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"España es una olla a presión contra Sánchez, el malestar popular va en aumento"

El Gobierno no da respiro en su carrera de despropósitos. Ahora se ha liado la manta a la cabeza contra las autonomías por el covid.

El Gobierno no da respiro en su carrera de despropósitos. Ahora se ha liado la manta a la cabeza contra las autonomías por el covid.
EFE

El Mundo

"Las CCAA se plantan ante las nuevas restricciones de Darias". ¿Ha perdido la cabeza el Gobierno entero o sólo Sánchez? No damos abasto para cubrir todos los frentes que está abriendo en una carrera enloquecida hacia el barranco.

"¿Por qué las medidas son más duras ahora que cuando teníamos una incidencia de coronavirus mucho mayor y estábamos en estado de alarma?". "Ésta es la pregunta que se hacen en algunas de las principales comunidades autónomas después de que el Consejo Interterritorial de Sanidad aprobase el miércoles una nueva vuelta de tuerca a las restricciones sociales contra la pandemia, a pesar de la mejoría de todos los grandes indicadores referentes al covid-19". Resulta que Sánchez no quería saber nada de la pandemia, hizo caso omiso de las peticiones sobre el estado de alarma y ahora entra como elefante en cacharrería en las competencias que él mismo delegó en las comunidades autónomas, con la chulería y el despotismo que le caracterizan a él y a sus ministros.

El editorial refleja la estupefacción en la que nos ha sumido Darias. "El crédito del Ministerio de Sanidad nunca ha estado muy alto a lo largo de esta pandemia, por desgracia para todos los españoles. El punto álgido de su descrédito llegó cuando Sánchez, después de haber usado a Illa como ariete político contra Ayuso, lo envió de candidato a la presidencia de la Generalitat para tratar de rentabilizar la madrileñofobia" con los resultados conocidos "Al principio, con Darias, pensamos que no se podía ir a peor, pero nadie que se encuentre bajo el mando de Sánchez puede mantenerse ajeno a la politización partidista". Ni al ordeno y mando.

"Causa estupefacción que Sanidad pretenda ahora imponer a las autonomías —previamente dejadas a su suerte— el control gubernamental de unas restricciones que ni cuentan con el consenso de las regiones más pobladas ni se justifican en un contexto de vacunación muy avanzado y un deterioro económico que urge revertir". ¿De qué va Sánchez? No va a aguantar ni un año en el Gobierno. Tiene que asumir de una vez por todas el resultado de las urnas en Madrid.

El País

"Madrid, Andalucía y País Vasco desafían las restricciones". El periódico sanchista se enfrenta un día más a la difícil tarea de defender al jefe.

"El acto de rebeldía que protagonizan estas comunidades es grave porque, más allá de la discusión sobre medidas concretas, dinamita el mecanismo de toma de decisiones que hasta ahora, mal que bien, había permitido criterios consensuados de actuación", dice el editorial poniendo toda la responsabilidad en las comunidades y obviando que fue el propio Sánchez el que delegó las medidas en ellas.

"Alegando que se trata de una imposición política arbitraria (Díaz Ayuso) o una invasión de competencias (País Vasco), las comunidades discrepantes han abierto una enorme grieta en lo que debería ser un marco de diálogo institucional entre administraciones". Curioso que pare referirse a Madrid apunte a la presidenta directamente y para el País Vasco eluda el nombre de Urkullu.

Admite que "el contenido de las medidas aprobadas provoca un punto de perplejidad". "Llama la atención la aprobación en esta fase y en esta materia —a propuesta del Gobierno y por mayoría— de medidas más restrictivas y vinculantes que las que estuvieron activas durante el estado de alarma y una situación general peor". Si no lo entiende ni El País es que la cosa es grave.

No obstante, exige que todo el mundo se someta a la dictadura de Sánchez como hacen ellos. "La gobernanza de un sistema político compuesto como es el español exige un mínimo de lealtad". Aquí el único desleal es Sánchez, que con su obsesión con Madrid ha atropellado a comunidades y hosteleros.

"Se puede discutir si una medida es o no la más adecuada, pero una vez debatida y votada, tiene que aplicarse". ¿Debatida? ¿Votada? Qué dices, perdices, pero si las comunidades más pobladas (seis) votaron en contra o se abstuvieron. Aparte de que Darias no se ha mostrado precisamente dialogante, se ve que el despotismo y la chulería del jefe se pega a todos sus ministros. "La actitud de las autonomías rebeldes erosiona la solidez institucional, alimenta la confusión en la ciudadanía y debilita los instrumentos de lucha contra la pandemia". De verdad que lo de El País es de traca. ¿Cómo puede culpar a las autonomías de alimentar la confusión en la ciudadanía después de lo que ha hecho Sanidad con la AstraZeneca? Van derechitos al barranco con Sánchez e Iván Redondo. Es más serio el periódico de Dina.

