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La concordia sanchista: Pepa Bueno llama "francotiradores" vengativos a los antiindultos

Visto y no visto. Sánchez perpetra los indultos sin consultar con la mayoría de los españoles.

Visto y no visto. Sánchez perpetra los indultos sin consultar con la mayoría de los españoles.
Cordon Press

El Mundo

"Los indultos envalentonan al separatismo: 'referéndum ya'". Tranquilos, hombre, Sánchez está trabajando en ello. ¿A qué han venido esas prisas con los indultos?, se preguntarán. Pues lo explica muy bien Iñaki Ellakuría. "Fortalecer el eje Moncloa-Generalitat, frente al Madrid de Isabel Díaz Ayuso. La única oposición cultural y política, hoy por hoy, al sanchismo". Eso son los indultos exprés y lo que venga ahora, la respuesta de Sánchez al 4-M. Sánchez ha entendido que en España ya nadie le soporta y se ha echado en brazos del separatismo. "Sánchez ve en la reeditada alianza con ERC el camino para demoler el edificio constitucional de 1978. La agenda que asumió como propia con la moción de censura a Mariano Rajoy". Veremos en qué termina este acelerón hacia el barranco, porque no se podrá llegar a Moncloa sin los nacionalismos, pero tampoco parece fácil gobernar España sin los españoles. O contra los españoles, como hace Sánchez.

"Será difícil olvidar esto, señor Sánchez", advierte Francisco Rosell en su editorial. "Será difícil olvidar el día en que el presidente español rindió las últimas posiciones argumentales en defensa de la igualdad y la libertad de todos. Y será imposible creer que lo hace por razones de utilidad pública y no privada, pues todos los españoles saben que los beneficiarios de los indultos son los mismos que lo llevaron a usted a Moncloa para hacer justo lo que está haciendo. Y son los únicos que pueden mantenerle allí". Y sobre todo lo que los españoles saben es el valor de la palabra de Sánchez.

"Usted ha causado un daño irreparable a la imagen de la Justicia española dentro y fuera de nuestras fronteras. Usted ha propiciado una reforma judicial que desarma al Constitucional y abarata el delito de sedición porque ha encadenado su futuro al independentismo. ¿Qué futuro de país puede construirse con semejantes aliados? Todos los españoles pagamos con nuestras instituciones la factura de su escapada". Si fuera un demócrata habría sometido los indultos a referéndum. Ya que no lo ha hecho, al menos que devuelva la voz a los españoles. Lleva dos años gobernando con pactos y decisiones contrarias a lo que dijo que haría cuando se presentó a las elecciones. ¿Va a mantener dos años prisioneros a los ciudadanos?

Federico Jiménez Losantos dice que desde ayer Sánchez es un dictador, aunque ya apuntaba maneras antes. "Pedro Sánchez, saltándose todas las limitaciones legales de un presidente del Gobierno, se ha proclamado voluntad por encima de la ley y ha anunciado "un nuevo proyecto de país". Algo que construirá, si le dejamos, con los delincuentes que de forma clamorosamente ilegal e ilegítima ha indultado precisamente para eso: para crear un Estado del que excluye a media Cataluña y a toda España". "En ese proceso y en ese futuro sólo hay un elemento fijo: ÉL", y "se instala definitivamente en la ilegalidad. Es decir, que se proclama dictador". "Y como todo dictador que llega al poder a través de las urnas, o de sentencias prevaricadoras, piensa quedarse en él. Lo hará embarcándonos en la liquidación del régimen del 78, para que los separatistas, sus socios, "se sientan cómodos" y con sus votos lo mantengan en el poder, hasta derribar el régimen. ¡Abajo la dictadura!". No dormiría con Podemos, no pactaré con Bildu, los golpistas cumplirán íntegras sus penas, traeré a Puigdemont para meterle en la cárcel… Urnas ya.

El País

"Sánchez proclama una etapa de diálogo tras los indultos". Pero con los separatistas, no vayan a pensar ustedes que Sánchez piensa hablar con el resto de los españoles. El periódico sanchista le publica una columna al jefe. "El espíritu constitucional", se titula. No huyan, no voy a reproducir el monólogo del presidente de los separatistas. Si quería hablar, que hubiera respondido ayer a las preguntas de los periodistas.

El País, como Sánchez, desprecia a todo lo que no diga amén al déspota. Javier Casqueiro dice que "los partidos de la derecha y la extrema derecha del Parlamento español tienen posiciones muy similares de rechazo frontal a la determinación del Gobierno de Pedro Sánchez de conceder los indultos a los líderes separatistas". O sea, la misma posición que tenía Pedro Sánchez cuando se presentó a las elecciones.

"Con la polémica de los indultos Casado se ha entregado a la línea dura, sin los matices y frenos que demandan algunos dirigentes populares más moderados". No es usted, señor Casqueiro, el que decide quién es moderado. Respete las opiniones ajenas, señor Casqueiro. Esos partidos a los que con tanto respeto alude representan a millones de españoles. Esto es una democracia en la que existe el derecho a discrepar. Incluso con uno mismo, como Sánchez.

El editorial dice que "se trata de una decisión trascendental y polémica, con válidos argumentos en contra", pero que "en los términos en los que se ha planteado, sin embargo, su adopción parece acertada al tener el potencial para cambiar una dinámica nefasta para Cataluña y el conjunto de España", y tal y tal. Lo dejamos en que Sánchez necesita sus votos.

