La diputada del PP Cayetana Álvarez de Toledo ha contestado a las intenciones del PP de sancionar su voto en blanco en la elección de los nuevos magistrados del Tribunal Constitucional. En una larga carta dirigida al secretario general del grupo parlamentario popular, Guillermo Mariscal, Álvarez de Toledo afirma que "sancionarme sería tanto como sancionar la defensa de los principios y la coherencia ideológica del Partido Popular".
"Estoy segura de que la dirección del Grupo convendrá conmigo", dice la diputada, en que "no procede por su parte ninguna actuación". "Daré su amable carta por no recibida", avisa.
Álvarez de Toledo sostiene que la decisión de abrir un expediente, que espera que el grupo parlamentario corrija, "vulnera los procedimientos legales, incumple los Estatutos del Grupo, socava la autonomía del diputado, frustra la regeneración democrática e impugna el ideario del Partido Popular".
"Un procedimiento nulo"
Al argumento de que con su voto en blanco ha vulnerado los Estatutos del grupo, Álvarez de Toledo responde que "no se puede imponer una sanción en razón de una norma secreta". Afirma que los estatutos están velados por el secretismo, no figuran en ningún lugar y no se entregan a los diputados. Ella misma, revela, tuvo que solicitarlos expresamente cuando conoció que se le iba a abrir un expediente sancionador. Y, afirma en respuesta a Mariscal, que "el procedimiento del que me informa en su carta ni siquiera se ajusta al que regulan los Estatutos que me fueron entregados, lo que anula de raíz cualquier acción sancionadora".
"Se trata de un procedimiento nulo", afirma, "sancionarme sería tanto como vulnerar el principio jurídico y constitucional de la publicidad de las normas, la legalidad del procedimiento sancionador y el compromiso con la transparencia asumido por el PP".
"La sumisión prolifera"
La diputada rebate también el argumento de que cometió una falta grave "teniendo en cuenta la importancia de la votación". Aferrándose a lo que dicen los estatutos del grupo parlamentario del PP, afirma Álvarez de Toledo que la dirección del grupo debió convocar "una reunión plenaria para que fuera el Grupo quien fijase posición". "En una interpretación ciertamente caprichosa de los Estatutos, la importancia de la votación se subraya para imponer a una diputada una sanción y, en cambio, se soslaya para pedir al Grupo su opinión", dice Álvarez de Toledo, que afirma que "sancionarme sería tanto como asumir que nuestros Estatutos son de aplicación arbitraria".
Álvarez de Toledo continúa diciendo que la carta de Mariscal da por hecho que "la dirección del Grupo parlamentario es la propietaria exclusiva de nuestro voto, en cualquier circunstancia, incluidas las votaciones secretas". A esta afirmación le contrapone lo que dice la Constitución sobre el voto "personal e indelegable" de los diputados y la estructura "democrática" de los partidos.
"Desde luego, el Grupo Popular no es el único que ha ido orillando estos preceptos hasta llegar a lo que ilustres juristas llaman una grupocracia", afirma Álvarez de Toledo, que avisa de que "cuando sólo queda la disciplina, la deliberación se evapora. Cuando la autonomía, iniciativa y personalidad del parlamentario se castigan, la dependencia, la sumisión y la mediocridad proliferan. Con un agravante: si la cúpula lo decide todo y lo dicta todo, si las posiciones de la dirección son las únicas no ya pertinentes sino conocidas, el diputado deja de tener cualquier responsabilidad. Se convierte, a ojos de muchos ciudadanos, en perfectamente prescindible: involuntario protagonista de una triste variante del colectivismo".
El "debilitamiento político" del PP
Tras recordar que el PP quiso en 2017 recuperar la libertad de voto para asuntos de conciencia, afirma que "sancionarme sería tanto como malograr la esperanza de una regeneración democrática y de un Parlamento de calidad".
Por último, Álvarez de Toledo se refiere a la "coherencia ideológica del Partido Popular" y en este punto recuerda lo que decía el programa del partido sobre la "despolitización de la Justicia y el fortalecimiento de las instituciones".
"Colaborar en el desprestigio del Tribunal Constitucional es un error medular", avisa Cayetana Álvarez de Toledo sobre la votación objeto de la sanción. Y tras citar declaraciones de Pablo Casado y Teodoro García Egea sobre la necesidad de "despolitizar" el Tribunal Constitucional, defiende que fue esa precisamente la razón de su voto en blanco: "Es un voto contra el debilitamiento institucional de España. Y un voto contra el debilitamiento político del Partido Popular".