El prófugo Carles Puigdemont ya no sabe qué hacer para recaudar dinero con el que financiar su tren de vida y su mansión en Waterloo, razón por la que ha recurrido a una nueva versión del timo de la estampita, un DNI catalán expedido por el fantasmal Consell per la República, el organismo a través del que quiere tutelar al próximo gobierno catalán.
Después de tres años de su constitución y sin haber adoptado ninguna iniciativa, Puigdemont pretende ahora que el Consell se convierta en una oficina virtual que extienda documentos de identidad para los fans a doce euros el cartón.
El propio Consell admite que el DNI catalán no servirá para nada, salvo para votar iniciativas y propuestas y tal vez para obtener descuentos en productos cuatribarrados y estelados. Eso sí, será de bambú, un material ecológico y biodegradable. Nada que ver con el ominoso y represivo plástico del DNI de verdad. Otra diferencia es que el carnet separatista no caducará nunca, aunque se podrá renovar, pagando, todas las veces que se quiera. Además, habrá una versión digital del carnet, un código QR a seis euros, que permitirá ejercer todas las funciones de la versión física, que son ninguna de momento.
Con esta iniciativa Puigdemont y sus adláteres en Bruselas, Toni Comín, exconsejero de Salud, y Lluís Puig, de Cultura, pretenden dar a entender que el Consell per la República está vivo y activo y puede servir para algo precisamente en el momento en el que ERC y Junts per Catalunya (JxCat) negocian la constitución de un nuevo gobierno separatista.
El Consell es uno de los escollos de las reuniones, toda vez que el partido de Puigdemont, JxCat, pretende que dicho organismo se convierta en el ente que conduzca los próximos pasos del proceso separatista y tutele a la vez al Govern. Para ello, Puigdemont está dispuesto a reformular la cúpula del Consell e incluir a un representante de cada partido independentista así como de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural.
En ERC observan con sumo recelo e inquietud las maniobras de Puigdemont y se niegan a aceptar que su "chiringuito" privado ejerza ningún tipo de papel en el proceso y en el entramado institucional de la Generalidad.