Pablo Iglesias ha desaparecido por completo. Desde que se cortó la coleta (en sentido literal y figurado) tras el batacazo en las elecciones madrileñas, Iglesias no ha publicado ni un solo mensaje en Twitter, no ha acudido a la IV Asamblea de Podemos para escenificar el traspaso de poderes a Ione Belarra y tampoco se le ha visto por Galapagar.
Según han contado los vecinos a La Razón, la última vez que vieron al exlíder morado fue el pasado 2 de marzo. Iglesias estaba sentado en el porche de su casa leyendo un libro al atardecer. Desde entonces, nada de nada. "Aquí ni está ni se les espera, gracias a Dios. Que tanta paz lleve como descanso deja", ha comentado una vecina a La Razón. Desde marzo "no ha vuelto" a Villa Tinaja, ha asegurado otros de los vecinos de los Iglesias-Montero, "es algo muy raro, porque ya desde hace mucho tiempo no salían por la calle, sí que se veía mucho ajetreo de coches oficiales y escoltas".
La que sí permanece en el chalet es la ministra de Igualdad, Irene Montero junto a los tres hijos de la pareja. Además de la presencia de los vehículos oficiales, alguna vecina coincide con ella "cuando sale o cuando entra en coche para ir a trabajar" y además, "también se la escucha cuando está en el jardín".
"Quien parece que ha suplido la ausencia de Iglesias es la madre de Irene Montero, Adoración. Si no se ha instalado en la casa poco le queda, porque se la ve casi todos los días por aquí y también se escuchan las broncas que le mete su hija. Menudo carácter y mala leche tiene Montero. El otro día, paseando por la zona escuché cómo le decía: ’'Joder mamá, así no’', ha relatado a La Razón una vecina que prefiere mantener el anonimato.
La ausencia de Iglesias no ha aliviado del todo a los vecinos, que, aunque ya no ven los coches oficiales del vicepresidente, siguen soportando el trasiego de agentes y seguridad. "Si no está, no entendemos por qué debemos seguir soportando la presencia de tantos policías y guardia civil en la zona. Ahora, además, nos han colocado unos bloques de plástico blancos y rojos a modo de perímetro para que nadie pueda aparcar en las inmediaciones. Esto es algo que queremos tratar en la próxima junta de vecinos porque no aguantamos más. Estamos hartos", ha insistido uno de los propietarios La Razón.