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El separatismo intenta convertir el 1-O en una leyenda como la del 11 de septiembre de 1714

Aragonès asegura que el referéndum ilegal es un "punto de no retorno" y que "Cataluña volverá a votar, es inevitable".

El independentismo celebra el cuarto aniversario del referéndum ilegal del 1-O, momento culminante del golpe de Estado separatista. A pesar de la división escenificada este jueves en el Parlamento catalán, Pere Aragonès ha logrado que todo su gabinete posara para una fotografía conjunta en la sede del departamento de Salud, que fue uno de los puntos de votación de aquel día.

El propósito independentista es convertir el 1-O es una especie de "Onze de Setembre" de nuevo cuño y renovar la leyenda de la guerra eterna de los buenos catalanes contra la malvada España. Poco importa que el referéndum ilegal careciera de épica o que los promotores que no se dieron a la fuga hayan acabado aceptando el indulto de Pedro Sánchez a la vez que criticaban la medida de gracia.

Tampoco es impedimento alguno que cuatro años después los líderes separatistas no hayan cumplido ni una sola de sus promesas, empezando por Quim Torra, el presidente post-155 que asumió el cargo con el propósito de aplicar el "mandato" del 1-O y convertir Cataluña en un Estado independiente. Ese fue el argumento de todos sus discursos, pero no hizo nada por acercarse siquiera a un tímido intento de asonada. Es más, aprovechó el contencioso de las pancartas para salir de la Generalidad sin más daño que una mera inhabilitación por desobediencia. Torra, que se decía destinado a salir al balcón como Macià o Companys para proclamar la república lo único que hizo fue salir al balcón para colgar una sábana que calificaba a los golpistas de "presos políticos". Y de ese modo, el separatista de las soflamas más incendiarias eludió cualquier riesgo de acabar en la cárcel o en el extranjero.

El estilo Aragonès

Pere Aragonès es menos afecto a la retórica inflamada y más dado a la negociación, pero también es un maestro del doble lenguaje, de tal manera que es capaz de combinar ciertas dosis de aparente pragmatismo con discursos inspirados por su jefe, Oriol Junqueras. Así, hoy tocaba lanzar un alegato que animara a las alicaídas bases del separatismo y eso es lo que ha intentado.

El presidente de la Generalidad, flanqueado por sus consejeros, ha loado el 1-O como un "punto de no retorno" y ha asegurado que "Cataluña volverá a votar, es inevitable". Parte de su discurso ha estado dedicado a glosar la supuesta violencia policial, tras lo que ha reivindicado el referéndum ilegal y se ha conjurado para "culminar la independencia" con todos los medios a su alcance: "Queremos hacer de Cataluña una república y eso es lo que haremos".

El prófugo Carles Puigdemont también ha aprovechado la efeméride para colgar en las redes sociales un mensaje en tono grandilocuente en el que asegura que el 1-O fue una "gran victoria del pueblo de Cataluña que venció el miedo a la violencia policial". Además, ha reivindicado su papel y el del Consejo por la República y ha acusado a "España" de querer exterminar el idioma catalán y "convertir Cataluña en una región administrativa".

Las organizaciones separatistas han convocado diversos actos durante el fin de semana para recordar el 1-O, festejos que concluirán el domingo con una concentración en el centro de Barcelona. Hay cierto temor a un pinchazo, dada la escasa afluencia de público en los últimos actos independentistas.

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