La ministra de Igualdad, Irene Montero, ha comparecido este miércoles en el Congreso de los Diputados para detallar algunos de los ejes de su ministerio. En su comparecencia en la comisión, donde se estrenaba como presidenta Carmen Calvo, su antaño enemiga en el Gobierno, Montero ha dicho que ante la "ofensiva reaccionaria" de "extrema derecha y derecha" contra los derechos de las mujeres y LGTBI, su gobierno quiere avanzar en una "nueva generación de derechos feministas".
En su opinión, es necesario que los derechos de las mujeres como los del colectivo LGTBI estén "blindados" en la Constitución, porque "un país feminista debe tener una Constitución feminista".
Para Montero, el "odio" se combate con derechos que lleguen de forma efectiva a todas las mujeres y ha mencionado los "importantes avances" impulsados desde su Ministerio para consolidar dicha nueva generación de "derechos feministas".
"Sabiendo de la tarea transformadora que nos ocupa esa nueva generación de derechos feministas, no dejaría pasar la oportunidad para reclamar también que los derechos de las mujeres, que los derechos LGTBI, sean derechos blindados en nuestra Constitución", ha señalado Montero. En su opinión, se trata de derechos fundamentales y como tales "deben estar protegidos por nuestra Constitución".
Además, ha defendido la "actualización y profundización democrática" de las "políticas feministas", convertidas, ha dicho, en "políticas de Estado". "Hay una mayoría que quiere avanzar", ha dicho la ministra destacando que "es el momento de reflexionar si en este contexto" hay que darle un marco constitucional.
La Constitución que quería Calvo
Lo cierto es que la idea de una Constitución "feminista" no es nueva y durante un tiempo fue bandera de la exvicepresidenta Calvo, empeñada en emprender reformas en la Carta Magna para hacerla más igualitaria. Hace dos años, Calvo pedía que nuestra Constitución incluyera una mención a la igualdad de hombres y mujeres que en realidad ya recoge en el artículo 14. Un artículo, por cierto, que también blindaría, como pedía este miércoles Montero, el derecho a no ser discriminado por la raza o la orientación sexual.
Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.
Calvo también quiso cambiarle la letra a la Constitución para hacerla más "inclusiva" pero se topó con el rechazo de la Real Academia Española, a la que encargó un informe. La RAE desbarató sus intenciones dejando claro que gramaticalmente la Carta Magna era impecable y sólo le dio la razón en un punto, la posibilidad de "desdoblar sustantivos como rey o reina o príncipe y princesa", dejando claro que en cualquier caso no era algo urgente.