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'El País' defiende los botellones y los llama "encuentros de jóvenes en la calle" con "nuevas formas de ocio"

Vandalismo en Barcelona y el desastre del Brexit. Y la lava del volcán de La Palma ha llegado al mar, pero supongo que a estas horas ya lo sabrán.

Vandalismo en Barcelona y el desastre del Brexit. Y la lava del volcán de La Palma ha llegado al mar, pero supongo que a estas horas ya lo sabrán.
Destrozos en Barcelona tras el botellón del sábado. | EFE

El Mundo

"El Pollo Carvajal declara al juez que Podemos cobró de la petrolera venezolana por 'informes fantasma'". Vaya con Podemos, son la banda de Ali Babá.

El editorial comenta el caos y las peleas en las gasolineras de Reino Unido con cierto regocijo. "Los expertos alertaron antes y después del referéndum del Brexit de que, además de muy perjudicial en lo político por la merma de peso para ambas partes en un escenario cada vez más globalizado, iba a ser un pésimo negocio". "Y tiene consecuencias tan perniciosas y evidentes como la grave crisis de suministro de combustible que desde la semana pasada sufre Gran Bretaña. Las imágenes de colas kilométricas de británicos desesperados ante las gasolineras que encuentran abiertas para poder llenar los depósitos de sus vehículos se repiten. Y al mismo tiempo crecen episodios preocupantes de violencia, así como escenas de vandalismo". A puñetazo limpio por un poco de gasolina. ¡En Reino Unido!

La causa es que con el Brexit "muchos de los trabajadores del sector del transporte —buena parte procedían de países de Europa del este— tuvieron que abandonar el Reino Unido tras la entrada en vigor del acuerdo suscrito entre el Gobierno de Johnson y las autoridades comunitarias por el que se materializaba el Brexit, debido a la complejidad del proceso para obtener visados".

"Mientras Downing Street busca soluciones de emergencia, lo que resulta un dislate es que ni el Gobierno ni la oposición británica admitan que sufren las consecuencias del Brexit; de nuevo, en este asunto, parece que se opta por no decir la verdad al ciudadano". Con su pan se coman lo que votaron.

Martí Saballs habla de lo que está pasando en Barcelona, ciudad que, como cuenta Pablo Planas en Libertad Digital, "se hunde en la miseria".

"La seguridad, limpieza y atractivo que tenía aquella Barcelona amante de la estética se ha ido degradando año a año. Hay barrios en el centro que ya no se pueden pisar por la noche y mejor no recitar la fealdad de algunas actuaciones en la vía pública". Según Saballs "la principal culpa es de su alcaldesa y viene de lejos: su ideología, que desde siempre ha estado enfrentada a lo que había significado la Barcelona exitosa que todos recordamos. Del Tourist go home al botafumeiro para los okupas". Mientras, las telesánchez tienen la desfachatez de poner el ojo en Madrid.

Y Federico Jiménez Losantos recuerda sus días de escuela y, como el profesor de Filología que nunca deja de ser, critica a la ministra de Educación. "Dice Alegría, y me da pena y rabia leerlo, que "un suspenso es un fracaso colectivo". Qué majadería. Qué criminal error. Un suspenso prueba, hoy más que antes, que hay un nivel de exigencia sin el que no se pasa la asignatura y el curso. El aprobado o la nota alta son valiosos precisamente por esa exigencia. Y el título de la carrera valdrá más cuanto más difícil sea conseguirlo. El éxito será personal y, entonces sí, colectivo, porque el sistema de educación y selección funciona para beneficio de la sociedad que lo paga. Si se regala el aprobado, se está robando la nota y la carrera". Pero Federico, si el presidente del Gobierno ha plagiado su tesis, qué esperas.

El País

"La imprevisión del Brexit agrava la crisis británica de suministros". El País editorializa hoy sobre los botellones de Barcelona para justificarlos.

"Las imágenes de la violencia callejera durante las fiestas de la Mercè en Barcelona han sido turbadoras", pero tampoco es para tanto. "El diagnóstico de las fuerzas policiales y los responsables municipales indica que esos actos de vandalismo están protagonizados por minorías exiguas que aprovechan esas reuniones masivas para practicar el deporte de la violencia urbana como exhibición de incivismo, rebeldía o insumisión sin reivindicación alguna detrás". ¿Reuniones masivas? ¿Están bien de la cabeza en este periódico?

