Según declaró Marta Ferrusola en el Parlament de Cataluña al poco de confesar su marido que era un evasor fiscal, la colección de coches de su hijo mayor no valía gran cosa. Se trataba, alegó, de un montón de chatarra que su vástago había rescatado de los desguaces. En suma, todo aquello de los deportivos del chico era una suerte de leyenda urbana que atribuía a Jordi Pujol Ferrusola la posesión de una flota de jeque dubaití o mafioso ruso.
El propietario, alias JPF, Junior o El Nen, no exageraba tanto como su madre, pero aseguraba haber conseguido la mayoría de los coches a un precio de saldo, prácticamente regalados. En un primer momento, el juez Pablo Ruz reclamó información de seis vehículos, un Jaguar E-Type, un Ferrari F-40, un Lotus Elan, un Mercedes 230 y dos Porsche. Pero la colección incluye cinco modelos más de alta gama, un Ferrari 328, un Ferrari Testarossa, un Lamborghini Miura, otro Lamborghini Murciélago y un Mercedes McLaren. La guinda, un coche con más valor sentimental que real, un Seat 600 Abarth.
Ahora, el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz ha autorizado la subasta de los vehículos a petición de su dueño. De la docena de coches, se han tasado nueve con los siguientes precios: Lamborghini Miura (816.000 euros); Ferrari F40 (300.000 euros); Lamborghini Murciélago (250.000 euros); Jaguar E-Type 3.8 Roadster (148.000 euros); Ferrari Testarossa (120.000 euros); Ferrari 328 GTS (77.500 euros); Mercedes-Benz SLR McLaren 0128-DSN (62.725 euros); Mercedes Benz 230SL (56.500 euros); y el Lotus Elan (14.400 euros). Han quedado sin tasar el 600 y dos Porsche, un 911 S Targa y un 356 B.
Según explicaba Jordi Pujol Ferrusola a quien quisiera creerle, el Jaguar lo obtuvo por 3.000 euros. Por cada modelo de Ferrari no pagó más de 20.000 euros. Por uno de los Lamborghini dijo haber abonado 25.000 euros, una décima parte de su precio de mercado. Por el más caro de todos, el Miura, JPF pagó noventa mil euros, otra auténtica ganga.
La colección está a buen recaudo en un garaje de la localidad barcelonesa de Teyá y con su venta Jordi Pujol Ferrusola pretende hacer frente a la responsabilidad civil en caso de condena. Sin embargo, es más que previsible que esos 1,8 millones no sean suficientes. En realidad se trataría de una cantidad ínfima en comparación con lo que se puede llegar a exigir a los Pujol por sus años de negocios al margen de la ley.