Ángel H.S. fue uno de los agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP), los conocidos de forma popular como antidisturbios, que fue desplegado en Cataluña como refuerzo ante los posibles disturbios que los independentistas podían causar con motivo de la sentencia del 1-O. Viajó con sus compañeros a Barcelona desde La Coruña, una de las bases de la VIII UIP de la que formaba parte.
La tarde-noche del 18 de octubre de 2019 le cambió la vida para siempre. Estaba desplegado en la plaza de Urquinaona, junto a la convergencia de las calles Trafalgar y Les Jonqueres, cuando un objeto contundente le destrozó la muñeca. Fue directo al hospital y le hicieron su primera intervención quirúrgica. Le pusieron una placa y seis tornillos para tratar de solucionar el problema.
Allí recibió incluso la visita del ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, que también visitó a otros agentes heridos en los disturbios. Pero la recuperación de su muñeca no fue tal y como estaba previsto. La fractura en el hueso no se soldaba y el 20 de noviembre de 2020 tuvo que volver a pasar por el quirófano en La Coruña. Le quitaron la placa y los seis tornillos anteriores y le colocaron otra placa, ocho tornillos y una malla en el hueso.
Pero la muñeca de Ángel no ha vuelto a ser lo que era ni lo que debía ser. Es por ello que la Dirección General de Policía decidió jubilarle. Este miércoles 26 fue su último día oficial como agentes de la Policía Nacional. Y ayer jueves fue cuando acudió a resolver el papeleo al centro policial de Lonzas, en la capital coruñesa. Fue el momento elegido por sus compañeros durante más de una década para hacerle un emotivo acto de despedida.