ABC

"Madrid y País Vasco lideran la rebelión autonómica contra las restricciones que impone Sanidad". No veo a Sánchez poniéndose chulito con Urkullu y Aitor Esteban, eso solo lo hace con Ayuso, la mujer tontita que le ha dado una soberana paliza en las urnas. "La ministra de Sanidad avisa a las comunidades sobre las medidas acordadas: 'El Gobierno hará que se cumplan'". Este es el diálogo y el debate del que habla El País.

"Esta nueva versión de la desescalada que Darias pretende instaurar de manera imperativa demuestra que o bien el Gobierno sigue perdido en su cúmulo de negligencias, o directamente actúa con mala fe política manteniendo una tensión entre autonomías que nadie necesita", dice el editorial. Yo no lo dudaría, es mala fe.

"Semanas atrás, Pedro Sánchez alegó que España no necesitaba más estado de alarma. Y estaba en lo cierto. Más aún, sostuvo que debía ser el Tribunal Supremo quien se erigiese en un legislador paralelo y resolviese las diferencias entre las autonomías. De nuevo se sacudía de encima los problemas, su especialidad. Nunca planteó un plan B a la alarma y nunca legisló para cubrir las lagunas legales contra una pandemia. Sus problemas políticos los debían resolver los jueces con soluciones jurídicas. Y en eso quedó todo hasta que ayer la propia Darias dijo que 'la judicialización no es una medida que se plantee en este momento', justo lo contrario, por cierto, de lo que sostuvo Carmen Calvo días atrás". A este gobierno la palabra y las opiniones le duran menos que un caramelo en la puerta de un colegio.

"En realidad la cogobernanza no existe. Solo existe ese ordeno y mando tan propio del cariz intervencionista de Sánchez". Cariz dictatorial, mejor dicho. "La presión de Darias sobre Madrid, donde el PSOE naufragó en las elecciones de mayo, reviste caracteres políticos especialmente persecutorios". No admiten el resultado de las elecciones.

Como dice Ignacio Camacho, "en su obsesión por someter a Madrid bajo su criterio, el sanchismo vuelve a romper el consenso sin conseguir otra cosa que generalizar el descalzaperros". Esta vez la bofetada ha alcanzado a Aitor Esteban. Seguro que todavía se está tirando de los pelos por haber traicionado a Rajoy, un hombre tranquilo y previsible, no como esta desgracia de Sánchez que nos gobierna gracias a él.

La Razón

"Rajoy hace llegar al PP que 'hay muros' para evitar su imputación". Para tranquilizar a Casado, que está al borde de un ataque de nervios. Pero en todos sitios cuecen habas. "La exsenadora de Podemos que cuestiona las donaciones: 'En el partido era vox populi que había sobresueldos'". Pablo, acabarás en la cárcel.

Sobre el ultimo follón que ha armado el gobierno con la pandemia, dice el editorial que "no se entiende que se acabe acordando regresar a una medidas más restrictivas que las que ahora se estaban aplicando. Si, como argumenta Pedro Sánchez, el ritmo de vacunación 'va como un tiro', insistiendo en que se está en el camino de alcanzar el objetivo fijado por el Gobierno de vacunar al 70% de la población antes de que concluya el verano, parece una incongruencia este nuevo retroceso".

Por lo tanto, lo único que explica este despropósito es la obsesión con Madrid. "La Moncloa, más preocupada por cómo contrarrestar las políticas aplicadas por sus adversarios, especialmente en Madrid, prefirió pasar de puntillas tras el fin del estado de alarma para no cometer más errores. De ahí viene que el Consejo Interterritorial de Salud aprobase el miércoles medidas de obligado cumplimiento en contra de seis comunidades –Andalucía, Cataluña, Galicia, Madrid, Murcia y País Vasco, ninguna socialista– , pero incumpliendo que deben ser tomadas por consenso –ley 16/2003–, razón que Madrid esgrime con todo el derecho para evitar un nuevo castigo político. Y sobre su economía". Urkullu es un daño colateral en la guerra contra Ayuso.

Dice Abel Hernández que "España empieza a ser una olla a presión contra Sánchez". "El malestar popular contra el sanchismo va en aumento". Covid, recibo de la luz, indultos, vaya semanita que llevan.

"El malestar popular con este Gobierno es general, nace de la calle, de las tiendas y de los bares, como se vio en Madrid, resuena en los altos despachos, presenta un amplio espectro ideológico, incluye a notables sectores de la izquierda y parece imparable. ¡Cuidado con el barranco! El pueblo no comprende los compromisos de Pedro Sánchez con los enemigos de la Constitución, de la Monarquía y de la unidad nacional". España ya no aguanta más a Sánchez.

Sandra Golpe dice que "cuanto más ataca este Gobierno a Isabel Díaz Ayuso y más pone como ejemplo el modelo valenciano de gestión pandémica, más está encumbrando a la presidenta madrileña". "En esta última contienda, la ministra Darias señala como culpable, expresamente, a la Comunidad de Madrid, a pesar de que otras regiones también se hayan opuesto a sus intenciones". Derechitos al barranco. Alabada sea Ayuso, al final acabará con Sánchez como acabó con Iglesias. Aunque sea con un Casado interpuesto.

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