El major de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluís Trapero, está en horas bajas dentro del cuerpo. Ya no es el modelo de policía de la república catalana, el Capitán Cataluña cuyo rostro aparecía en camisetas confeccionadas para el público independentista. Desde que fue restituido en la jefatura de los Mossos, tras ser declarado absuelto en la Audiencia Nacional de los cargos que se le imputaban relacionados con el golpe de Estado separatista, no han cesado las voces que exigen su purga.
El anterior consejero de Interior, Miquel Sàmper, de Junts per Catalunya (JxCat) le otorgó de nuevo el mando de los Mossos en cumplimiento de las promesas de los separatistas, que no perdieron la confianza en el major ni cuando declaró en el Supremo y en la Audiencia Nacional que tenía un plan para detener a Puigdemont si la Fiscalía o algún juez se lo hubiera pedido. El independentismo atribuyó tal revelación a una estratagema de la defensa de Trapero.
De nuevo en el cargo, Trapero ha tratado de adoptar un perfil bajo, pero cada vez que el Rey viaja a Cataluña, el jefe de los Mossos es el encargado de proceder al primer saludo oficial. Las autoridades políticas tratan de evitar imágenes con Felipe VI, pero Trapero ya ha sido captado unas cuantas veces cuadrándose ante el monarca. Que acuda por órdenes políticas a recibir al Rey es lo de menos para los mossos independentistas, que atribuyen esas imágenes a la propia voluntad del major.
También le reprochan el supuesto plan para detener a Puigdemont, aunque lo cierto es que el expresidente se fugó de España con la colaboración de mossos separatistas. O que dijera que se opondría a la celebración de un nuevo referéndum ilegal y estaría a las órdenes de jueces y fiscales.
Los cambios en el área de guardaespaldas del cuerpo han propiciado una nueva carga contra Trapero, que no sólo ha perdido el mando de los escoltas por decisión del presidente de la Generalidad, Pere Aragonès, sino que topa con una creciente resistencia del sector independentista de los Mossos. Hasta cinco sindicatos y agrupaciones separatistas de los Mossos han pedido su cese a través de un comunicado en el que se le acusa de ser un servidor del Estado, una suerte de lacayo de la potencia opresora. Se trata de la Asociación de Defensa de las Instituciones Catalanas (ADIC), de Guilleries Mossos, Mossos per la Democràcia, Mossos per la República y el Sindicat SAME.
"Estamos de acuerdo en que la Prefectura pierda el mando sobre todo el servicio de escoltas de la Generalidad, lo que habría que ampliar a otras unidades sensibles. Un comisariado que diseña un plan para detener a todo un gobierno democráticamente elegido poniéndose al servicio de una judicatura y una fiscalía politizadas y sin voluntad de aplicar rectamente el derecho penal no es merecedor de tener el control jerárquico sobre los escoltas de nuestras autoridades nacionales", afirman en la nota.
Por el plan para detener a Puigdemont y por haberse manifestado supuestamente en contra de un nuevo referéndum exigen la destitución y piden que el criterio para nombrar mandos en los Mossos "sea el inquebrantable compromiso de lealtad con el pueblo de Cataluña, del que emana nuestro poder y al único a quien debemos y servimos, y a todas sus instituciones".
En el comunicado aseguran que uno de los guardaespaldas de la dirigente de JxCat, Elsa Artadi, era simpatizante de Ciudadanos y que otro miembro del área de escoltas pertenece a Vox, por lo que además del cese de Trapero piden una purga a fondo del cuerpo.
La consejería de Interior nunca ha actuado contra los mossos separatistas, que lucen símbolos independentistas tales como banderas esteladas en sus despachos.