El Mundo
"Pedro Sánchez exhibirá su mayoría en el Congreso para imponer los indultos frente a la Fiscalía y el Supremo". El editorial habla del nuevo viejo gobierno catalán, que ya nace con las taras propias de los últimos gobiernos catalanes. "El bucle procesista no solo no acabará, sino que amenaza con seguir devorando a sus hijos después de haberlo hecho con sus padres. El Govern recién formado tiene tres problemas fundamentales que se llaman ERC, Junts per Catalunya y CUP, no necesariamente por este orden". Lo de siempre, vaya.
"ERC sigue teledirigida desde prisión por un condenado en espera de indulto", "Puigdemont ha colocado a su nuevo valido —una vez fundido el fusible Torra—, Jordi Puigneró, como vicepresidente. Se trata de un fanático de la causa especialmente grotesco, conocido por sus insultos xenófobos a todo lo español". Y "completan el cuadro los antisistema anarcoides de las CUP, que se oponen a todo lo que suene remotamente a racionalidad, ley o progreso". ¿Qué puede salir mal?
"La desmovilización del constitucionalismo deparó este Govern esquizoide a quien nadie se atreve a pronosticar demasiada longevidad. Y lo peor es que tampoco asegura nadie que pueda forjarse una alternativa viable a medio plazo. Cataluña en su laberinto". El día de la marmota al menos tuvo un final feliz, con Bill Murray y Andie MacDowell enamorados. No veo a Rufián besándose con Carrizosa.
Federico Jiménez Losantos critica la conculcación de los derechos fundamentales de Vox. "La concentración prohibida a Vox se permitió durante tres horas a cientos de manifestantes, sobre todo musulmanes, que trataron de irrumpir repetidamente en el hotel de Abascal. Ayer, sólo Cs respaldó sus derechos políticos. Gamarra lo acusó de provocar: 'Cada uno es responsable de sus actos'. El PP lo es de equipararse a Errejón, que dice que Abascal 'chapotea en un estercolero moral'. Errejón no puede hacerlo. La parte se confundiría con el todo".
Y no se habrán enterado, porque los medios de comunicación de izquierdas, en particular las teles, solo dan las protestas cuando son contra Ayuso, pero Ximo Puig ha despedido a más de 3.000 sanitarios por la cómoda vía del WhatsApp. Eso sí, en la posdata les llama "héroes". "El Gobierno valenciano ejecuta el despido de más de 3.200 sanitarios contratados para la pandemia".
Juan Diego Mañueco denuncia la diferencia de trato si eso lo hace la derecha o si lo hace la izquierda. "En este estado de abducción que vive España no es lo mismo ser un insolente demonio facha capaz de construir en medio de la pandemia provocada por un virus respiratorio muy contagioso un hospital público especializado en el virus respiratorio muy contagioso, que ser un tipaso de izquierdas, un superhéroe socialista, el hombre mainstream destinado a proteger los valores Prisa, ser, en fin, alguien que no tuvo más remedio que agilizar el despido de 3.200 médicos enviándoles un difundido por WhatsApp justo cuando la retaguardia de los hospitales es más valiosa en este trance de cerrar la pandemia". Ximo Puig, que lleva dando lecciones a Ayuso desde el comienzo de la pandemia, hay que jorobarse.
"La expulsión de los héroes de marzo no ha emocionado a ninguno de los influencers de lo público que suelen secuestrar el debate". Ni han chistado, oye. "Construir hospitales fue muy criticado por los editorialistas orgánicos y, ahora, tras perder el tiempo haciendo zapping en las cadenas sensibilizadas, pulsando F5 sobre los dominios del bien, no he encontrado ninguna alusión conmovedora al turboliberalismo valenciano". Qué discreción ante este ataque a la sanidad pública. Se le ocurre hacer algo así a Ayuso y arden al rojo vivo las redes y las teles, Mónica, médica y madre, se hubiera desgañitado con Ferreras, Prisa hubiera dedicado el editorial en portada a IDA, la desmanteladora de la sanidad pública. Pero como es Puig, azote de la derecha, ni mu.
"Ximo Puig envió a los doctores al matadero protegido por la reserva mediática que determina las consecuencias y los resultados de las acciones de nuestros representantes públicos según su ideología". Ver para creer.
El País
"Sánchez defiende los indultos frente a 'venganzas o revanchas'". Pepa Bueno da su bendición. "Hay que sumar el fracaso de la vía unilateral, la descomposición postconvergente, la ligera primacía de ERC y la recuperada fortaleza del PSC para concluir que, efectivamente, estamos en un tiempo nuevo que merece ofrecer a Cataluña la oportunidad de escapar del callejón sin salida en el que la han metido los dirigentes independentistas". Ese callejón no tiene salida, Pepa, es una vía cegada. Se trata de que la mitad de los catalanes, los indepes, no reconocen el derecho a existir de la otra mitad no indepe. Y eso no hay quien lo arregle, con indultos o sin ellos.
De Aragonès habla maravillas. "Su trayectoria de político profesional de largo recorrido, permite albergar también esperanzas de que devolverá a la institución que representa la dignidad y la centralidad que arrasaron sus antecesores inmediatos". De hecho ha comenzado fenomenal nombrando vicepresidente a un fanático "separatista supremacista que odia a España", cuenta Pablo Planas en LD. Es una prueba irrefutable de la centralidad de Aragonès y sus ganitas de concordia.
