Pinchazo sin paliativos. Los fastos organizados por la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y los sindicatos separatistas para conmemorar el referéndum ilegal del 1-O y la huelga que se llevó a cabo dos días después han constituido un fracaso absoluto. Al tiempo que Elisenda Paluzie, presidenta de la ANC, y Jordi Cuixart, presidente de Òmnium, clamaban a favor de volver a proclamar la república y dinamitar la mesa de diálogo entre Gobierno y Govern, las bases separatistas daban la espalda a los actos convocados por sus organizaciones.
El punto culminante de la desmovilización se ha producido este domingo, cuando sólo unas mil personas (1.200 según la Guardia Urbana) han acudido a la manifestación de la ANC entre las plazas Francesc Macià y Cinco de Oros de la Diagonal de Barcelona.
El pasado viernes ya se registró una participación muy escasa en la marcha convocada por los Comités de Defensa de la República (CDR) que acabó con quema de contenedores en el centro de Barcelona. Ayer, las tres marchas organizadas en las provincias de Lérida, Gerona y Tarragona también constituyeron un fiasco. Solo unos pocos cientos de personas acudieron a esa especie de procesiones. Y este domingo, ni TV3 podía ocultar el pinchazo y asumía como propia la cifra dada por la Guardia Urbana. En cambio, la ANC hablaba de miles de participantes y distribuía imágenes con planos cerrados que trataban de disimular lo menguado de la manifestación.