Francisco Javier Almeida, el asesino del niño de nueve años en Lardero ha pedido hablar lo antes posible con el sacerdote de la prisión de Logroño en la que se encuentra internado, según informa El Mundo. Almeida ha realizado esta petición por escrito.
A Almeida se le ha aplicado el protocolo antisuicidios bajo la vigilancia de otros presos que le vigilan día y noche para impedir que intente quitarse la vida.
Según informa El Mundo, el estrangulador de Álex, el niño de 9 años al que secuestró en un parque, se encuentra en un habitáculo con un cristal desde el que se ve la celda contigua, donde hay dos internos que se turnan para vigilarle. De momento, el preso no ha hecho ninguna declaración ni habla con nadie, aunque se muestra disciplinado y educado.
El preso tiene derecho a dos horas de patio al día y no se relaciona con otros presos. No acude al economato, no ha llamado por teléfono ni dispone de televisión en su celda. El asesino no ha sido bien recibido por el resto de los presos. De hecho fue recibido con insultos por parte de los otros presos, por lo que se encuentra en una celda de aislamiento.
Almeida ha pasado 23 años en la cárcel y sabe cómo debe comportarse para acceder a beneficios penitenciarios.
En las más de dos décadas que permaneció entre rejas por abusar de una niña de 13 años y por, nueve años después, apuñalar hasta la muerte a una agente inmobiliaria, desempeñó distintas tareas dentro de la cárcel de El Dueso (Cantabria).
Su buen comportamiento le llevó a acceder a 38 permisos penitenciarios a partir de 2013, cuando llevaba 15 años encerrado. En ninguna de esas salidas tuvo problemas, con lo que se le concedió el tercer grado en 2020 y, después, la libertad condicional, informa Gema Peñalosa en El Mundo. Precisamente por esa política penitenciaria que impulsa Marlaska, Almeida pudo asesinar al pequeño Álex.