El resultado de las elecciones en la Comunidad de Madrid se ha convertido en el último motivo de discordia y escollo para que ERC y Junts per Catalunya (JxCat) alcancen un pacto que permita arbitrar un nuevo Govern de coalición separatista. Las lecturas de lo ocurrido este martes en las urnas madrileñas son diametralmente opuestas. En ERC están convencidos que la debacle socialista favorece las opciones de diálogo mientras que en JxCat creen que contribuirá a endurecer las posiciones de Gobierno y limitará sobremanera el alcance de la mesa bilateral.
Con miradas opuestas, el Consell per la República de Carles Puigdemont vuelve a ser el obstáculo para llegar a un pacto. En JxCat proponen reforzar esa entidad ante lo que consideran más que previsible enroque de Moncloa. Anticipan incluso una nueva ofensiva judicial contra el independentismo a raíz del ambiente político generado en la capital por los espectaculares resultados de Isabel Díaz Ayuso.
Los republicanos se niegan a aceptar la premisa de los neoconvergentes y menos aún que el Consell per la República pueda tener un papel relevante en el entramado institucional catalán. Confían, además, en las promesas del Ejecutivo sobre la reactivación de la mesa de diálogo y la tramitación de los indultos, expedientes que estaban aparcados hasta que pasaran los comicios autonómicos de Madrid.
Puigdemont y la repetición electoral
Si el pasado fin de semana había cierto optimismo tras la segunda "cumbre" en la cárcel de Lledoners, el ambiente se ha vuelto a enrarecer y envenenar. Carles Puigdemont y su entorno no descartan en absoluto la repetición de las elecciones, una convocatoria de la que creen que saldrían victoriosos. Antes tenían un motivo para esa especulación, la desaparición de la escena electoral del PDeCAT de Artur Mas y del Partido Nacionalista Catalán de Marta Pascal. Ahora manejan otro móvil, los efectos perjudiciales que pueda tener sobre el PSC el batacazo en Madrid.
En ERC creen que podrían evitar la repetición de las elecciones forzando a JxCat a cumplir la promesa dada por Jordi Sànchez, el secretario general de la formación neoconvergente, de apoyar la investidura de Pere Aragonès sin entrar en el Govern.
Las negociaciones siguen en el cansino bucle del papel de Puigdemont y su Consell en la reactivación del proceso separatista. En cuanto a la confección del nuevo Govern, JxCat recela de la estructura que plantea ERC con catorce consejerías y nuevas "titulaciones" como Cambio Climático (que iría a parar a Acción Exterior) y Feminismos. Al tiempo, los neoconvergentes proponen la fusión de Interior y Justicia. No son grandes avances precisamente, pero permiten a ERC confiar en un acuerdo sobre la campana (el plazo se agota el 26 de mayo) y a JxCat estirar la goma para obtener concesiones.