"Fernando Grande-Marlaska es un arribista, ascendió en la carrera judicial gracias al PP y luego se convirtió en ministro del Interior con el PSOE". Esta frase lapidaria resuena en las paredes de la Audiencia Nacional desde que Grande-Marlaska en un ejercicio de equilibrismo sin red decidiera en junio de 2018 cruzar desde la orilla popular a la socialista.
Muchos excompañeros suyos cuentan a Libertad Digital que de Grande-Marlaska "su buena fama como juez es inmerecida". "Siempre fue un bluf, limitado jurídicamente, pero inexplicablemente los medios de comunicación le subieron a los altares como un magistrado valiente y ejemplar", añaden. Todo ello, tras intervenir en causas judiciales muy mediáticas como el caso Faisán o el encarcelamiento de Arnaldo Otegi.
Fernando Grande-Marlaska nació en Bilbao en 1962 y se licenció en Derecho Económico por la Universidad de Deusto. Ingresó en la carrera judicial en 1988 y hasta el año 1989 prestó servicio en el Juzgado de Primera Instancia de Santoña (Cantabria). En 1990, se incorporó al Juzgado de Instrucción nº 2 de Bilbao donde ejerció como magistrado y presidente de la Sección Sexta de lo Penal de la Audiencia Provincial de Vizcaya.
En 2003 se traslada a Madrid como titular del Juzgado de Instrucción nº 36, y en 2004 llega a la Audiencia Nacional donde presta servicios en distintos Juzgados Centrales de Instrucción, siendo titular del nº 3 entre 2007 y 2012, año en el que es elegido presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional. Finalmente, en noviembre de 2013 es elegido vocal del Consejo General del Poder Judicial CGPJ.
En la actualidad, Grande-Marlaska es magistrado en servicios especiales de la Audiencia Nacional y por tanto, podrá volver a ocupar su plaza cuando deje de ser ministro en el Gobierno social-comunista de Pedro Sánchez si así lo desea. Mientras tanto, incluso sin estar ejerciendo como juez, sigue computando su antigüedad en la Sala Penal de la Audiencia Nacional.
¿Cómo ascendió con el PP y luego se pasó al PSOE?
Fuentes de su entorno cuentan a este diario cómo el magistrado consiguió convertirse en vocal del CGPJ gracias a los populares, antes de abrazarse a los socialistas.
"Grande-Marlaska tenía un vínculo afectivo con el catedrático de Derecho Civil y vocal del CGPJ, Vicente Guitarte, porque su esposa fue compañera suya de promoción. Guitarte era abogado del Colegio de Registradores y eso propició el encuentro entre Grande-Marlaska y los hermanos de Mariano Rajoy, Enrique y Mercedes. Precisamente con Mercedes Rajoy, ya fallecida, Grande-Marlaska trabó una gran amistad y ella consiguió que el PP le propusiera como vocal del Gobierno de los jueces", recuerdan.
Las mismas fuentes recuerdan que Grande-Marlaska "siempre defendió su propio proyecto personal de poder y pese a que contó con la ayuda del PP, nunca fue una persona de derechas". En este contexto, apuntan que sus resoluciones cuando ejercía como juez en la Sala de Gobierno del País Vasco "nunca dejaban de tener un tinte cercano a la izquierda nacionalista".
"En realidad, Grande-Marlaska nunca encajó con el PP porque compartía las ideas del PSOE", afirman. No obstante, esto no impidió que el actual ministro del Interior se acercara a los populares para escalar en su carrera judicial. "Se postuló para ser ministro de Justicia o fiscal general del Estado con el PP. De hecho, pedía a sus allegados que tenían vínculos con Rajoy que le hablaran bien de él con el objetivo de ser elegido para uno de estos puestos", aseguran.
A pesar de ello, Grande-Marlaska no consiguió saciar su ansia de poder y jamás fue propuesto para ser ministro de Justicia o fiscal general aunque aparecía en numerosas quinielas siempre que alguno de estos cargos estaba vacante. Precisamente, mientras se encontraba desarrollando su labor en el CGPJ un tanto asqueado, anhelando más acción, fue cuando le ofrecieron ser ministro de Interior con el PSOE.
De su etapa en el Poder Judicial, algunas fuentes consultadas la describen como "decepcionante". "La gente se esperaba otra cosa de él, no tenía principios, ni valores. Además, cometía muchos errores sintácticos en sus escritos. Eran incomprensibles y un gran ejemplo es el libro que publicó "Ni pena ni miedo" del año 2016.
En una vuelta de tuerca del destino casi surrealista, Grande-Marlaska no dudó en llamar hace unos días "banda criminal" al PP durante un acto de campaña del PSOE, aunque luego matizaba sus palabras. ¿El partido con el que ascendió judicialmente era una banda criminal? Sin duda, una afirmación para hacer reflexionar hasta al propio magistrado.
El ministro de los escándalos
Fernando Grande-Marlaska no ha cumplido ni 3 años en el cargo de ministro del Interior con el PSOE y muchos consideran que "está abrasado por todos los escándalos" que ha protagonizado en este breve periodo de tiempo.
El último escándalo se conocía este mismo sábado cuando trascendía a los medios de comunicación que Grande-Marlaska conocía que dos empleados de seguridad de Podemos fueron detenidos el pasado 15 de abril tras agredir a Policías en el mitin de Vox en Vallecas y sin embargo, se ocultó dicha información.
Quizá el más sonado haya sido el cese del coronel de la Guardia Civil, Diego Pérez de los Cobos, por no querer filtrar información a sus superiores sobre la investigación que efectuaba un Juzgado de Madrid por el 8-M. Tal y como publicó LD, después de que el Juzgado Central de lo Contencioso-Administrativo nº 8 de la Audiencia Nacional diera la razón a Pérez de los Cobos, los juristas consultados sostiene que dicha sentencia "exige una investigación penal al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, por al menos 2 delitos de prevaricación".
En las últimas semanas, Grande-Marlaska se situaba nuevamente en el ojo del huracán al justificar la 'patada en la puerta' de varios agentes de la Policía Nacional para irrumpir en un piso de la calle Lagasca de Madrid con un ariete y detener a 9 personas que celebraban una fiesta ilegal. Este incidente se viralizó en las redes sociales y abrió un debate en la opinión pública.
Especialmente dolorosa e indignante ha sido la política de Grande-Marlaska de acercamiento de presos etarras sanguinarios semanalmente. Por estos hechos, PP o VOX han solicitado en reiteradas ocasiones su dimisión inmediata. "Todo lo que sabía sobre el estado de Derecho se le olvidó cuando abrazó las siglas del PSOE", afirmaba la diputada popular Ana Vázquez.
Por su parte, la diputada de Vox, Macarena Olona, recordaba recientemente en una entrevista en Es la mañana de Federico en Esradio otro episodio polémica del ministro: "La indignidad de Marlaska comienza el 1 de agosto de 2018, cuando destituye al coronel Sánchez Corbí por advertir del agotamiento de los fondos reservados, en una maniobra ya organizada por el comisario Lenin".
Tampoco hay que olvidarse del escandaloso informe de la Jefatura Superior de Policía de Madrid filtrado a la prensa que contradecía la versión ofrecida por Ciudadanos sobre los incidentes registrados durante la manifestación del Orgullo en Madrid en 2019 y que negaba que se hubieran registrado "agresiones físicas", en contra de lo que sostenía la formación naranja.
A juzgar por los hechos, y nunca mejor dicho, parece que aliarse con el PSOE no le ha dado mucha suerte a Fernando Grande-Marlaska, por lo menos, por el momento.