloria de Ayuso corresponde al desempeño valiente durante los días más tristes de la peste, cuando no aceptó imposiciones ni mendigó abrazos. Digan lo que digan los cínicos, no existe mejor márketing que el nacido del arrojo, la honestidad y la decencia". Le pese a quien le pese. Aunque apuesto por que en este caso Almeida le dijo a Inda la verdad.
El País
"El Gobierno desautoriza a Garzón por criticar las macrogranjas", dice por lo bajini en una columnita que ni se ve. Al periódico independiente de la mañana se le nota incómodo con este asunto y pasa de puntillas.
Berna González Harbour sale en "defensa de Madrid", como si esta ciudad la necesitara. "Muchos —muchísimos— de los que disfrutamos y nos orgullecemos de Madrid lo hacemos a pesar de sus gobernantes". Pues chata, sus gobernantes, en especial Ayuso la ha votado masivamente esa ciudad a la que te refieres. Nos orgullecemos de Madrid a pesar de gente como Berna.
"El ataque del alcalde y portavoz del Partido Popular a Almudena Grandes era previsible, pues esta dirección no se caracteriza por su nivel cultural ni por su elegancia". Vaya, Almudena Grandes no era un ejemplo de elegancia, precisamente.
ABC
"La ganadería se encara con el ministro Garzón". Dice el editorial que lo de Garzón es "una deslealtad con el país al que representa". Los podemitas solo son leales a la pasta que les pagamos para sus chorradas. "No basta para compensar el despropósito que representa Garzón con que Pedro Sánchez haga otra gracia similar a la del «chuletón infalible» o que, como ahora, despache las palabras del ministro como dichas a título particular. Si fuera así, nadie se habría hecho eco de lo que dice Garzón; y si tiene eco es precisamente por ser ministro". Sí, a título personal no creo que le hubiera entrevistado The Guardian.
"La ecuación política a la que se enfrenta Sánchez solo debería resolverse con la destitución fulminante del ministro. Y no solo por ser torpe, sino también por mentir". Pero le tienen cogido por dicha sea la parte.
"Si Alberto Garzón sigue como ministro de Consumo es porque Sánchez quiere. Y no vale argumentar que es cuota de Podemos, porque ni siquiera en ese partido Garzón pinta ya nada, y nadie hará ‘casus belli’ por él". Le olvidarán antes que a Alberto Rodríguez, que ahí sigue erre que erre para recuperar el sueldazo de diputado, lo único que interesa a la banda podemita.
La Razón
"Garzón, de charco en charco: la carne "de mala calidad", la "huelga de juguetes", el turismo "precario"...". Se lo puede permitir, es intocable. Marhuenda se sube por las paredes. "El comunista admirador de los hermanos Castro y de Lenin ha actuado con consciente maldad al realizar sus infundadas afirmaciones, porque responden a un comportamiento frívolo. Ha caído en el descrédito y la deshonra". Garzón nunca tuvo ni crédito ni honra. Vendió IU por un escaño en el Congreso. Pero ahí le tienes, cobrando un sueldazo que le pagamos todos, incluidos los ganaderos.
"Estamos ante una vileza, porque su comportamiento resulta despreciable. Es indigno para el cargo y ha mostrado una torpeza que confirma que no ha sabido corresponder a la confianza que le ha otorgado Sánchez. Ha causado un grave perjuicio al sector, aunque él seguirá cobrando su elevado sueldo y disfrutando de los privilegios que tanto le gustan". Sánchez es tan responsable como él.
Más realista, dice el editorial que "desde la más mínima lógica política, el presidente del Gobierno estaría obligado a destituir al titular de Consumo, pero dado que se trata de un ministro de la cuota comunista de la coalición, bastaría con pedirle que se mantuviera en silencio. Así, al menos, dejaría de hacer daño a la economía española". Que alguien le ponga una mordaza a este bocazas.
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