Y es que no hay que estigmatizar a estos muchachitos, dice Pepa Bueno. "Lo preocupante del caso es no solo la existencia misma de este vandalismo hiperminoritario, sino la difusión de la sospecha culpable hacia miles de jóvenes que están desarrollando nuevos modos de ocio que la ciudad no sabe o no está preparada para absorber". ¿Nuevos modos de ocio emborracharse, dejar la ciudad hecha un asco, liarse a puñaladas, quemar contenedores, apedrear a la policía? A Pepa se le ha ido la pinza.

Pero ella sigue. "Criminalizar esos encuentros en la calle como sinónimo de violencia o establecer una mecánica causal entre el vandalismo y las reuniones de jóvenes incentiva el alarmismo y, sobre todo, los estigmatiza de forma genérica". Es "imprudente (y contraproducente) identificar detrás de los jóvenes la auténtica delincuencia en que incurren exiguos subgrupos casi profesionalizados". A ver Pepa, esos "encuentros de jóvenes en la calle" para desarrollar "nuevos modos de ocio" están prohibidos. Definitivamente, en El País están para que los encierren.

ABC

"Dos ministros a la gresca, también en rueda de prensa". Nuevo enfrentamiento entre Escrivá y Yolanda Díaz. Ignacio Camacho se pone del lado de Escrivá, aunque primero le echa la bronca por desdecirse siempre tras soltar una verdad incómoda para el Gobierno chupi guay. "Además de formular opiniones o dar consejos, por lo general puestos en razón, tiene la obligación de llevarlos a efecto si de veras cree en ellos. Y si no puede, o no sabe, o no le dejan, o no se siente con fuerza, más vale que se vuelva a cualquier sitio donde pueda expresar su criterio con independencia y sin tener que morderse la lengua".

"El principal problema de Escrivá consiste en que tiende a decir verdades amargas sobre un asunto, el de las pensiones, de naturaleza política muy delicada". "Escrivá propone soluciones impopulares desde un Gobierno que ni siquiera está dispuesto a someterlas a debate".

De lo de Barcelona habla Sostres. "Arde Barcelona y lo normal es preguntarse por qué Madrid no arde. Ayuso barrió a Pablo Iglesias hasta tirarlo a la basura de las tertulias y las redes sociales. Colau barrió a la brigada antidisturbios de la Guardia Urbana y hoy Barcelona es una gran cloaca con ella de jefa de las ratas". "El incendiado botellón de Barcelona es el final de un largo trayecto, del que sólo se regresa con mano dura y mucha paciencia". Qué duro eres Sostres, si sólo es una reunión de jóvenes desarrollando nuevos modos de ocio. Intransigente, que eres un intransigente.

La Razón

"Expropiación a la Policía: nos van a echar de Cataluña". Deben estar encantados de salir de ese infierno. El editorial critica al Gobierno por vender a cachitos Cataluña por un puñado de votos. "Se pretende expulsar del centro de Barcelona a la Policía Nacional para erradicar del imaginario público cualquier símbolo que represente la vigencia del Estado en Cataluña. Que se consiga, que nuestra Policía sea utilizada como moneda de cambio por el nacionalismo y la extrema izquierda, es una responsabilidad que la opinión pública hará recaer sobre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez".

Vicente Vallés comenta encantado y risueño lo que les está pasando a los británicos. "El primer ministro británico ganó las elecciones con suficiencia al prometer a su pueblo que ejecutaría el Brexit hasta las últimas consecuencias. Y ha cumplido, aunque quizá en esta ocasión algunos ciudadanos del Reino Unido preferirían que Johnson hubiera olvidado ese compromiso".

"Hoy, es habitual encontrar en Londres supermercados con estanterías semivacías por falta de género, y muchas gasolineras han tenido que cerrar porque no disponen de combustible. El motivo es que miles de camioneros europeos que antes trabajaban en Gran Bretaña, ahora no pueden hacerlo, y no hay suficientes camioneros nacionales para sustituirlos. Sin camiones, no hay reparto. Y sin reparto, hay desabastecimiento.

"El Brexit ha sido, probablemente, la idea más absurda que haya podido someterse jamás a referéndum". "Pero ganó, y es justo que quienes votaron de esa manera disfruten ahora de lo votado". Lo mismo se les puede decir a los barceloneses que votaron a Coalu. Disfruten el vandalismo.

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