Aconseja Pepa a Sánchez "valentía política y claridad". Claridad y transparencia al rey del embuste. No pides tú ni ná. "A su electorado le será más fácil asumir un gesto que busca mirar al futuro que una cesión vergonzante disfrazada con lenguaje de madera. El mayor error será ir a la defensiva en este asunto. Porque el estruendo político de la oposición lo tiene garantizado, haga lo que haga". El estruendo político siempre está garantizado por un lado y por el otro.
Salvo que se trate de los trapicheos de Ximo Puig. Como Juan Diego Mañueco, busco y rebusco los despidos de los sanitarios perpetrados por el socialista valenciano, hasta en la edición específica que tiene El País digital de la Comunidad Valenciana. Mutis por el foro. En cambio, una noticia que publicaban ayer sobre Madrid —"Un plan para Atención Primaria plantea cerrar decenas de centros de salud en Madrid"—, continúa teniendo un lugar privilegiado en la sección de Madrid. Pasen y vean.
ABC
"Sánchez prepara los indultos y presiona a los jueces". Dice el editorial que Pepa no tiene por qué preocuparse por los escrúpulos de Sánchez, "lo admitió sin complejos desde Bruselas, y vino a justificar eventuales medidas de gracia alegando que el Gobierno debe actuar sin ánimo de venganza ni revancha". "Sánchez pretende poner una venda en los ojos de los españoles y claudicar ante el victimismo de unos golpistas creyendo que su política para apaciguarles terminará disolviendo su chantaje. Pero el único motivo de fondo es contentar a ERC para garantizarse la continuidad de la legislatura. Sin más". Si le conviniera no indultarlos no lo haría, Sánchez todo lo hace por su propio interés, ya le tenemos muy calado.
"No merece ser indultado quien solo exige de España una humillación y la renuncia a seguir siendo una nación. Sería como si el Gobierno les pidiese perdón por su golpismo y aceptara que los jueces fueron culpables de dictar un fallo injusto y represivo. Demasiado insultante todo, incluso para Sánchez". Nada es demasiado insultante para Sánchez.
Hughes es uno de los pocos (él y Federico, en concreto) que defiende los derechos democráticos de Vox. "Antes de un acto político, Vox tiene que preguntar, primero, si es pertinente, si no molesta mucho". "La negación del derecho de manifestación a Vox en Ceuta es asunto grave". "Por mucho velo y confusionismo que se proyecte, es difícil negar que Vox recibe violencia", pero genera "una actitud de tolerancia, de comodidad, de perversidad. No abre portadas, no indigna". Algunos se relamen de gusto. Les pone ver un adoquín en la cabeza de Abascal. Hala, eso por facha.
"En los términos ultra, extrema derecha o fascista hay ya una violencia conceptual grande, pero además se enfrentan a un clima de hostilidad creado con omisiones y acusaciones, y quizás sea hora de encontrar una palabra para denominar a estos políticos, periodistas, escritores/toras, tertulianas rampantes, academiquillos y cogitadores orgánicos varios que justifican la violencia o solo la naturalizan; quienes la inducen con sus adjetivos y la relativizan con su indiferencia; quienes crean el clima, climatizadores. ¿Cómo llamarles? ¿Colaboracionistas? ¿Totalitarios? ¿Replicas de la borroka antiespañola? ¿Esclavos de lo paraestatal que se entendió con ETA? ¿Encubridores? Tiene que ser algo que describa su falsa altura moral, y su colaboración con una inercia y un statu quo que otros, sus consentidos, defienden con gesto violento". ¿Jaleadores de la violencia?
Jesús Lillo es otro de los privilegiados que se ha enterado de los despidos de Puig, el ídolo de la izquierda, el salvador de la sanidad pública, el sermoneador de Ayuso. "A la calle, que está todo abierto". "En las comunidades en las que gobierna la derecha —apoyada por la ultraderecha, como reza y manda el catecismo— y procesionan las batas blancas sindicales esto representaría un atentado contra la ciudadanía y un paso más en el imparable desmantelamiento de la sanidad pública, pero allí donde teletrabaja la izquierda no deja de ser un avance en el camino del big data, el internet de las cosas, el social business, la movilidad y las nubes".
La Razón
"Sánchez quiere ser el pacificador de Cataluña como Zapatero con ETA". Sánchez lo que quiere es seguir en Moncloa. Hay que ser muy ingenuo para creer que los cuperos, los Arran, los puigdemonianos o rufianes van a convertirse en demócratas por ver a los golpistas en la calle. Y Sánchez es cualquier cosa menos ingenuo.
Dice Juan Ramón Lucas que "el indulto no va a aliviar el hambre insaciable del independentismo que seguirá reclamando amnistía y república. Tampoco aligerará de brumas ni borrará divisiones en la política y en la calle . No va a contentar a nadie el gobierno con los indultos, más allá de cierta izquierda abducida por el genio de Sánchez y la parte menos hiperventilada del independentismo". Que son cuatro gatos.
Marhuenda dice que "no es posible dialogar con aquellos que quieren destruir España. La experiencia demuestra que el único lenguaje que entienden los independentistas es la firmeza del estado de Derecho. No hay otro camino, porque nuestra debilidad es su fuerza. No voy a caer en el frentismo o la descalificación, porque Sánchez considera bienintencionadamente que hay que buscar una salida al conflicto que existe en Cataluña". Qué bonachón es Marhu, otorgar a Sánchez buenas intenciones en algo.