"Los protagonistas del debate público deberían tener la grandeza de espíritu de posicionarse evitando el desprecio —cargado de prejuicios— de las ideas de los demás, el insulto y, en definitiva, arrojar más gasolina al inflamable panorama político. Por el bien de la democracia española". A ver si El País toma nota y evita despreciar las ideas de los demás, que son las mismas que expresó Sánchez.

Pepa Bueno da pistas de que no hay que hacerse muchas ilusiones. "Llevamos días escuchando a Pablo Casado, el líder del principal partido de la oposición en España, calificar de ilegales los indultos y despreciar a cualquiera que manifieste una opinión a favor". Y esto lo dice el periódico que ha deslegitimado y despreciado una manifestación democrática y llamando ultra al que osara acudir a Colón. "Derecha nacionalista", los llama. ¿Era derecha nacionalista Sánchez hace un mes? ¿Es Savater derecha nacionalista? ¿Page?

"Encaramados a los riscos están todos los que tienen deudas pendientes con el Gobierno de Pedro Sánchez, personales o políticas, como francotiradores dispuestos a impedir, a cualquier precio, que esto salga bien". Esto es lo que entiende el sanchismo por concordia: francotiradores vengativos.

ABC

"Y ahora, amnistía y referéndum". Dice el editorial que "nadie puede ni debe dudar de que estos indultos son un aperitivo para el nacionalismo insaciable. El engolado discurso de Pedro Sánchez tras el Consejo de Ministros demostró que o no conoce a los nacionalistas o toma por ingenuos a los españoles. Su cesarismo es insoportable en una democracia parlamentaria".

Ignacio Camacho dice que el discurso magnánimo no es creíble cuando "el apoyo independentista a la moción de censura que entronizó a Pedro Sánchez fue el comienzo de un intercambio de favores en régimen de compraventa, un indisimulado quid pro quo tejido por el ahora ministro Iceta con el objetivo de modificar la Constitución por la puerta trasera".

"La decisión del Consejo de Ministros —por unanimidad, dice la nota oficial, como si fuese un aviso necesario— constituye un triple agravio a la Corona, a la Justicia y a los ciudadanos". Se los ha pasado a todos por el forro.

Luis Ventoso confirma que Sánchez no es el presidente de España, solo lo es de "los que se sienten solidarios con quienes están presos" o de los que "creen que ya cumplieron suficiente castigo". Al resto que les den, su opinión a Sánchez le importa un rábano. "Al esgrimir como principal justificación que el Gobierno atiende a los simpatizantes de los nueve delincuentes, Sánchez viene a decir que la opinión de la mitad de los catalanes importa más que la de la mayoría de los españoles, que según todas las encuestas rechazan los indultos". Y que el presidente tenía la obligación democrática de haberlo comprobado en un referéndum.

"Sánchez consagra que en España existen dos categorías de ciudadanos: la VIP, los catalanes, cuya sensibilidad pesa más y con los que la justicia debe quedar en suspenso si no les gusta; y el resto, los vulgares paisanos de Galicia, León, Madrid, Murcia, Aragón, Andalucía… a los que solo nos toca achantar". Es que ni se ha molestado en tantear otras opiniones.

Ventoso destroza eso de que los indultos "tienen que ver con la necesidad de restablecer la convivencia en la sociedad catalana y en el conjunto de la sociedad española". No, Sánchez, no. El resto de los españoles convivimos estupendamente. Esta crisis nace exclusivamente en Cataluña, inventada allí por un movimiento antiespañol, insolidario, mendaz y más bien xenófobo". Y no ha cambiado lo más mínimo.

"Nos obligan a engullir una rueda de molino (y al estilo de la casa, sin aceptar siguiera preguntas y un debate previo en el Parlamento). Pero al menos déjennos el pequeño consuelo de indicar que no somos imbéciles: esto es un abuso contra la soberanía nacional, que reside en el pueblo español". Y a velocidad de vértigo. Para la próxima —amnistía, referéndum de autodeterminación— habrá que estar preparados y exigir un referéndum en toda España o elecciones. Ni una rueda de molino más.

La Razón

Brevemente: "Indultados". Dice el editorial que "el idílico marco de la Moncloa es una quimera que sirve al plan para que la sociedad española digiera la medida rechazada por siete de cada diez personas. En las palabras de Sánchez, como en su argumentario, desapareció toda razón constitucional, no digamos ya jurídica, con que sostener la indulgencia a políticos condenados por graves conductas contra el criterio del Supremo y la Fiscalía". Ni tribunales, ni opinión pública. Ordeno y mando.

"Estamos obligados a insistir en que el presidente envuelve con lemas emocionales el objeto prioritario de su decisión que es una compensación por la estabilidad de una escuálida mayoría parlamentaria". Lecciones morales de Sánchez, ninguna.

Juan Ramón Lucas tiene una palabra para definir lo de Sánchez. "Unicordia", "condición de concordancia con uno mismo". "Su concepto de concordia se acerca más a lo que el resto de mortales consideramos imposición o exigencia", una característica del sanchismo, "la forma peculiar de hacer política del presidente: acordar consigo mismo en tiempo y lugar según interés, situación y compañías". Y tratar de imponerlo a través de sus terminales mediáticas a base de insultar y amedrentar el discrepante. España se merece un presidente de todos, no solo de una parte de una región.

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