El doble atentado terrorista cometido este jueves en Kabul por la facción local del ISIS o Estado Islámico ha acelerado los planes de los países occidentales de dar por cerradas sus operaciones de evacuación en Afganistán. Algunos aliados, incluso, han decidido sobre la marcha precipitar su salida más de veinticuatro horas, como Alemania, y que sus últimos vuelos de repatriación salieran unas pocas horas después del atentado yihadista.
El Gobierno español no ha querido durante toda la semana poner una fecha fija al final de su misión, pese a que los países europeos venían adelantando que terminarían entre este viernes y mañana sábado. Con la ministra de Defensa, Margarita Robles, como la voz más autorizada, siempre han mantenido que seguirían evacuando a personas de Afganistán mientras les fuera posible, especialmente a los afganos que trabajaron con nuestro país.
La fecha de finalización definitiva ya ha llegado. España tiene previsto poner punto y final a sus operaciones este viernes, aunque trabaja a contrarreloj para intentar llevarse consigo a esos trabajadores y colaboradores que acompañados por sus familias han conseguido llegar a la capital afgana, pero no han conseguido acceder al aeropuerto. Ellos se han convertido en el gran reto a solucionar durante las próximas horas.
Las Fuerzas Armadas han conseguido en los últimos tres días poner tres aviones diarios en las pistas del aeropuerto de Kabul. Lo que no está claro es si este viernes se podrá hacer lo mismo o si, por el contrario, tan sólo serán viables dos de esos vuelos, exactamente, los que salen durante la franja horaria propia de la madrugada. Si ese tercer vuelo no es viable, se dejarán detrás a muchas más personas de las previstas.
El personal que ahora mismo tiene España en la capital afgana ocupa la capacidad de avión y medio. Son el embajador y tres de sus diplomáticos, la cápsula de seguridad de la Embajada compuesta por GEOS y UIP de la Policía Nacional, y a buena parte de los militares desplegados en el aeródromo, entre los que hay efectivos de operaciones especiales, el EADA y sanitarios del Ejército del Aire y el batallón CIMIC del Ejército de Tierra.
Si solo se pueden utilizar dos aviones, el objetivo del Gobierno es llenar el medio avión que iría vacío con el mayor número de colaboradores afganos y familiares posibles. Si se puede gestionar el tercer avión, se llenará hasta el máximo de su carga a ese tercer aparato para salvar al máximo número de personas posibles. Sea la opción que sea, está decidido que se abandone parte del material llevado estas semanas (trasmisiones, sanitario…) para que hacer más huecos a los afganos.