La Dirección General de Tráfico (DGT) va a vigilar a los conductores durante este verano con 39 drones o sistemas aéreos no tripulados. Unos aparatos que estarán controlados o pilotados por los efectivos de la Guardia Civil o de la DGT y cuyo número aumenta algo más de un 25 por ciento respecto al año 2020, cuando se distribuyeron 28 aparatos por casi todo el territorio nacional –salvo en País Vasco y Cataluña, donde las competencias están transferidas–.
Los objetivos de estos drones, que entraron en servicio por primera vez en 2018 para apoyar a los helicópteros de la DGT, serán varios. En primer lugar, la detección de conductas temerarias al volante. Después, la vigilancia de los tramos de vía más peligrosos, es decir, donde hay un elevado riesgo de accidentes, además de las carreteras con un mayor tránsito de usuarios vulnerables, en particular ciclistas, motociclistas y peatones.
También se utilizan para la monitorización y apoyo a la regulación en operaciones y eventos especiales en los que se concentra un elevado número de movimientos en carretera; para misiones ordinarias de regulación complementarias a las desarrolladas por los helicópteros; y para apoyar en situaciones de emergencia que por su gravedad afecten de manera notable a la circulación y seguridad de los usuarios de la vía.
El mayor número de drones tendrán su base en la capital de España. Desde Madrid actuarán un total de 15 aeronaves que, además de sobrevolar las carreteras de Comunidad de Madrid y Castilla la Mancha, darán apoyo al resto de provincias del territorio nacional que lo necesiten. Cada patrulla de helicópteros de DGT con base en La Coruña, Zaragoza, Valladolid, Sevilla, Málaga y Valencia contará con dos drones para desarrollar misiones locales y zonas limítrofes.
Por su parte, las comunidades autónomas de Cantabria, Asturias y Extremadura dispondrán de dos drones en cada uno de sus aeródromos; y los dos archipiélagos, el de Baleares y el de Canarias, tendrán tres unidades cada uno.
Los drones de la DGT
Los modelos de drones empleados por la DGT pertenecen a las empresas SDLE y DJI. En ambos casos se trata de tecnología y fabricación españolas. Todos funcionan a una altura de 120 metros y sus hélices les permiten alcanzar una velocidad de hasta 80km/h. Asimismo, pueden soportar temperaturas de entre 20 y 45 grados.
Disponen de una autonomía de hasta 40 minutos, periodo tras el cual se procede al cambio de batería y pueden retomar el vuelo inmediatamente. A pesar de que el rango de acción los drones de la DGT puede llegar a los 10 km, actualmente la Unidad de Medios Aéreos mantiene en todos ellos la línea de visualización que va entre uno y dos kilómetros.
Los datos de Interior dicen que estos drones, desde 2018, han realizado seguimiento a más de 55.000 vehículos y han detectado más de 600 infracciones. El 15,9 por ciento de ellas tienen que ver con el uso incorrecto del cinturón y de los sistemas de retención infantil, el 12,5 por ciento de ellas están relacionadas con el uso del móvil al volante, y el 4 por ciento al adelantamiento a ciclistas sin respetar las distancias mínimas de seguridad.