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El defensor del pueblo catalán mandó construir una piscina al lado de su despacho

Rafael Ribó ordenó la construcción dos años después de ser nombrado, pero la alberca se tuvo que desmantelar porque filtraba agua a pisos inferiores.

Rafael Ribó, en una foto de Archivo | Efe

Rafael Ribó, el síndico de agravios o defensor del pueblo de Cataluña, lleva en el cargo desde 2004. Saltó de la política activa, la dirección de Iniciativa per Catalunya (la formación que sustituyó al PSUC, siglas finiquitadas por el propio Ribó) al despacho en el que permanece desde hace 17 años. Cobra 130.000 euros, siendo el defensor del pueblo mejor pagado de España. Y por si no fuera suficiente, se mandó construir una piscina al lado del despacho.
La institución que preside Ribó ocupa un edificio de cinco plantas cedido por la Consejería de Economía. Ribó mandó hacer obras al poco de aterrizar. Dos años después, en 2008 y no contento del todo con la remodelación ordenó la construcción de una piscina en la azotea, justo al lado de sus dependencias. El importe total de las obras de remodelación y de la piscina fue de cinco millones y medio de euros.

La piscina, alberca o "lámina de agua", que es como la llaman en la sindicatura, ha sido descubierta por el diario Crónica Global. Era uno de los secretos mejor guardados por Ribó. De hecho, cuando procedió a la inauguración oficial de las reformas en el edificio mandó tapar la piscina con una tarima y césped artificial para que no la vieran los periodistas.

Según fuentes de la entidad que cita el referido digital, la alberca tenía una profundidad de tan sólo cuarenta centímetros, pero presentaba defectos de construcción que provocaban filtraciones en las plantas inferiores. Además, la recirculación del agua requería de constantes reparaciones, de modo que a Ribó no le quedó más remedio que renunciar a la "lámina de agua".

Sin embargo, aún hoy se mantiene un notable sigilo respecto a la alberca. La sindicatura confirma la información, que ha salido del interior de la propia entidad, pero se niega a facilitar una visita informativa para comprobar in situ el rastro de la piscinita de Ribó. A cambio ofrece algunas instantáneas de cómo está en la actualidad la azotea. Ribó debería haber abandonado el cargo hace dos años, pero su papel es imprescindible para avalar los excesos del proceso separatista.

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