Un paso más para alcanzar el sueño. Un paso más para olvidar la pesadilla. El programa de los submarinos S80 de la Armada está listo para alcanzar un nuevo hito fundamental: su puesta a flote para comenzar la pruebas de mar. Tocará el agua por primera vez la próxima semana, en un proceso que se realizará en privado, pero la celebración por todo lo alto ha tenido lugar este jueves en el astillero de Cartagena.
La expectación era altísima. Es por ello que la Familia Real en pleno ha estado en el acto. El rey Felipe VI, la reina Letizia, la princesa Leonor y la infanta Sofía. Precisamente ha sido la Princesa de Asturias la encargada de amadrinar al S81 Isaac Peral. Junto a ellos, una representación política y militar de alto nivel encabezada por la ministra de Defensa, Margarita Robles, y el presidente de Murcia, Fernando López Miras. Ni rastro de Pedro Sánchez, por cierto.
Los planes iniciales establecían que la primera unidad debería haber entrado en servicio en el año 2013. La previsión actualmente es que, si todo marcha bien, pueda ser entregado a la Armada en 2023 y esté operativo unos meses después. Una década de retraso en el que los problemas no han parado de surgir, pero es que el reto de construir desde cero un submarino no es nada fácil y algunos expertos equiparan su dificultad a la de una nave espacial.
Hasta ahora sólo nueve países del mundo habían sido capaces de afrontar con éxito el reto de diseñar y fabricar un sumergible militar. Se trata de Estados Unidos, Rusia, Alemania, Francia, Reino Unido, Suecia, Japón, China y Corea del Sur. Desde este momento España se incorpora a este selecto grupo. Y con la vista no sólo en las Fuerzas Armadas patrias, sino también con la ambición de salir al mercado para exportar unidades a cualquier parte del mundo. El concurso de la India está ahora en el objetivo de la empresa pública Navantia.
El mejor submarino convencional
Las características técnicas del mismo lo convierten en el mejor submarino convencional del mercado, sólo superado por los sumergibles nucleares, aunque tiene el hándicap de que no está todavía en servicio en ninguna marina. El sumergible tiene una eslora de 81 metros, un casco resistente de 7,3 metros de diámetro, desplaza 2.965 toneladas en inmersión y su cota máxima operativa es superior a los 300 metros.
Su sistema de armas incluye seis tubos lanzatorpedos y capacidad embarcar misiles y minas. De hecho, está preparado para trabajar sin problema con temidos misiles Tomahawk, de fabricación estadounidense. Incluye asimismo la capacidad para atacar objetivos terrestres, una capacidad que hoy en día está prácticamente restringida a los submarinos nucleares. También destaca por su baja huella magnética y acústica.
Pero si hay algo que destaca por encima de todo es su Sistema de Propulsión Anaerobia (AIP, por sus siglas en inglés), que le permitirá estar sumergido durante unos 20 días, algo solo superado por los nucleares. El citado sistema permite generar agua y electricidad a cualquier profundidad gracias a un sistema de pila de combustible donde el hidrógeno (H2) y el oxígeno (O2) se combinan para producirlos.
Su alta tecnología le permite estar operado por 32 tripulantes (8 mandos y 24 efectivos entre suboficiales y marinería), menos de la mitad de que 65 tripulantes que necesitan en estos momentos los submarinos de la clase 70 de la Armada española. Tendrá espacio también para albergar a otros ocho inquilinos, una cifra que está pensada para poder transportar a un equipo de operaciones especiales.
En el S80 no es oro todo lo que reluce
Pese a que estas características técnicas le convierten en un submarino excelente, en verdad no es oro todo lo que reluce. La realidad es que el sistema AIP no terminó de estar operativo a tiempo para ser introducido con seguridad dentro del caso de las dos primeras unidades. Es por esto que tanto el S81 Isaac Peral como el S82 Narciso Monturiol no contarán con el mismo de partida y se les tendrá que instalar a posteriori.
Exactamente, se les incorporará durante su primera gran carena, un proceso de mantenimiento en el que el sumergible es sacado del agua para ser desmontado prácticamente en su totalidad, con el objetivo de revisarlo pieza a pieza. Sí saldrán del astillero de Navantia con este sistema los otros dos submarinos pedidos (S83 Cosme García y S84 Mateo García de los Reyes).
Otro punto llamativo, no referente al desarrollo del sumergible, pero sí relativo a su uso por parte de la Armada es que, pese a que está preparado para los misiles Tomahawk, la realidad es que en estos momentos no hay previsión de que puedan comprarse debido a la delicada situación económica por la que pasan desde hace una década las FAS españolas. De inicio, el misil estrella que tendrán que usar los marinos patrios será el Harpoon.
La difícil situación submarina de la Armada
El retraso acumulado por el programa del S80 ha puesto en una situación difícil a la Armada en lo que al arma submarina se refiere. La idea inicial es que estos sumergibles pudiesen entrar en servicio con los de la clase S70, pudiendo convivir algunos de ellos durante varios años, incluso encargándose un quinto y sexto S80 según se fueran dando de baja los S70, algo que no ha sido posible.
De hecho, a principios de este siglo XXI, cuando se empezó a idear el proyecto de los S80, la Armada tenía ocho submarinos operativos. Exactamente, cuatro de la clase 60 y cuatro de la clase S70. Las cuatro unidades del primer tipo fueron dadas de baja entre 2003 y 2006. Otros dos de la clase S70 han sido dados de baja en 2012 (S72 Siroco) y 2020 (S73 Mistral). En la actualidad sólo hay uno operativo (S74 Tramontana), ya que la quinta gran carena del S71 Galerna está yendo con retraso.
La previsión ahora mismo, como ya se ha comentado anteriormente, es que el S81 Isaac Peral pueda estar operativo en la Armada a finales del año 2023. El S82 Narciso Monturiol está previsto para finales de 2024, mientras que los dos sumergibles con AIP de inicio llegarían durante el año 2026 (S83 Cosme García) y 2028 (S84 Mateo García de los Reyes.