Afganistán está viviendo uno de sus situaciones más complicadas en décadas. La salida de las tropas internacionales que apoyaban al Gobierno de Kabul ha traído consigo una gran ofensiva talibán que está poniendo en jaque al ejército local en buena parte del país. No en vano, hasta nueve capitales de provincia han caído en manos de los islamistas en menos de una semana. Y hay combates en otra decena de provincias.
Uno de los objetivos que los talibanes tienen en el rabillo del ojo son los traductores afganos que durante estos últimos veinte años de despliegue internacional en el país asiático sirvieron como traductores a los militares de la coalición internacional. Este personal fue imprescindible para el éxito de las misiones en la zona y los talibanes no lo personan. Llevan amenazándolos años a ellos y a sus familias.
Es por eso que ahora, que la situación en Afganistán se ha recrudecido, y tras la petición de auxilio de los propios traductores, el Gobierno de España está diseñando un plan para traer a nuestro país a quienes un día fueron unos ojos y oídos fundamentales de nuestras tropas en el país asiático. Un plan en el que están trabajando desde hace días los ministerios de Defensa, Interior y Asuntos Exteriores.
"Por razones de seguridad no se pueden dar más datos, es una operación compleja y concierne a tres ministerios", han dicho a Libertad Digital fuentes gubernamentales. Es por ello que, de momento, no hay datos más o menos exactos sobre el número de traductores afganos que podrían llegar a nuestro país, ni sobre si estos vendrán acompañados o no por una parte de sus familias, que también sufren los ajustes de cuentas de los talibanes.
Las mismas fuentes han explicado que en estos momentos se están realizando "las labores de identificación", mientras se trabaja en aclarar "bajo qué régimen quedarían" una vez llegaran a nuestro país. "Estamos avanzando lo más rápido que se puede porque la situación empeora por horas, el plan está en la misma fase que otros países de la Unión Europea", han añadido.